La desaceleración de precios alivió la presión, pero los sueldos no lograron despegar. Estatales o privados, qué sector tuvo mejores aumentos y cómo evolucionó el poder de compra, según el Indec.
Sueldos públicos o privados quiénes lograron mejores aumentos en 2025.
La baja de la inflación desde los picos históricos le dio respiro a los salarios durante 2025, pero no alcanzó para una recuperación contundente del poder adquisitivo. Según los últimos datos del Indec, los aumentos pactados en paritarias apenas lograron empatar -y en algunos casos perder- frente a la suba del costo de vida.
En octubre, el Índice de Salarios indicó que los sueldos del sector privado registrado crecieron 2,1%, mientras que los del sector público avanzaron 1,9%. En ese mismo mes, la inflación fue de 2,3%, lo que volvió a dejar a los ingresos corriendo por detrás de los precios.
En el acumulado de 2025, el salario promedio registrado aumentó 24%, frente a una inflación de 24,8%. Y en el último año, el resultado fue un empate técnico, que explicó por qué la mejora todavía no se sintió en la mayoría de los bolsillos.
En la comparación interanual, los datos del Indec mostraron desempeños dispares entre sectores. El sector público registró un incremento salarial del 31,9%, apenas por encima de la inflación interanual, que se ubicó en 31,3%. En términos reales, los sueldos estatales lograron sostenerse.
El sector privado registrado, en cambio, acumuló un aumento del 30,5% interanual, quedando levemente por debajo de la inflación y confirmando una pérdida real de poder de compra.
El dato más llamativo volvió a estar en el sector privado no registrado, con un alza del 113,2% interanual. Sin embargo, este dato se ve retrasado por un desfasaje temporal en la medición y tiene una base de comparación muy baja, por lo que no reflejó necesariamente una mejora estructural.
Si se tomó el Índice de Salarios Total -que combina sector público, privado registrado y no registrado-, en el último año el aumento fue del 43,1%. De esta forma, el promedio general logró ganarle a la inflación y marcó una recuperación real cercana al 9%.
Sin embargo, esa mejora no fue homogénea. El desempeño del índice estuvo impulsado principalmente por el componente informal, mientras que los trabajadores formales continuaron con paritarias más ajustadas y márgenes limitados para recomponer ingresos.
Aunque la desaceleración inflacionaria ayudó a frenar el deterioro, los niveles de precios siguieron siendo elevados.
Para ponerlo en perspectiva, una familia necesita más de $1.200.000 al mes, -sin contar alquiler- para no caer bajo la línea de pobreza. En este contexto, entre los 18,8 millones de argentinos que perciben ingresos, 7 de cada 10 ganan menos de un millón de pesos al mes.
Claramente, la caída de la inflación ayuda, pero los niveles altos de precios, con un elevado costo de vida y salarios promedios muy castigados, hace que la mejora todavía sea imperceptible para la gran mayoría de los bolsillos.
La comparación entre salarios e inflación deja una conclusión clara en 2025: la carrera se volvió más pareja, pero la recuperación plena del poder de compra todavía quedó pendiente. Así, aun con inflación en baja, la sensación de alivio para la mayoría no termina de llegar.
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