Granos perdidos: el costo invisible para el campo argentino
Durante la apertura del evento, el presidente de la entidad, Roberto Rotondaro, fue tajante: “Las brechas en el uso de nutrientes siguen siendo enormes, sobre todo en cultivos como el maíz”.
Advirtió que la falta de inversión adecuada en fertilización ha costado caro al país: unas 40 millones de toneladas de granos no se produjeron debido al manejo ineficiente de los suelos. Esta cifra representa no solo una pérdida para el productor, sino también para la economía nacional y la seguridad alimentaria.
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“La dosis media hoy es de apenas 2 a 3 kilos por hectárea", dijo sobre el uso de azufre el titular de la entidad organizadora.
Argentina y su deuda con el suelo: impacto en la calidad de los cultivos
En un repaso histórico, Rotondaro destacó que el uso de fertilizantes en Argentina creció en promedio un 8% anual durante las últimas tres décadas, aunque con altibajos. A pesar de ese avance, la adopción sigue lejos de los niveles necesarios.
El caso del azufre es paradigmático: “La dosis media hoy es de apenas 2 a 3 kilos por hectárea, cuando sabemos que es un nutriente económico y altamente efectivo”, afirmó. Allí, señaló, hay una enorme oportunidad de mejora.
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El deterioro no es solo cuantitativo, sino también cualitativo. Así lo expresó Esteban Ciarlo (Fertilizar AC-FAUBA) en el panel “Fósforo: ¿Ver o no ver?”, donde se alertó que Argentina pierde en promedio 6 kilos de fósforo por hectárea al año. Esta pérdida equivale a casi 200.000 toneladas anuales, en un país que depende de la importación de este nutriente. La reposición actual apenas alcanza el 53%, dejando a amplias regiones —incluyendo la Región Pampeana, NOA y NEA— al borde de la deficiencia estructural.
Agricultura sustentable en Argentina: claves para recuperar nutrientes
Más allá del rendimiento agrícola, el impacto también alcanza a la salud humana. En el panel “Una salud: nutriendo suelos, cultivos y personas”, el investigador Miguel Taboada (FAUBA) conectó el estado del suelo con la calidad de los alimentos que llegan al plato. “Muchos cultivos han perdido entre 9 y 38% de sus niveles de micronutrientes esenciales en las últimas décadas”, señaló, y advirtió que la deficiencia de minerales como el zinc podría comprometer no solo la fertilidad de los suelos, sino también la nutrición humana.
La solución, coincidieron los expertos, no pasa únicamente por aplicar más fertilizantes, sino por hacerlo mejor. Para ello se promueven prácticas como el uso de biofertilizantes y bioestimulantes —cuyo consumo creció exponencialmente en los últimos cinco años—, el empleo de fertilizantes de liberación lenta, y sobre todo, el enfoque de las 4R: fuente correcta, dosis correcta, momento correcto y lugar correcto.