En un principio, los dos tripulantes lograron huir, según sospecha la Justicia, en una camioneta que los esperaba. A media mañana del jueves, uno de los prófugos fue detenido en un escondite en Andino.
Avioneta narco, cocaína y misterio
Pasadas las 19 horas del miércoles, una avioneta Cessna, patentada en Bolivia bajo la sigla CP 3500, aterrizó en un campo y los tripulantes huyeron. Los esperaba una camioneta y desaparecieron, pero abandonaron la aeronave con 450 kilos de cocaína, una carga que fue secuestrada por los agentes de Gendarmería que llegaron minutos después, según informaron fuentes judiciales a AIRE.
Lo llamativo de este caso es que el vuelo de la avioneta fue detectado por la Fuerza Aérea en Santiago del Estero y un avión militar habría obligado a la aeronave narco a descender. Fuentes judiciales advirtieron que la presunción es que el Cessna descendió en un lugar cerca de Luis Palacios, a unos 30 kilómetros de Rosario, donde esperaban la carga que fue abandonada por los narcos.
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Un hombre de 57 años fue detenido sospechado de ser el piloto de la avioneta que apareció en un campo cerca de Rosario con un cargamento de cocaína.
Esta versión, de que la avioneta fue interceptada, la confirmó la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, quien publicó en su cuenta de X (ex Twitter) que “las Fuerzas Armadas interceptaron una aeronave no autorizada en el espacio aéreo argentino” y que luego se solicitó su descenso.
“Las fuerzas de seguridad realizaron la inspección correspondiente, incautando 480 kilos de cocaína durante un operativo conjunto”, indicó la ministra. En la Fiscalía federal de San Lorenzo detallaron que se incautaron 450 kilos.
La marca de un toro en los panes de cocaína
En diálogo con La Nación, el fiscal Claudio Kishimoto señaló que la investigación recién está en una etapa preliminar, pero advirtió que se va a seguir la pista del sello que tenían los panes de cocaína secuestrados en Luis Palacios. El funcionario judicial aseguró que los paquetes de droga tenían la marca de un toro.
“Presuntamente la avioneta fue detectada con un ingreso ilegal al espacio aéreo argentino desde Santiago del Estero. La venían siguiendo los diferentes radares y en el último tramo la Fuerza aérea lo conmina a bajar a tierra, y baja en este lugar”, precisó y consideró sobre el punto de aterrizaje: “Yo creo que era el lugar en donde iba a aterrizar, de alguna manera iba a aterrizar en ese lugar”.
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“Entre el tiempo que la avioneta aterriza y personal de Gendarmería que había sido avisada, pasaron 20 minutos y se presume que el piloto del avión se sube a una camioneta y se va”, comentó sobre la huida de quien piloteaba la aeronave.
“Desde 2017 que estoy en Rosario y siempre se hablaba de los aviones que aterrizaban, que tiraban la droga, había pistas de aterrizaje clandestinas, panes de drogas tirados en algún campo, pero éste fue un dato más certero y eso fue lo interesante, que tan cerca de Rosario se haya detectado el aterrizaje de una avioneta como esta, que necesita unos 150 metros, no necesita una pista de aterrizaje. Llamó la atención que fuera tan cerca de Rosario”, analizó el funcionario en diálogo con el programa Radiópolis.
La sombra de “Calavera” Pelozo
Uno de los narcos que tuvo contactos con grupos criminales internacionales es Fabián “Calavera” Pelozo, detenido actualmente en la cárcel del Ezeiza, donde está alojado en un pabellón de alto perfil. La investigación se posa en una estructura narco con contactos internacionales.
Hace dos semanas sumó un nuevo procesamiento en su contra. El juez federal Carlos Vera Barros lo procesó por considerarlo organizador del tráfico de 464 kilos de cocaína que fueron secuestrados el 1 de julio pasado cerca de la localidad de San Justo.
Una de los puntos más llamativos de esta causa es que también fue procesado el abogado Gregorio Pérez, quien visitaba a “Calavera” en la cárcel y –según los investigadores de la Procuraduría de Narcocriminalidad, como Diego Iglesias y Matías Scilabra– era quien pasaba los mensajes a otros integrantes de la organización criminal.
Pelozo apuntaba a transformarse en el primer narco santafesino con trascendencia internacional. Se sospecha que esa cantidad de droga que fue incautada a su gente, 464 kilos de cocaína de máxima pureza, tenían como destino el contrabando internacional por los puertos del Gran Rosario.
Pelozo arrancó en el mundo narco trabajando para Esteban Lindor Alvarado, una persona que nunca logró conservar sus aliados e, incluso, hasta sus empleados por su enfermiza desconfianza. Calavera logró transformarse en una figura autónoma, sin ser el dueño de la droga. Este hombre desarrollaba uno de las tareas más complicadas en este rubro criminal que es la logística.
Más allá de sus habilidades en este negocio criminal también mostró una violencia descarnada y sin límites, cuando envió a un grupo de sicarios de Rosario a una cacería humana en el conurbano bonaerense.
Ese grupo “comando” que se movía en cuatro autos y camionetas debía encontrar a dos hombres que se habían animado a robar una camioneta Toyota SW4 del estacionamiento del penal de Ezeiza. Se sospecha que ese vehículo tenía mucha relevancia para Calavera, porque en su interior había algo de mucho valor: lingotes de oro. Los investigadores no saben cuántos y qué valor tenían. El misterio seguirá porque nunca Pelozo los pudo recuperar.
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Después de hacer inteligencia en el conurbano, y ubicar a Silvio Vitullo y Diego Segura, los sicarios rosarinos quemaron vivos a estos dos hombres dentro de un utilitario Berlingo. Los cuerpos fueron encontrados maniatados y, según las pericias, los dos hombres fueron incinerados cuando aún estaban con vida. La saña y la venganza con la que asesinaron a estas dos personas delinea el poder de Pelozo, que los investigadores de la Procuraduría de Narcocriminalidad, que realizaron la pesquisa, exponen como el primer narco argentino con ínfulas de conformar un cartel internacional de tráfico de drogas.
No se logró determinar qué guardaba esa camioneta Toyota SW4 que robaron Vitullo y Segura. La sospecha es que contenía algo de mucho valor, como cocaína, dinero o lingotes de oro, como trascendió. Tampoco los investigadores consiguieron determinar porqué la habían llevado al parking del penal de Ezeiza. Estos misterios persisten, pero lo que sí lograron determinar los fiscales de Procunar es que desde 2019 Pelozo ganó peso y poder dentro del narcotráfico en la Argentina al “mover” grandes cantidades de cocaína con destino al exterior, a través de los puertos de Rosario y Zárate, provincia de Buenos Aires.
Según la investigación judicial, Pelozo siempre se las arregló dentro de la cárcel para utilizar celulares y tener contacto con los miembros de su banda. Pero tras los mayores controles que implementó el Ministerio de Seguridad de la Nación contra los presos de alto perfil de los penales federales, Calavera tuvo que usar el ingenio para no perder el contacto con la organización. Usó a un abogado rosarino, que defendió hasta el año pasado, Gregorio Gómez para que fuera el mensajero. Por su rol de abogado, Gómez podía entrar a la cárcel y tener contacto con Pelozo cualquier día.