En el campo quedaron los bidones con combustible que debían usarse para reaprovisionar la avioneta Cessna, lo que marca otro indicio: Caba Hurtado aterrizó donde tenía previsto hacerlo. En la aeronave –que tenía una matrícula falsa– quedaron 475 kilos de cocaína.
El coronel del Fuerza Aérea boliviana, que está imputado por una masacre en el golpe de Estado en Bolivia, viajaba solo. La cabina no tenía asiento para un copiloto. Ese espacio se había utilizado para acomodar la carga de panes de droga que tenían la inscripción de un toro.
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A Caba Hurtado lo detuvieron después de que un joven que lo encontró en el río llamó a los Bomberos de la localidad de Luis Palacios. Luego llegó Gendarmería y el piloto quedó detenido. El militar no tenía su celular. Se sospecha que lo tiró al río, pero no lo admitió. Tampoco se encontró un GPS en la avioneta, algo que llamó la atención de los investigadores.
El único registro que hay, hasta ahora, es el de los radares de Santiago del Estero y Tostado, que identificaron el vuelo de esta avioneta como Tránsito Aéreo Irregular (TAI). Se sospecha que Caba Hurtado traía esa cantidad de cocaína desde Bolivia. No se descarta que la ruta incluya a Paraguay.
El coronel, su abogado y la sombra de Esteban Alvarado
Por consejo de su abogado, Caba Hurtado se negó a declarar. El letrado que lo defiende es Hugo Leguizamón, que tuvo contacto en causas en las que había gente vinculada a Esteban Alvarado. Esto despertó suspicacias entre los investigadores, que además miran la zona donde aterrizó la avioneta con atención.
El piloto le habría dicho al joven que lo intentó ayudar en el río Carcarañá que su intención era llegar a Ibarlucea, que está a unos 30 kilómetros de donde aterrizó este militar boliviano.
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Oscar Armando Caba Hurtado fue detenido el 30 de octubre con 475 kilos de cocaína que traía en una avioneta.
Ibarlucea era un lugar que Fabián “Calavera” Pelozo usaba para acopiar cocaína o “enfriarla” como se denomina en la jerga. Parte de esa droga era de un personaje pesado: el narco boliviano Jorge Adalid Granier Ruiz, conectado con el grupo brasileño Primer Comando Capital, y quien –según la DEA, como señala el expediente– proveía de cocaína al jefe narco rosarino Esteban Alvarado.
"Calavera Pelozo", Ibarlucea y un salvaje crimen con sello narco
Fue en Ibarlucea donde el nombre de Pelozo comenzó a aparecer ligado a una trama trágica. No muy diferente al doble crimen en Esteban Echeverría. El 29 de enero de 2022, Iván Giménez, su pareja Érica Romero y la bebé Elena Giménez de un año y medio, fueron ejecutados al salir de una boda de dos narcotraficantes Esteban “Pinky” Rocha y Brisa Leguizamón, que habían decidido hacer un despampanante festejo al reunir a la crema del narcotráfico de Rosario.
Horas después de la boda, el nombre de Pelozo empezó a mencionarse en el círculo de la banda de Los Monos, cuyos algunos de sus integrantes habían estado en la fiesta de casamiento. Iván Giménez, uno de los ejecutados, era cliente de “Calavera”.
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Anteriormente, su nombre también aparecía unido a historias tremendas con Esteban Alvarado. Pelozo apareció también mencionado por el testigo Carlos Argüelles, que fue asesinado en septiembre de 2021, tras declarar como arrepentido en la causa contra Alvarado, condenado a prisión perpetua. El mecánico advirtió que Pelozo era parte del clan Alvarado y que ambos habían asesinado a Nahuel Fernández, que está desaparecido desde agosto de 2018.
El testigo dijo que Calavera había colocado el cadáver del joven en un recipiente con cal y luego lo enterraron. Uno de los miembros de la banda de Pelozo, Oscar Godoy, fue asesinado el 19 de octubre de 2022.
Cuando los fiscales de la Unidad de Criminalidad Organizada Matías Edery y Luis Schiappa Pietra revisaron el lugar se toparon dos tanques de 200 litros con cal que estaban enterrados y coincidían con el testimonio del testigo ejecutado. Nunca se pudo probar lo que dijo Argüelles, pero las sospechas permanecen intactas.