La clave está en cocinar los chorizos lento, a fuego bajo y sin pincharlos. Puede parecer simple, pero muchos cometen el error de meterlos sobre brasa fuerte o abrirlos para “que larguen el jugo”. Eso lo único que logra es que se sequen por dentro y pierdan todo el sabor. En cambio, si los cocinás despacio, la grasa interna se derrite y los va hidratando desde adentro.
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Un recurso que usan muchos asadores experimentados es el de sellar primero el chorizo con calor medio y después taparlo o envolverlo en papel aluminio. Así se genera un efecto tipo horno que lo cocina parejo sin que explote la piel ni pierda jugos. Esto también ayuda a que la tripita quede firme pero sin romperse, algo clave para una buena mordida.
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Los chorizos son infaltables en un asado.
Los puntos clave para que el chorizo te salga perfecto:
Si querés lograr que el chorizo quede con mucho sabor, estos tips pueden ayudarte a lograrlo y encantar a todos tus invitados.
- No lo pinches: así conservás todos los jugos.
- Usá fuego bajo o medio: nunca sobre brasa fuerte.
- Sellalo y después cocinalo tapado: mantiene la humedad interna.
- Dale tiempo: un buen chorizo puede tardar 25-30 minutos en hacerse bien.
- No lo abras antes de servir: que cada uno lo corte en su pan.
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En definitiva, el secreto no es ningún ingrediente raro ni una receta mágica: es respetar los tiempos y entender cómo trabaja la grasa del propio chorizo. Cocinado así, te asegurás un resultado espectacular: crocante por fuera, húmedo por dentro, y con ese sabor que hace que el choripán argentino sea un clásico imbatible.