El 23 de mayo, Día Mundial del Melanoma, es una oportunidad para recordar la importancia del control temprano y la investigación médica.
¿Cuáles son los síntomas?
Los principales signos de alarma son:
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Cambios en lunares existentes.
Aparición de nuevos bultos pigmentados o irregulares.
Lunares que pican, sangran o cambian de forma, color o tamaño.
Los melanomas pueden surgir incluso en piel sana. Y no siempre aparecen en zonas soleadas: pueden desarrollarse en áreas poco expuestas como palmas, plantas, cuero cabelludo o genitales, especialmente en personas con piel más oscura.
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El melanoma es el tipo más agresivo de cáncer de piel y suele aparecer en áreas expuestas al sol como la cara, la espalda, los brazos y las piernas.
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¿Cómo reconocer un lunar sospechoso?
Un lunar típico suele ser uniforme, de borde definido y pequeño (menos de 6 mm). En cambio, los melanomas pueden tener:
¿Qué los causa?
El melanoma se produce por mutaciones en el ADN de los melanocitos. Estas alteraciones hacen que las células crezcan sin control y formen tumores, que pueden diseminarse a otros órganos.
Factores de riesgo:
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Antecedentes familiares.
Quemaduras solares frecuentes.
Exposición a rayos UV (sol o camas solares).
Piel clara o sensible al sol.
Tener muchos lunares o atípicos.
Sistema inmunológico debilitado.
¿Cómo se detecta?
El diagnóstico incluye un examen clínico y, si se sospecha de melanoma, una biopsia. Si se confirma, se determina la etapa del cáncer para definir el tratamiento.
¿Cuál es el tratamiento?
La cirugía para extirpar el tumor es el abordaje principal. En casos más avanzados se recurre a radioterapia, inmunoterapia o tratamientos dirigidos.
¿Cómo prevenirlo?
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Evitar el sol entre las 10 y las 16 h.
Usar protector solar alto, ropa y sombrero.
No usar camas solares ni lámparas de bronceado.
Revisar la piel regularmente y consultar ante cualquier cambio.
Detectar el melanoma a tiempo puede marcar la diferencia. La clave está en prestar atención a los cambios en la piel y no subestimar ningún signo.