La adolescente dio a conocer a través de un largo testimonio cómo alimentarse de esa manera desde la infancia hasta la actualidad y por qué ha decidido tomar conciencia y cambiar.
Rebecca contó que sus padres jamás la habían llevado al médico porque pensaban que en algún momento se acabaría. Pero no fue así. “Desde que tengo uso de razón, he tenido náuseas al ver otra comida; ni siquiera podía recogerla o pasársela a la gente”, expresó la joven.
De hecho, explicó que su obsesión con la comida chatarra comenzó a los cuatro años, pues todos los otros alimentos le causaban náuseas.
Con la compañía de sus padres, Rebecca acudió a un hipnotizador y logró vencer su miedo a las otras comidas.
“Era escéptica sobre la hipnosis, pero hasta ahora parece haberme ayudado. Desde que asistí a mi primera sesión, he podido probar al menos dos alimentos nuevos todos los días y mi objetivo es poder comer un asado”, indicó.
También te puede interesar
Florencia Rosa y Marito Altamirano recomiendan tres películas de terror que no te dejarán dormir