menu
search
Sociedad Hospital Orlando Alassia | Santa Fe | pandemia

Payasos y hadas roban sonrisas de niños y niñas en el Hospital Orlando Alassia de Santa Fe

El grupo Cuenta Conmigo nació para dar respuesta a familias de niños que llegaban a internarse en oncología. Hoy brindan su tiempo en Hospital Orlando Alassia.

Dos veces por semana, los pasillos del Hospital Orlando Alassia de la ciudad de Santa Fe se llenan de juegos y alegría. Es por la presencia del grupo Cuenta Conmigo de Manos Abiertas, un movimiento no religioso pero de inspiración jesuita, que tiene como misión robar sonrisas.

También se proponen llevarles la plaza y el teatro al hospital y a la vez, acompañar a los padres. Este espacio nació para dar respuesta a una realidad concreta. Hace nueve años, llegaban pequeños a internarse en oncología del viejo hospital Iturraspe. Venían con su familia, generalmente del norte de la provincia, sin conocer la ciudad ni su gente y se sentían perdidos.

El grupo Cuenta Conmigo se comprometió con esta realidad. “Tomarnos un cafecito con esa madre que se había subido a una ambulancia de urgencia, llevando solo lo puesto y conversar. Escucharla y ver cómo podemos ayudar”, cuenta Silvia.

LEER MÁS ► La fuerza de las mujeres ante una enfermedad

“La tarea es intensa, se piensa estratégicamente y estamos muy organizados. Hay distintos grupos, uno se ocupa de la decoración, otro de los juegos y otros son padrinos. Ni siquiera la pandemia nos frenó. Eso fue casi milagroso, los enfermeros tuvieron un rol protagónico, llevaban el dispositivo y nos enganchaban con los chicos por zoom”.

Ser responsables y comprometidos

Voluntarios de distintas edades se preparan cuidadosamente para la tarea. Luján detalla que antes de ingresar deben colocarse vacunas como medida de precaución. “Llevamos barbijos y nos cambiamos, todo está debidamente esterilizado. Nos lavamos las manos y recorremos los pasillos”.

cuenta conmigo santa fe1.jpg
No sólo son payasos, también se convierten en hadas madrinas que cumplen sueños

No sólo son payasos, también se convierten en hadas madrinas que cumplen sueños

Estas almas amorosas ayudan al personal hospitalario y cortan la monotonía de la tarde. Al llegar encuentran pasillos oscuros, pero de a poco, las luces se prenden, las ventanas levantan sus persianas y comienzan a jugar. Se ponen pelucas, narices de payasos y vinchas de flores que a los chicos les encanta.

No sólo son payasos, también se convierten en hadas madrinas que cumplen sueños. Andrea recuerda que “a un niño en cuidados paliativos le preguntaron cuál era su deseo y dijo: “comer un asado”. Inmediatamente una familia del grupo se lo trajo”.

Si se quiere se puede

Esta obra de amor tiene sus desafíos porque los chicos no salen de la habitación y los voluntarios no pueden entrar, salvo en situaciones especiales. “Jugamos desde el pasillo con barbijo. Hay veces que la puerta está abierta y nos acercamos un poco más. No es simple, debemos alzar la voz y transmitirles nuestro cariño, como podemos”, relata María Ivón.

"Hace un tiempo hicimos una videollamada con un niño que tenía Covid -continúa- y contábamos cuentos con mímicas. Vamos improvisando de acuerdo a la edad y gustos, muchas veces ellos te dicen a qué quieren jugar y nosotros le seguimos la corriente. Hacemos lo que nos piden, por eso los llamamos 'patroncitos'. Estamos a su servicio”.

cuenta conmigo santa fe4.jpg
Dos veces por semana, los pasillos del Hospital Orlando Alassia de la ciudad de Santa Fe se llenan de juegos y alegría.

Dos veces por semana, los pasillos del Hospital Orlando Alassia de la ciudad de Santa Fe se llenan de juegos y alegría.

Pero no siempre los niños están de humor o se sienten bien, hay días en que no quieren participar de nuestras actividades. “Somos respetuosas y no insistimos, entendemos y volvemos después. Pensamos, por lo menos le damos la posibilidad de decir a algo que no. En el hospital los pinchan y trasladan todo el tiempo”.

Hay quienes no quieren ver a los chicos en etapas de sufrimiento y por eso eligen ser padrinos. Este grupo realiza las tareas que condicionan la llegada de los voluntarios. Para Pascuas, por ejemplo, elaboraron huevitos que llegaron a sus destinatarios en una búsqueda del tesoro. Los padres fueron cómplices y partícipes de esconder y hacer un plano de la habitación donde el chico tuvo que ir buscando pistas.

“Cuando algo se necesita los padrinos lo consiguen. Son manos generosas que están siempre atentos a las necesidades que surgen”, comenta Andrea.

Y la magia se hace presente en el hospital Orlando Alassia

Padres, enfermeros y personal de limpieza también juegan y se divierten. En ocasiones se transforman en sapos saltarines; otras son congelados y no se pueden mover. Transforman los elementos que usan y así el catéter es un superpoder, o bailan al sonido de la máquina.

Nuestro objetivo es amigarlos con lo que viven y llenar de magia el entorno, que en definitiva, la tiene porque los está curando”, reflexiona Amparo.

cuenta conmigo santa fe3.jpg
Esta obra de amor tiene sus desafíos porque los chicos no salen de la habitación y los voluntarios no pueden entrar, salvo en situaciones especiales.

Esta obra de amor tiene sus desafíos porque los chicos no salen de la habitación y los voluntarios no pueden entrar, salvo en situaciones especiales.

El grupo recibe capacitación de profesionales para saber qué hacer o decir cuando el enfermo o su familia tiene necesidad de hablar sobre el momento que está transitando.

“Si el niño vuelve a su casa a vivir sus últimos días, lo conveniente es escucharlos de manera atenta y amorosa y no preguntar, acompañarlos con una sonrisa, una mirada o un abrazo, eso es suficiente. Y si llega el día en el que se les saca el catéter, organizamos una fiesta que llamamos “Chau Cateter” donde hay regalos, carteles y globos, lo mismo en los cumpleaños”.

La sangre para los chicos es vida, por ello Cuenta Conmigo cita a la gente a donar en el Colegio Inmaculada tres veces al año. Ahí las personas pueden registrarse como donante de médula ósea.

“Son colectas muy exitosas a las que asisten alrededor de 80 personas. Se hacen en un ambiente totalmente distendido, con música, globos y buena onda. Los padrinos preparan desayuno para todos”.

Servir te cambia la vida

Las mujeres de Manos Abiertas se muestran satisfechas con ellas mismas porque ponen su tiempo, cuerpo y mente, al servicio del prójimo. Observando, aprenden el valor de las pequeñas cosas; de una sonrisa, de un momento, de estar atento y listo para conseguir algo que se necesita.

“Salís de la cotidianeidad de la propia vida y te centra en lo importante. Por otro lado, te enfrenta a una realidad como el cáncer y si bien uno se sensibiliza ante la enfermedad de un niño, me ha servido esta experiencia para tomarlo de otra forma y naturalizarlo como parte de la vida”, relata Andrea y continúa.

cuenta conmigo santa fe2.jpg
El grupo recibe capacitación de profesionales para saber qué hacer o decir cuando el enfermo o su familia tiene necesidad de hablar sobre el momento que está transitando.

El grupo recibe capacitación de profesionales para saber qué hacer o decir cuando el enfermo o su familia tiene necesidad de hablar sobre el momento que está transitando.

“Los niños ante el cáncer son muy sabios, algunos dicen estoy enfermo y nada más, lo aceptan y ya. Son curiosos y te cuentan lo que le hicieron y porque, donde tienen el catéter y cuando se lo van a sacar. Ellos piensan en que van a comer cuando salgan, que van a hacer con sus hermanos, cómo van a festejar su cumpleaños. Miran para adelante sin reflexionar demasiado", comentan.

Y concluyen: "Son pequeños maestros que te enseñan la importancia de una sonrisa. Cuando un niño ríe, esa sonrisa tiene un gran peso, se prende una luz y sentimos que lo que hacemos tiene sentido, ese es nuestro objetivo”.