Este postre combina una textura cremosa con una capa crocante, logrando un contraste perfecto en cada cucharada. Aunque existen versiones más elaboradas, con apenas tres ingredientes se puede lograr una crème brûlée casera que no tiene nada que envidiarle a la de un restaurante.
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Los tres ingredientes que necesitás
Para hacer una versión básica pero deliciosa de esta receta francesa solo necesitás:
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Crema de leche (nata): 500 ml
Yemas de huevo: 4 unidades
Azúcar: 100 g (más una cucharada extra por porción para caramelizar)
Si querés darle un toque más aromático, podés sumar una pizca de esencia de vainilla o incluso usar una chaucha natural, pero no es indispensable.
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Es un típico postre francés.
Cómo se prepara la crème brûlée paso a paso
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En un bowl, batí las yemas con el azúcar hasta que la mezcla esté cremosa.
Calentá la crema de leche en una olla hasta que esté a punto de hervor, y agregala lentamente a la mezcla de yemas, sin dejar de batir.
Colá la preparación y volcala en moldes individuales aptos para horno.
Cociná a baño maría, en horno precalentado a 150°C, durante 45 minutos o hasta que esté firme en los bordes y apenas temblorosa en el centro.
Dejá enfriar a temperatura ambiente y luego llevá a la heladera por al menos 2 horas.
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El toque final: azúcar quemada
Antes de servir, espolvoreá una fina capa de azúcar sobre la superficie de cada porción y quemala con un soplete de cocina o bajo el grill del horno durante unos segundos, hasta que se forme una costra dorada y crocante. Ese contraste entre lo frío y lo crocante es lo que hace de la crème brûlée un postre único.