Por otra parte, la desigualdad crece de una manera acelerada: ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres. Así está la Argentina versión 2024.
Un informe del Instituto Gino Germani de la Universidad Nacional de Buenos Aires llamado “Pobreza, distribución del ingreso y clases ocupacionales” describe la grave situación por la que navega el país. Uno de los autores es Eduardo Chávez Molina, investigador y doctor en Ciencias Sociales, quien dialogó con AIRE para repasar los principales datos del estudio que realizó.
La contradicción en Argentina de trabajar y ser pobre
El informe explica que los análisis recientes marcan “un cambio significativo en la configuración de la pobreza en los últimos años, destacándose especialmente la emergencia del concepto de ‘trabajadores pobres’”. Se trata de un fenómeno que refiere directamente al hecho de estar empleado y no tener los ingresos necesarios para estar por encima de la línea de la pobreza.
Actualmente, hay un 30% de asalariados registrados que se encuentra en situación de pobreza, y los asalariados con empleo precario o informal, donde la pobreza supera el 70%. “¿Cuál es el motivo principal? Tiene que ver con salarios que no acompañan el proceso inflacionario. Por más que lo acompañe en un mes particular, si vos contás todos los meses, el saldo es negativo en términos de inflación”, le explicó el investigador Chávez Molina a AIRE.
El investigador y licenciado en Sociología afirma que estamos ante un proceso novedades en Argentina: “Desde que se tiene el registro de las mediciones, este tipo de fenómeno es nuevo. A fines de los 90 y principios del 2000, vos tenías alta desocupación, pero no era muy elevada la pobreza. Y luego, cuando se dio la explosión social del 2001, ahí tenías alta desocupación y alta pobreza. Luego eso se regula: cae la pobreza y la desocupación. Hoy tenés un fenómeno que es baja desocupación relativa, pero un aumento de pobreza exorbitante”.
Por otra parte, otro de los fenómenos que se da es que tener más de un trabajo tampoco garantiza ingresos de calidad. “Sobreocuparte es una respuesta a la crisis y a la caída de ingresos. Pero sobreocuparte tampoco te garantiza nada porque al que tenga un trabajo mal pago, lo más probable es que consiga otro empleo mal pago. La velocidad del cambio es lo llamativo, más allá de los números que en sí son preocupante”, describió Chávez Molina.
Tal como se observa en el gráfico, los subocupados son los que trabajan menos de 35 horas por semana. Mientras que los sobreocupados trabajan más de 45 horas. “Al analizar la relación entre pobreza y horas trabajadas, se destaca el incremento en el porcentaje de trabajadores regulados que son pobres, en especial los sobreocupados, cuyo número ha crecido en aproximadamente 20 puntos porcentuales, mientras que los ocupados plenos y los subocupados han aumentado alrededor de 15 puntos porcentuales”, indica el informe.
Más desigualdad y peor distribución del ingreso en Argentina
El coeficiente de Gini alcanzó a principios de 2024 un valor de 0,467, “el más elevado registrado desde hace casi dos décadas. Este aumento indica un significativo empeoramiento en la distribución del ingreso, reflejando un nivel de desigualdad sin precedentes en los últimos años”, explica el estudio.
“El coeficiente de Gini argentino es muy elevado y alcanzó valores que Argentina tuvo desde el año 1996 a 2004, con un alto nivel de desigualdad. Estos valores son parecidos, se observa un retroceso de más o menos 18 años del nivel de desigualdad en el país”, considera el investigador Chávez Molina y luego agrega: “esto quiere decir que hay un sector está acumulando muchísimo más que antes”.
Por otra parte, el Doctor en Ciencias Sociales enmarca dentro de la región lo que ocurre en nuestro país. “En América del Sur, en donde la mayoría de los países han tenido un proceso de disminución de la desigualdad, si Argentina mantiene esta tendencia de crecimiento, alcanzará uno de los niveles más altos y solo será superado por Brasil. Para tener una idea, Argentina, hasta hace pocos años, era uno de los países más igualitarios de la América Latina y eso hoy no ocurre”.
“Es evidente que la pobreza ha crecido notablemente en las clases medias, en particular entre los trabajadores no manuales de grandes establecimientos y los propietarios o directivos de pequeños negocios. En estos grupos, la pobreza se ha triplicado en tan solo siete años”, añade el académico.