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Sociedad Medioambiente | Argentina | China

"La culpa no la tiene el chancho": por qué genera polémica el inminente acuerdo entre Argentina y China para producir cerdos

Argentina podría producir 100 millones de cerdos para exportar a China. El acuerdo entre ambos países está avanzado y la intención de detenerlo ya cuenta con más de 100.000 adhesiones.

La Cancillería argentina avanza en negociaciones con el gobierno chino para criar los cerdos que se consumirán luego en el país asiático. En medio de la pandemia zoonótica, las críticas al programa no tardaron en aparecer y podrían frenar el acuerdo comercial del que, por el momento, se desconocen los detalles.

El 8 de enero último, la empresa Biogénesis Bagó comunicó las avanzadas negociaciones entre la Asociación Argentina de Productores Porcinos y la Asociación china para la Promoción y el Desarrollo Industrial de China en torno a un pacto comercial por el que Argentina podría producir cerdos para consumo del país asiático, acuerdo con el que la compañía de biotecnología para la sanidad animal saldría beneficiada.

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China sacrificó la mitad de sus chanchos por la peste porcina africana.

China sacrificó la mitad de sus chanchos por la peste porcina africana.

Se trata de un memorándum de entendimiento que todavía no fue firmado, aunque la Cancillería argentina reconoció que el acuerdo está avanzado y su oficialización puede ser inminente. Argentina podría aumentar significativamente la producción anual de cerdos destinados a China, país que necesita reemplazar ese gran consumo a raíz de la infección conocida como la peste porcina africana (PPA) que llevó a sacrificar el 50% de ese ganado.

La iniciativa por la que se instalarían megacriaderos de cerdos en el país encendió la alarma en sectores de la sociedad que critican el modelo de producción argentino desde el desembarco de la soja transgénica y reclaman un debate abierto y democrático del proyecto.

El “deja vú” entre cerdos y soja es continuamente citado por los opositores de la producción de 100 millones de cerdos. Para Marcos Filardi, integrante de la Red de Abogados por la Soberanía Alimentaria y miembro de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de Nutrición de la UBA, “hay varios puntos en común separados por 24 años”.

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Marcos Filardi es integrante de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de Nutrición de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y miembro de la Red de Abogados por la Soberanía Alimentaria (Red ASA).

Marcos Filardi es integrante de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de Nutrición de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y miembro de la Red de Abogados por la Soberanía Alimentaria (Red ASA).

Uno de ellos es la “opacidad” de las negociaciones. En 1996 el gobierno argentino de Carlos Menem aprobó el acuerdo comercial que transformó a la Argentina en el primer país de América Latina en sembrar soja transgénica. El hecho que significó un cambio en la matriz y el modelo de producción tuvo como impulsor al entonces secretario de Agricultura de la Nación, Felipe Solá. “Hoy aparece este mismo personaje -ya como ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto- imponiendo este negocio con China bajo las mismas condiciones que en ese momento: sin un debate público, sin pedir informes a los ministerios de Salud y Ambiente y sin preguntar a la ciudadanía si queremos esta tecnología en nuestro país”, analizó Filardi en diálogo con Aire Digital.

Para Matías Longoni, periodista especialista en agro, el paralelismo entre la soja transgénica y la producción de cerdos para China tiene fundamentos falsos. “No tiene nada que ver con eso”, señaló en su cuenta de Twitter. “Incluso este proyecto hasta podría servir para hacer más sustentable la producción agrícola del país”, dijo y argumentó que “generaría demanda interna de maíz y mejoraría los precios del grano”, creando “mejores condiciones de competir con la soja”.

https://twitter.com/matiaslongoni/status/1285972066525745155

Parte del maíz que hoy produce Argentina en grandes cantidades (más de 50 millones de toneladas entre 2018 y 2019), se destinaría en efecto a alimentar esos 100 millones de cerdos que el país produciría para exportar al país asiático.

“Hay que ver bien los números”, opinó Filardi sobre la cantidad de maíz que se necesitaría para alimentar esos cerdos. “Tenemos que saber si con la capacidad de maíz que estamos produciendo y exportando podemos responder a esa demanda o vamos a tener que producir más”, explicó el abogado ante la posibilidad de tener que destinar más suelo a la producción de alimentos para esos millares de chanchos.

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“En todo caso estamos hablando de un maíz transgénico tolerante a distintos agrotóxicos con las consecuencias que eso implica en la cadena”, recordó. “Venimos bregando para salir de ese agronegocio transgénico dependiente de venenos que genera terribles consecuencias sanitarias y ambientales en los terrenos donde se desarrollan y en las personas que viven allí”, explicó y recordó que el maíz argentino actual es tolerante a herbicidas y genera resistencia al glifosato, por lo que “se está entrando a un círculo cada vez más tóxico” y a una “profundización o reproducción del modelo productivo” que desató la siembra de soja transgénica.

¿Por qué Argentina?

China, el principal consumidor de carne porcina del mundo, atraviesa una importante crisis productiva a raíz de la peste porcina africana por la que sacrificó entre el 20 y el 50% de su producción. Según el ingeniero zootécnico y consultor del sector porcino en Argentina, Juan Luis Uccelli, la baja representó eliminar más de 20 millones de toneladas y deshacerse de esa gripe podría llevar entre cinco y diez años.

En el marco del inminente acuerdo, China podría invertir US$ 4.800 millones hasta el 2026 y ve en la Argentina un mercado rentable de bajo costo. "En Argentina el costo de producción ronda los US$ 0,80 el kilo y en el gigante asiático US$2 el kilo", explicó Uccelli en el sitio Bae Negocios.

https://twitter.com/juanluisuccelli/status/1277671409247010816

Las negociaciones para instalar megacriaderos de cerdos se encaminan a un acuerdo, sobre todo después del ciclo de conferencias de la Cámara Argentino-China que se desarrolló a principios de julio y del que participó el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Jorge Neme. Para el funcionario, la clave para incrementar el volumen de exportaciones argentinas a China permite no vender al principal socio sólo alimento para animales sino agregar valor en su producción en origen para elevar el nivel de oferta, lo que podría traducirse en la posibilidad de venderle al país asiático no sólo alimento para sus cerdos, sino los cerdos alimentados, engordados y listos para el consumo.

Luego del evento de la Cámara, Felipe Solá mantuvo un contacto telefónico con el ministro de Comercio de la República Popular China, Zhong Shan, en el que se abordaron aspectos de la relación bilateral y las posibilidades de fortalecimiento del intercambio comercial, según informó la agencia Télam. Solá recordó que China es uno de los dos socios comerciales mayores de la Argentina, junto con Brasil, y dijo mostrarse complacido por las perspectivas de cooperación en tecnología, agricultura, infraestructura y finanzas.

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Zhong Shan, ministro de Comercio de la República Popular China.

Zhong Shan, ministro de Comercio de la República Popular China.

El lazo entre los empresarios y gobiernos argentinos y chino se afianza. En noviembre próximo tendrá lugar en Shanghai la tercera edición del seminario virtual informativo China International Import Expo (CIIE) 2020, donde la Argentina es invitada de honor. En la edición previa, el vicepresidente para Argentina del banco chino ICBC (el más grande del mundo), Cheng Youbin, había señalado que actualmente 1.273 empresas argentinas mantienen relaciones comerciales con más de 4.000 compañías del país asiático, y alentó a que esas cifras “se multipliquen por diez”.

En ese marco, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, señaló a los medios de prensa que el intercambio bilateral pasó de US$ 2.100 millones en 2000 a US$ 16.300 millones en 2019, mientras el mercado chino, que concentra el 10,8% de los envíos locales, es ya el principal para la Argentina en lo que va del año y añadió que se vienen "importantes proyectos de exportación de carne de cerdo".

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"China termina tercerizando los riesgos de este tipo de explotación porque no le quedó otra después de la alta mortandad de sus animales por las enfermedades zoonóticas que está enfrentando", evaluó el abogado Marcos Filardi. "Como no pueden garantizar condiciones de salubridad, terceriza los riesgos de tener un caldo de zoonosis a otros países", explicó y sentenció: "Esas son las granjas industriales que quieren instalar acá".

"La gente no come vidrio"

Para pasar de producir 6 a 100 millones de cerdos por año, la infraestructura de muchas de las granjas industriales en Argentina deberán convertirse en megacriaderos.

"Lo que están planteando son grandes o medianos establecimientos de cría industrial de cerdos con las consecuencias en contaminación de aire, suelo y agua, y todos los conflictos asociados al riesgo de zoonosis, resistencia bacteriana y pandemias, propias de esa forma de explotación", dijo Filardi a Aire Digital.

La situación actual de pandemia por coronavirus es la consecuencia más palpable del hacinamiento de animales, según advierten los especialistas en Medioambiente. En el mercado ganadero, tener muchos animales en una pequeña superficie implica recurrir a antibióticos para prevenir que se enfermen y contagien, y también para estimular el apetito y conseguir que el chancho se faene antes de tiempo. "Se usan antivirales y antibióticos en animales que en esas condiciones de hacinamiento están inmunodeprimidos, por lo que son más susceptibles al pasaje de estos patógenos a los trabajadores de esas explotaciones", explicó Filardi.

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El canciller Felipe Solá junto a "Pelota", la chancha que tiene como mascota.

El canciller Felipe Solá junto a "Pelota", la chancha que tiene como mascota.

"A partir del agua y la carne de esos animales estamos teniendo ingesta de antibióticos que no deberíamos tener y eso genera resistencia bacteriana", es decir, la resistencia que surge por la mutación del microorganismo o por la adquisición del gen de resistencia. Según la Organización Mundial de la Salud, los patógenos son atacados con medicamentos, pero los más resistentes sobreviven y transmiten esa resistencia a las nuevas generaciones de virus y bacterias, haciéndolas más fuertes. "Estamos usando antibióticos en una producción animal que luego nos quita poder para uso farmacológico humano", analizó Falardi.

Para el abogado es irracional que este acuerdo se cierre en un contexto de pandemia en el que "estamos todos encerrados por un virus zoonótico". "La gente no come vidrio y toma cada vez más conciencia de que eso tiene mucho que ver con la degradación ambiental en general y esta forma específica de producción de carne en particular".

Nuestro país está por firmar un acuerdo siniestro según el cual podemos pasar de producir unos 6/7 millones de cerdos a 100 millones. Eso garantizaría que en China se pueda seguir súper consumiendo esa carne. Algo que hoy no está garantizado porque ese país está sufriendo una peste que los llevó a sacrificado (quemando y enterrando vivos) unos 250 millones de animales. El acuerdo es similar al que en 1996 habilitó la producción de soja transgénica en Argentina. Una producción que hoy ocupa el 60 por ciento de nuestra tierra cultivable, aumentó en 25 años un 1400 por ciento el uso de venenos, y nos convirtió en uno de los 10 países con más deforestaciones del mundo. ¿Y todo para que? Para alimentar animales como los cerdos chinos. Si este acuerdo se lleva adelante vamos a tener más soja y más animales.Estresados, mutilados, hacinados y mega medicados. Cultivando, de yapa, nuevas pandemias.El agronegocio es destrucción y muerte. Nos pone en peligro con prácticas productivas brutales y usando los bienes comunes como si fueran suyos. Y lo puede hacer porque se alimenta de nuestro desconocimiento y apatía. Estamos a tiempo de hacer lo que no pudimos en los 90: poner un límite, decir que no, acercar soluciones que existen y que se pueden resumir en soberanía alimentaria y agroecología. En estos días voy a estar compartiendo mucho material. Hagamos correr la voz ✊✊✊✊
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Nuestro país está por firmar un acuerdo siniestro según el cual podemos pasar de producir unos 6/7 millones de cerdos a 100 millones. Eso garantizaría que en China se pueda seguir súper consumiendo esa carne. Algo que hoy no está garantizado porque ese país está sufriendo una peste que los llevó a sacrificado (quemando y enterrando vivos) unos 250 millones de animales. El acuerdo es similar al que en 1996 habilitó la producción de soja transgénica en Argentina. Una producción que hoy ocupa el 60 por ciento de nuestra tierra cultivable, aumentó en 25 años un 1400 por ciento el uso de venenos, y nos convirtió en uno de los 10 países con más deforestaciones del mundo. ¿Y todo para que? Para alimentar animales como los cerdos chinos. Si este acuerdo se lleva adelante vamos a tener más soja y más animales. Estresados, mutilados, hacinados y mega medicados. Cultivando, de yapa, nuevas pandemias. El agronegocio es destrucción y muerte. Nos pone en peligro con prácticas productivas brutales y usando los bienes comunes como si fueran suyos. Y lo puede hacer porque se alimenta de nuestro desconocimiento y apatía. Estamos a tiempo de hacer lo que no pudimos en los 90: poner un límite, decir que no, acercar soluciones que existen y que se pueden resumir en soberanía alimentaria y agroecología. En estos días voy a estar compartiendo mucho material. Hagamos correr la voz ✊✊✊✊

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Los documentos que rechazan el acuerdo entre Argentina y China para la megaproducción de cerdos tiene hoy más de 100.000 firmas entre destacadas organizaciones, referentes en materia de Ambiente y Ecología, como la periodista Soledad Barruti, y ciudadanos en general. Pero el reclamo va más allá de los cerdos. "Por lo que venimos bregando y luchando colectivamente es por el cambio de modelo", aseguró Filardi. "Estamos convencidos de que hay otros modos de hacer las cosas y eso implica ir camino a la soberanía alimentaria con producción agroecológica, centralidad de la agricultura familiar e indígena, priorización de las sociedades alimentarias locales y exportación del excedente. Tenemos todo como país para hacerlo", concluyó.