Omar Odriozola y Rafael Grau hicieron uso de la palabra en el juicio que los tiene en el banquillo de los acusados por su posible vinculación en una causa de fraude al Estado provincial.
El exjefe de la Policía de Santa Fe, Rafael Grau, declaró en el juicio por fraude.
“Prefiero que me fusilen en la plaza antes que aceptar una coautoría en hechos que jamás se me pasaron por la cabeza”, dijo este lunes en el juicio por el fraude del D4 el exjefe de la Policía de Santa Fe, Rafael Grau, acusado de liderar una asociación ilícita que defraudó las arcas de la Provincia.
La declaración de Grau se extendió durante más de dos horas, repasó su breve gestión al frente de la fuerza policial (que duró apenas seis meses) y dio respuesta a varios mensajes y acusaciones ventilados durante el debate.
La acusación contra Grau y Odriozola es sostenida por los fiscales de la Unidad de Delitos Complejos, Bárbara Ilera y Ezequiel Hernández, quienes los sindican como jefes de una asociación ilícita que defraudó las arcas del estado a través del arreglo de móviles policiales; en tanto, las defensoras públicas Ileana Echaniz y Virginia Balanda sostienen que los acusados desconocían lo que ocurría en el departamento de Logística.
Rafael Grau recordó que cuando fue convocado por el gobierno de Antonio Bonfatti para suceder a Omar Odriozola como jefe de la Policía, en septiembre de 2015, le faltaban seis meses para retirarse de la fuerza y había atravesado una situación de salud complicada: “El cuerpo ya no me aguantaba y los médicos me recomendaban que me quedara en mi casa”, recordó Grau, y agregó que si no cumplía esos meses era mucho el porcentaje de jubilación que iba a perder, por eso aceptó el cargo.
“Me habían pedido una gestión transparente y ordenada, iba a ser una gestión de transición entre los gobiernos del doctor Bonfatti y del ingeniero (Miguel) Lifschitz. A los 20 días de asumir, dicté una resolución y designé a tres contadores para que controlaran todas las dependencias, y fui creando distintos tipos de contralor”.
“No estábamos en el despacho, salimos muy temprano por la mañana y a veces dormíamos en la camioneta. El cuerpo ya no me aguantaba y me asusté porque había empezado de nuevo con problemas en la salud”, agregó Grau.
“Antes de la asunción se presentó el que iba a ser ministro de Seguridad, que era diputado en ese entonces, (Maximiliano) Pullaro, y me pidió que designara a una persona como jefe de la Policía de Seguridad Vial, y yo no estaba de acuerdo. Entonces se inició una discusión. Fui a hablar con (Raúl) Lamberto, que todavía estaba en funciones, le dije que quería renunciar e irme a mi casa; me llamaron todos, hasta Lifschitz, que muy amablemente me pidió que aguantara. Al otro día hice el nombramiento que me había pedido Pullaro y dejé constancia en la resolución que era una decisión política y no mía; yo quería gente decente”, sostuvo Grau.
A fines de diciembre, ocurrió la triple fuga del penal de General Alvear, de los hermanos Lanata y Schillachi, que tuvo repercusión en la provincia de Santa Fe: “Yo seguía necesitando que me releven, no podía trabajar más”, recordó el exjefe.
Finalmente, explicó que presentó la renuncia el 31 de marzo de 2016, porque el día anterior había convocado a las fuerzas policiales para hacer un operativo en el cordón oeste de la ciudad, sin alertar al poder político, “y no cayó bien; al día siguiente el ministro me convocó al despacho y presenté la renuncia”, explicó Grau.
En cuanto al proceso penal, Grau recordó que fue detenido en septiembre de 2017 y que tras un tiempo en la cárcel de Las Flores recibió la morigeración domiciliaria por su cuadro de salud: “Yo no di órdenes, no dividí roles, no fui parte de ninguna asociación. Nada de eso se ha acreditado; el corto tiempo que estuve frente a la Policía, mi cabeza estaba en mi salud y en mi familia”, sostuvo.
Grau remarcó que no tiene “nada que esconder” y destacó que “si hubiera tenido conocimiento de que pasaba esto, lo habría denunciado”. En este sentido, recordó que cuando asumió el cargo designó a dos exintegrantes de Asuntos Internos al frente de los departamentos de personal y judiciales: “Declararon en el juicio que ordené se dé intervención a la Fiscalía en turno cuando dos policías dijeron que habían pagado un pase”, recordó Grau.
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“Los puedo mirar a la cara a todos, jamás obré mal; la firma de los cheques no fue con la intención de defraudar. El proceso administrativo llegaba concluido al despacho del jefe, con todos los controles previos; si no funcionaban, no lo sé”, se justificó Grau. “El área de Rendición de Cuentas tiene un jefe, la firma del Jefe de Policía es el último tramo administrativo”, insistió.
“Era imposible controlar los expedientes, se iban acumulando las carpetas y se firmaba cuando se podía”, remarcó.
En relación al resto de los condenados, explicó que a Facundo Testi lo conocía desde 15 años atrás, por intermedio de su padre, que al habilitado Ariel Villanueva lo había conocido 20 días después de asumir el cargo y se lamentó de que no se le hubiera tomado declaración a la secretaria que Testi alegó entregarle sobres con dinero.
Finalmente, Grau cuestionó que el resto de los involucrados declararon algo al inicio de la causa y otra cosa cuando firmaron los juicios abreviados: “Esas contradicciones tienen que ser a mi favor”, sostuvo.
Por último, en relación a los audios expuestos de sendas conversaciones con un secretario legislativo y con el presidente del Tribunal de Cuentas de Santa Fe, en el que refirieron que “el buche fue Barrios”, Grau explicó cómo y por qué era amigo de cada una de estas personas, pero que no podía hacerse cargo de lo que habían dicho ellos en ese diálogo.
Grau recordó los varios ofrecimientos de resolver la causa a través de un juicio de procedimiento abreviado mientras estaba en prisión preventiva, con lo que podía haber recuperado la libertad, y sostuvo que siempre se había negado: “Prefiero que me fusilen en una plaza antes que aceptar una coautoría en hechos que jamás se me pasaron por la cabeza”, concluyó.
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