Laura Tarabella fue electa rectora de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y será desde marzo del 2026 la primera mujer en conducir la institución centenaria en Santa Fe. Geógrafa, docente e investigadora, con una extensa trayectoria en la gestión universitaria, asumirá el máximo cargo de conducción tras haber sido decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales durante dos períodos consecutivos.
Tarabella no nació en la ciudad de Santa Fe. Es oriunda de San Vicente, una localidad ubicada a unos 100 kilómetros de la capital provincial.
En diálogo con AIRE, repasó su recorrido personal, reflexionó sobre el rol de las mujeres en la universidad, analizó cómo se atravesaron la pandemia y la crisis de financiamiento, y delineó los ejes de continuidad y transformación que proyecta para su gestión.
Del interior de Santa Fe a conducir una de las universidades más importantes
Tarabella no nació en la ciudad de Santa Fe. Es oriunda de San Vicente, una localidad ubicada a unos 100 kilómetros de la capital provincial. Según relató, llegó a Santa Fe a comienzos de los años noventa para iniciar sus estudios universitarios, en un contexto que definió como “muy complejo”, marcado por crisis económicas, incertidumbre laboral y procesos inflacionarios.
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“Con mucho esfuerzo de mi familia pude continuar los estudios en Santa Fe”, recordó. Contó que compartía vivienda con otros estudiantes, que trabajó durante los veranos y que, ya como estudiante, tuvo la posibilidad de desempeñarse como ayudante alumna, realizar pasantías y adscripciones.
“Santa Fe me adoptó y yo adopté a Santa Fe”, afirmó, aunque aclaró que conserva una identidad fuerte vinculada al interior provincial. “Me reconozco también con esa identidad de los departamentos del oeste santafesino, por la fuerza identitaria que sostiene, lo que implica la perseverancia, el esfuerzo y el trabajo”, expresó.
En ese marco, subrayó que su recorrido personal está atravesado por la educación pública: “Soy una mujer formada y transformada por la educación pública y la universidad pública”.
¿A quién eligió la Asamblea Universitaria?
Consultada sobre su elección como rectora, Tarabella sostuvo que no se trató de un hecho aislado, sino de un proceso institucional. “Fueron procesos de discusión, de trabajo articulado, de quienes confiaron en la propuesta, me ayudaron incluso a construirla, y también de quienes plantearon su disidencia, porque es saludable que haya diferencia”, señaló.
Sobre el respaldo obtenido en la Asamblea Universitaria, destacó “la contundencia del apoyo” a su candidatura. Al ser consultada sobre a quién eligieron los asambleístas, respondió: “Eligieron, por un lado, una propuesta que recuperaba la historia de una universidad centenaria, sus bases y logros, pero que incorporaba los nuevos desafíos y las necesidades de transformación”.
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Al mismo tiempo, agregó: “También eligieron a Laura, porque la conocen a Laura”. En ese sentido, repasó su trayectoria en la gestión universitaria: su paso por la Secretaría Académica del Rectorado, su desempeño como consejera directiva, directora de carrera y decana, roles que —según explicó— le permitieron conocer de manera directa a todas las unidades académicas y espacios institucionales.
“Hay un proyecto colectivo que me lleva a asumir este liderazgo, pero también un conocimiento y una confianza en la persona para hacerme rectora”, resumió.
Ni abogada, ni arquitecta: una mujer geógrafa al frente de la UNL
La elección de Tarabella implica que, por primera vez, una mujer ocupará el Rectorado de la UNL. Al referirse a ese hecho, señaló que tendrá un fuerte valor simbólico. “Para las mujeres va a significar la materialización de un trabajo de muchos años para que podamos seguir asumiendo espacios de liderazgo”, afirmó.
“Ese cuadro va a representar que una mujer también fue rectora de esta universidad”, expresó en relación a la galería de autoridades que cuelga en la antesala al despacho del rectorado. Y añadió: “Fue el trabajo de muchas mujeres, muchas de ellas en silencio, que abrieron caminos y no se detuvieron”.
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Recordó que la UNL fue pionera en políticas vinculadas a género, con la creación de un programa específico a fines de los años noventa, y que la Facultad de Humanidades y Ciencias tuvo un rol destacado en esos debates. “Cuando recién me recibía, uno de mis primeros cursos de posgrado tenía un módulo sobre cuestiones de género”, contó.
Al mismo tiempo, advirtió que aún queda camino por recorrer. “Se avanzó mucho, a paso firme, pero hay que seguir trabajando y deconstruyendo para que más mujeres asuman roles protagónicos”, sostuvo. En ese sentido, señaló que, a nivel del sistema universitario nacional, la representación femenina en los cargos máximos todavía es minoritaria.
Una ruptura de tradiciones
Tarabella también destacó otra particularidad de su elección: su origen disciplinar. Es profesora de Geografía y proviene del campo de las ciencias sociales y las humanidades. “No es solamente la condición de mujer”, explicó, “sino una mujer que proviene del campo de las ciencias sociales, de una disciplina en particular, y que se identifica como educadora”.
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Remarcó que su motivación principal es la enseñanza y que, a partir de allí, complementó su trayectoria con la investigación, la extensión y la vinculación. A eso sumó el hecho de no haber nacido en la ciudad de Santa Fe, algo que consideró representativo del perfil histórico de la UNL, caracterizada por recibir estudiantes de toda la provincia.
“Eso le agrega un elemento aún más especial”, sostuvo, al afirmar que la universidad “no solo construye futuro, sino que transforma vidas”.
Pandemia, conflictos y resiliencia
Al analizar su gestión como decana, Tarabella identificó tres momentos de fuerte tensión: conflictos previos a la pandemia, la emergencia sanitaria y la actual crisis de financiamiento universitario. “Pasé por conciliar decisiones que se daban a partir de políticas nacionales, la pandemia, y ahora esta situación de incertidumbre desde el punto de vista financiero”, explicó.
Sobre la pandemia, recordó el pasaje abrupto de la presencialidad a la virtualidad. “Siempre definimos ese momento como una virtualización en la emergencia”, dijo, y señaló que esa experiencia luego fue capitalizada para enriquecer las propuestas académicas.
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En ese recorrido, definió un concepto que atraviesa esos años: “La resiliencia”. “No solo en mi persona, sino en todo el equipo de gestión, docentes, estudiantes y no docentes”, aclaró, y agregó que esa resiliencia debe ir acompañada de innovación para no transformarse solo en resistencia.
Financiamiento, eficiencia y confianza pública
Respecto al debate por el financiamiento universitario, Tarabella afirmó que la universidad siempre rindió cuentas y contó con mecanismos de control, auditoría y evaluación. Sin embargo, reconoció que en el contexto actual fue necesario “visibilizar aún más” esos procesos.
“La confianza pública es lo que sostiene a la universidad”, afirmó. Por eso, planteó la necesidad de “ser más eficientes y más transparentes”, no porque no lo sean, sino para reforzar ese vínculo con la sociedad.
En ese marco, valoró las marchas federales universitarias de 2024 y 2025. “Hubo gente que nunca pasó por la universidad, pero que la ve como un motor de transformación y consideró que había que protegerla”, señaló.
Continuidad de gestión y lineamientos propios
De cara a su gestión como rectora, Tarabella anticipó que asumirá sobre una base sólida, con políticas que deberán “afianzarse, fortalecerse o profundizarse”. En ciencia, investigación y tecnología, destacó el liderazgo de la UNL y la necesidad de avanzar hacia proyectos con miradas multidisciplinarias, articuladas con los territorios.
En materia de enseñanza, planteó ampliar propuestas formativas, pensar trayectos más cortos, diplomaturas y nuevas certificaciones, además de fortalecer la articulación con el nivel secundario. También subrayó la importancia de trabajar no solo sobre el ingreso, sino sobre la permanencia y la graduación.
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Entre los desafíos clave mencionó la implementación del sistema argentino de créditos universitarios, que definió como “un cambio de paradigma” y una oportunidad para revisar planes de estudio, contenidos y metodologías.
Finalmente, remarcó que conducir la UNL no será una tarea individual. “No es un trabajo para una sola persona”, afirmó, y destacó la importancia del rol de todos los claustros. “Desde los no docentes hasta los estudiantes, docentes y graduados, todos son agentes de transformación”, concluyó.