"Es una persona muy disciplinada y responsable, siempre cercano y humano, atento al sufrimiento de los demás", relató Piscoya sobre su amigo, Robert Prevost, quien en su rol de sacerdote nunca dejó de demostrar su dedicación al bienestar de quienes lo rodeaban. "Cuando perdí a mi esposa, no dejó de preocuparse por mí y mi familia", recordó.
Embed - Entrevista a César Piscoya, amigo del papa León XIV: conoció a Robert Prevost en Perú hace 30 años
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El trabajo misionero de Robert Prevost en Chiclayo
El nuevo Papa León XIV, quien hasta hace poco fue obispo de Chiclayo, Perú, tiene una profunda conexión con la región norteña del país. Piscoya narró cómo su amigo comenzó su labor misionera en 1987 en Chulucanas, Piura, antes de convertirse en obispo de Chiclayo. Durante su tiempo en esta ciudad, se destacó por su enfoque en la comunidad migrante, un grupo muy significativo dentro de la población de la zona.
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Una vida llena de gestos humanos y anécdotas entrañables
Más allá de sus logros religiosos y académicos, César compartió una anécdota que reflejó la esencia de su amigo. Cuando era joven, Piscoya, junto a un grupo de jóvenes, llevó a un minibús a la playa sin tener licencia de conducir, lo que casi le costó un severo regaño por parte de Roberto. "Él no me acusó, simplemente me preguntó si pensaba que lo que había hecho estaba bien. Me hizo reflexionar profundamente", recordó.
En cuanto a sus gustos, contó que; "Le gusta mucho la piscina, el básquetbol, es una persona que juega y ríe. Muy hábil para los idiomas y para las matemáticas, responsable y que confía en uno", concluyó Piscoya.