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Luis, pescador profesional: "Esto tenés que mirar para saber si el pescado está en buen estado"

Mirá los ojos, la textura y el color: así podés evitar que te vendan pescado en mal estado y cuidar tu salud.

El pescado es uno de los alimentos más completos y recomendados por los especialistas en nutrición. Aporta proteínas de calidad, vitaminas, minerales y, en el caso de los pescados grasos como el atún, el salmón o la caballa, una buena dosis de omega-3, fundamental para la salud del corazón y el cerebro.

Pero para aprovechar todos estos beneficios, hay una condición clave: el pescado tiene que estar fresco. Si no, no solo pierde sabor y textura, sino que también puede poner en riesgo tu salud.

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El truco del pescador: cómo detectar un pescado fresco en segundos

En las redes sociales, Luis, un pescadero con años de experiencia, compartió en TikTok los secretos que usa todos los días para identificar pescado fresco y no dejarse engañar en la pescadería.

“El primer detalle que tenés que mirar son las agallas: tienen que ser bien rojizas, porque ahí se acumula el oxígeno y la sangre”, explicó. Si las ves pálidas o marrones, es señal de que el pescado ya no está en su mejor momento.

Otro punto clave son los ojos: “Tienen que ser brillantes y saltones. Si están opacos o hundidos, mejor pasá de largo”, advirtió Luis. Los ojos firmes y transparentes indican que el pescado fue capturado hace poco.

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Además, el experto recomendó prestar atención al color y la textura. Un pescado fresco tiene la piel brillante, colores vivos y la carne firme. Si al tocarlo la carne cede un poco y vuelve a su forma sin dejar marcas, es buena señal. Si está blando o con manchas, mejor buscar otra opción.

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Los beneficios de elegir pescado fresco

Consumir pescado fresco no solo es una cuestión de sabor: conserva mejor sus nutrientes y aporta todo lo que el cuerpo necesita. “El pescado fresco mantiene su firmeza natural, su jugosidad y su color característico”, explicaron especialistas en alimentación.

Entre los beneficios comprobados, se destacan el fortalecimiento de los huesos, el sistema inmune, el funcionamiento del sistema circulatorio y muscular, y hasta el desarrollo intelectual en embarazadas y niños. Además, ayuda a prevenir enfermedades como el cáncer de colon o la diabetes.

Consejos para conservar y cocinar el pescado en casa

Una vez que llevaste el pescado a casa, lo ideal es mantenerlo refrigerado cerca de 0°C. Si lo vas a consumir en el día, guardalo en un recipiente cubierto con film o papel de cocina en la heladera. Si no, podés congelarlo, envolviendo cada pieza por separado y sacando todo el aire posible para evitar que se queme con el frío.

Antes de cocinarlo, lavalo bajo agua fría y secá con papel absorbente. Para que quede jugoso, lo mejor es no sobrecocinarlo: al horno, envolvelo en papel aluminio con hierbas y limón; a la plancha, cociná cada lado solo unos minutos. El truco para saber si está listo es pinchar la parte más gruesa con un tenedor: si se desmenuza fácil y tiene color uniforme, ya está.

¿Cuánto pescado hay que comer y cuáles elegir?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir al menos 12 kilos de pescado al año, lo que equivale a una o dos porciones semanales de entre 150 y 250 gramos. Alternar entre pescado azul (más graso y rico en omega-3) y pescado blanco (más magro y fácil de digerir) es la mejor estrategia para una dieta equilibrada.

En las pescaderías argentinas hay opciones para todos los gustos: merluza, dorado, pejerrey, lenguado, corvina y más. Lo importante es mirar bien los detalles y no dejarse llevar solo por el precio.

La próxima vez que vayas a la pescadería, fijate en los ojos, las agallas y la textura. Así, te asegurás de llevar a casa un pescado fresco, rico y saludable.

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