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Política universidad | Javier Milei | Universidad Nacional del Litoral

La universidad pública educa al 80% de los estudiantes del país: ¿se puede achicar?

En los últimos diez años, la matrícula creció un 71% y el sistema público experimentó un crecimiento del 40% en pregrado y grado. Crisis civilizatoria: ¿el futuro se financia con la nuestra?

Un argentino bien nacido y bien adoptado por la primera madre patria, España, nos decía hace unos pocos meses: “Acá en Madrid me preguntan cómo puede ser que un país donde existió una especie de Estado de Bienestar llamado peronismo, que tiene las tasas de alfabetización (la primera, la segunda corre por cuenta de la tele, el celu y de Tik Tok) más altas de América Latina y cinco premios Nobel surgidos de la universidad pública, haya ungido un presidente que hizo campaña gritando con una motosierra y odia la democracia y a todos los que no piensan como él”.

¿Y qué les respondés?, pregunté mientras sacaba un anotador analógico y una birome. “Si pudiera contestar eso sería el sexto Nobel y estaría dictando conferencias por el mundo”. La respuesta no se anota, pero me sirve.

Porque no es Javier Milei, no se trata de un presidente, sino de una agenda encarnada en millones, o en alguien que es la expresión multitudinariamente votada de una época en la que se puede odiar y empobrecer a plena luz del día y gozar con sus efectos. O decir que “yo no tengo por qué lidiar con las emociones, yo trabajo con números, con la realidad”.

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En en marco de la marcha universitaria del 23 de abril, hubo convocatorias masivas en la ciudad de Buenos Aires y en todo el país.

En en marco de la marcha universitaria del 23 de abril, hubo convocatorias masivas en la ciudad de Buenos Aires y en todo el país.

Pues bien, serán datos y no emociones, obtenidos de la última Síntesis de Información de Estadísticas Universitarias, del Ministerio de Educación de la Argentina. Ese país en donde hace años dirigentes presidenciables, genios de la rosca política, declaran sin emociones cosas como estas:

  • “Hoy tenemos una Ley (de Educación Superior, aún vigente) que pone a la universidad en sintonía con el empresariado, que es la clase que tiene un proyecto de país”.
  • “Para qué quieren tantas universidades, si todos saben que nadie que nazca en la pobreza hoy llega a la universidad”.
  • “Qué es esto de universidades por todos lados, son más cargos por todos lados, hay que terminar con eso” (dicho en plena UBA).
  • “Las universidades son un kiosco permanente, con una burocracia extrema” (poniendo como ejemplo a la UBA y a la Universidad Nacional del Litoral).
  • “Lágrimas de zurdos” (sobre la Marcha Nacional Universitaria) o “en las universidades hay puro adoctrinamiento socialista, son enemigos de las ideas de la libertad”.

Por orden de aparición, puede verse el linaje y la coincidencia ideológica que selló el pacto electoral del balotaje: Carlos Menem (que hoy tiene una agrupación con su nombre en la Universidad Torcuato Di Tella), María Eugenia Vidal, Patricia Bullrich, Mauricio Macri y Javier Milei. Pero veamos algunas cifras, datos, despojados de interpretaciones forzadas y “emocionalidades ideologizadas”.

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No hay privada sin pública: el mito de la inteligencia del mercado educativo

En Argentina hay 112 universidades y 20 institutos universitarios. Entre las primeras, la oferta estatal es de 62 y la privada de 50. En lo que hace a los institutos de altos estudios la relación se invierte a favor de los privados: cinco contra 14.

Universidades en Argentina segun tipo de gestión.jpeg

En total, la oferta académica pública representa el 57,7%, en cierta paridad con el sector privado, pero dentro de esos números hay diferencias importantes.

Si analizamos por tamaño de casas de estudio, que está en directa relación con la matrícula que pueden gestionar, observamos el siguiente gráfico.

Universidades publicas y privadas.jpeg

Las instituciones de gestión pública grandes multiplican por 10 a las de gestión privada y, si se consideran las medianas y grandes, más que la triplican, lo que tiene un impacto directo en la cantidad de estudiantes de grado y pregrado que concentra cada sector.

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Para poner la relación en números enteros positivos (ninguna falacia emocional ad hominem): el total de les alumnes de grado y pregrado en las instituciones de gestión pública es de 2.065.115, contra 484.674 en la educación superior privada, es decir cuatro veces más. Y si repasamos las nuevas inscripciones, las diferencias se mantienen: 556.628 de las estatales contra 154.071 de las privadas.

¿Razones? La amplitud y cobertura territorial del sistema de gestión pública, la accesibilidad económica y el prestigio.

El prestigio que conceden –no sólo los cinco premios Nobel que bien podrían ser una gloriosa excepción– sino el que le confiere el ranking latinoamericano elaborado por la consultora QS (que releva 1.300 universidades de todo el mundo) y The World University Rankings 2024 (elaborado por una ONG fundada en 2024 y que releva estadísticas globales).

Allí, la UBA, que les libertaries sindican como una guardería burocrática para adolescentes ideologizados, figura primera en Iberoamérica y se mantiene entre las 100 mejores a escala mundial, superando a la Universidad de San Pablo (Brasil) y a la UNAM de México. Estas dos últimas poseen presupuestos que triplican y cuadruplican al que dispone la UBA con sus 13 facultades.

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Para seguir aclarando, estos rankings ponderan no sólo cantidad de ingresantes, estudiantes y graduados, sino la reputación académica (30% de la valoración final), la reputación entre empleadores (15%) y la empleabilidad y sostenibilidad de sus egresados (10%), es decir que no configuran prejuicio ni interpretaciones subjetivas: datos, resultados, realidades, sin lidiar con emociones.

Por citar una privada de prestigio y con un observatorio social citado por su seguimiento sostenido de estadísticas sociales (pobreza, indigencia, desempleo): la Pontificia Universidad Católica Argentina aparece en el puesto 481, en buena medida por la buena relación entre cantidad de profesores y alumnos en cursada y la empleabilidad de sus graduados.

¿Cuál es la ubicación de las universidades situadas en la provincia de Santa Fe? La Universidad Nacional de Rosario se ubica en el puesto 951, la Universidad Nacional del Litoral en el 1.201 y la flamante Universidad Nacional de Rafaela aún no ingresa entre los primeros 2.000 puestos.

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Por cantidades de altas casas de estudio, por cobertura territorial y prestigio académico, con todas las defecciones y restricciones presupuestarias, las universidades de gestión pública captan más del 80% del total de estudiantes, con importantes vasos comunicantes con el sector privado que pueden presentarse con el testimonio de un docente de la privadísima Torcuato Di Tella durante la última Marcha Federal Universitaria: “Nos adherimos porque la campaña de desprestigio y acoso financiero afecta a todo el sistema universitario y muchos de nosotros enseñamos en privadas y públicas, sin el aporte de profesionales egresados de las universidades públicas las privadas no tendrían los excelentes profesores que tienen”.

90 docentes de la Di Tella, la de San Andrés y la Universidad Argentina de la Empresa se pronunciaron por escrito y marcharon contra un gobierno que logró lo que ni Menem ni Macri pudieron: juntar la angustia de niñes ricos y niñes de clase media o pobres, mezclar lágrimas de diestros, zurdos e independientes, para enfrentar un ajuste fiscal que deja a las universidades al filo de la parálisis o el cierre.

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M´hijo el dotor: hacen en nueve lo que podrían hacer en cinco

En los 90, Carlos Menem aplicaba el programa de los dueños con los votos de la gente y proponía un plebiscito nacional para arancelar la universidad pública (además de implementar la objetable y aún vigente Ley de Educación Superior).

La carnada era una pregunta que hoy los libertarios repiten como más les gusta: a los gritos. ¿Cuántos egresados hay en relación con los estudiantes regulares? ¿Cuánto de la nuestra cuesta un doctor, un arquitecto, un abogado o peor aún… un periodista?

Veamos la tasa de egresos según el informe que presentamos en esta nota, desagregando según dos variables: tipo de gestión y género.

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El tiempo teórico estimado es de cinco años para ofertas de pregado y grado, que oscilan entre una tecnicatura de tres y una licenciatura de cinco o seis años. Y la conclusión es que mientras la cantidad de estudiantes se incrementa un 39,7% interanual (2020/2021) hay una extensión de nueve años para el egreso, que casi duplica el tiempo estipulado.

Esta tasa de egresos está por debajo de las que exhiben países latinoamericanos con sistemas mucho más restrictivos económica y racialmente (sin que nadie se ofenda, en perjuicio de afrodescendientes y pueblos originarios), como Chile (32%) y Brasil (33%).

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Hay variables intervinientes que inciden en esas tasas: la necesidad de estudiar y trabajar a la vez en función de las realidades económicas de cada país, la configuración y planificación familiar de los y las estudiantes, las restricciones académicas de ingreso y egreso.

Otro dato que no debiera enturbiarse con sobre interpretaciones y emociones violentas: la abrupta caída del presupuesto universitario que venía recuperándose desde 2020. El cuadro incluye la estimación anual a valores de 2024 y los anuncios para 2025.

Presupuesto universitario 2020 a 2025.jpeg

Vale decir que en vez de discutir cómo mejorar el rendimiento de los principales indicadores del sistema universitario, cómo optimizar la relación entre estudiantes y egresados pensando en la realización profesional y personal de los y las jóvenes argentinas (y beneficio para los mercados en los que se insertan, por cierto), lo que campea es el ajuste por prejuicio y revancha ideológica, por imperio del dato que manda ajustar sin prestar atención más que a la realidad de los números.

Hoy nos confiesan que la sensibilidad social es cosa de débiles políticos, zurdos emocionales de la vida, que pese a todo se defienden marchando y acaban de proclamar un nuevo paro universitario de 48 horas, convencidos de que emoción mata dato, y que las correcciones estructurales los mejoran.