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María Elena Festa: "La educación especial tiene que fortalecer una mirada integral de la persona con discapacidad"

La especialista reflexiona sobre los procesos de inclusión educativa de los niños y adolescentes con discapacidad, el rol de la educación especial, la formación docente y la necesidad de implementar políticas públicas a largo plazo.

Los procesos de inclusión educativa generan inquietudes e intensos debates entre los actores involucrados. La puesta en marcha de políticas públicas de integración de niños y adolescentes con discapacidad o diversos trastornos del desarrollo en escuelas de nivel desafían tanto a directivos como docentes y hasta las mismas familias que quieren educación de calidad para sus hijos.

Al respecto de esta problemática, AIRE dialogó con la profesora en Pedagogía Diferenciada y licenciada en Educación Especial, María Elena Festa, quien lleva adelante la propuesta “Re-pensar la escuela: inclusión y discapacidad” de la Defensoría del Pueblo de Santa Fe.

Re-pensar la escuela

A partir de los reclamos que recibía respecto a la inclusión educativa, la Defensoría del Pueblo de Santa Fe puso en marcha un taller que invita a los distintos actores involucrados como directivos y docentes de educación de nivel y especial, profesionales que participan de equipos externos y familiares de alumnos con discapacidad a reflexionar sobre la problemática. La iniciativa se llevó a cabo en las ciudades de Santa Fe y Avellaneda, y el próximo 23 de mayo se realizará en Rafaela.

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María Elena Festa lleva adelante la propuesta “Re-pensar la escuela: inclusión y discapacidad” de la Defensoría del Pueblo de Santa Fe.

María Elena Festa lleva adelante la propuesta “Re-pensar la escuela: inclusión y discapacidad” de la Defensoría del Pueblo de Santa Fe.

Festa, junto a su colega Marta Giuggia de Stratta, coordinan estos espacios y son las encargadas de elaborar los informes con las conclusiones y recomendaciones que surgen de cada encuentro. La profesora explica que en estas jornadas “se recupera muchísima información y se suman muchos aportes porque se escucha la voz directa de las personas que hoy están en el campo educativo, trabajando y viviendo el día a día de la situación”.

Sobre las conclusiones a las que se llegó hasta el momento, destaca: “Notamos que lo que más preocupa es la formación, tanto de la gente que está hoy en funciones como la de quienes se preparan para la docencia; que además responda a las necesidades de cada institución. Por otra parte, se nota la necesidad de hacer foco en la especificidad de los procesos de inclusión”.

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“Otras inquietudes con las que nos encontramos –agrega– son la regulación de la participación de los profesionales externos como los acompañantes terapéuticos, la disponibilidad de recursos humanos, la flexibilización de la cantidad de niños por grado y la importancia de poner a disposición todos los dispositivos que tiene la escuela para favorecer estos procesos. La inclusión educativa es un proceso que como tal merece revisiones e instancias de cambio. Hay que repensar la escuela como un lugar en el que todos puedan participar y aprender”.

El valor de la educación especial

En 2022 María Elena Festa, también junto a Giuggia de Stratta, escribió el libro “Escritos y trazos sobre educación especial”, en una búsqueda por interpelar esta disciplina es transversal en el ámbito educativo y escolar, pero en la que no se suele profundizar.

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María Elena Festa lleva adelante la propuesta “Re-pensar la escuela: inclusión y discapacidad” de la Defensoría del Pueblo de Santa Fe.

María Elena Festa lleva adelante la propuesta “Re-pensar la escuela: inclusión y discapacidad” de la Defensoría del Pueblo de Santa Fe.

“La educación especial tiene que fortalecer una mirada integral de la persona con discapacidad, su papel es muy importante y no tiene que ver solamente con acompañar al estudiante y al docente de la escuela común", sostuvo la profesora.

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"Hay una serie de cuestiones a trabajar que son fundamentales para que progresivamente el alumno desarrolle la mayor cantidad de habilidades posibles y logre una vida cada vez más independiente y autónoma. Si esas cuestiones no se trabajan y se dejan al azar, se puede estar haciendo un proceso de inclusión en una escuela común, se puede lograr la alfabetización, se puede terminar la escuela… pero van a quedar pendientes cuestiones que tienen que ver con las habilidades sociales, la comunicación o las relaciones interpersonales y esto es grave”, alertó.

Enfatiza además en la importancia de que esta mirada integral se desarrolle desde temprana edad: “El territorio fértil para trabajar todo esto es la infancia, la adolescencia y la juventud. Un ejemplo es el que plantean los docentes de sordos o hipoacúsicos cuando explican que es necesario enseñar la lengua de señas en la niñez porque es cuando se puede aprovechar todo su valioso capital lingüístico”.

Formación docente

Al respecto de la formación docente necesaria para responder a los desafíos que implica la inclusión de niños con discapacidad en las escuelas de nivel, la profesora Festa cree que es necesario tener claro que quien está frente al aula nunca podrá estar cien por ciento preparado ya que cada alumno es diferente.

“Hay que replantear la formación de base, desde un inicio se debe postular un trabajo totalmente colaborativo con el que se puedan preparar tanto los docentes de nivel como los de educación especial en campos comunes, porque en esas áreas luego van tener que intervenir, interactuar y cooperar”.

Por otra parte, Festa entiende que el docente no se forma una vez para siempre, por lo que debe estar permanentemente capacitándose. “Este aprendizaje se da también en el día a día, en el lugar de trabajo, en el espacio compartido. En el aprendizaje práctico, en el campo del hacer, es que uno va reconociendo, aprendiendo y modificando cosas. Se trata de una formación in situ, en el hacer y dentro de las instituciones. El problema es que no hay tiempo en la escuela para sentarse a pensar en lo que se está haciendo. Es necesario poder parar, reflexionar y capitalizar una cantidad de experiencias que son positivas y que forman al docente”.

Políticas a largo plazo

Festa, quien estuvo a cargo de la Dirección de Educación Especial durante la gestión del gobernador Hermes Binner, asegura que la política educativa debe pensarse a largo plazo sin cambiar por completo cada cuatro años cuando cambia el gobierno.

“Si pensamos cuánto tiempo pasa un niño en la escuela y en cómo la institución tiene que promover una continuidad en su aprendizaje, podemos ver la necesidad de tener una serie de políticas de base acordadas por todos que perduren 10 o 20 años, que ya no se discutan -aunque sí puedan enriquecerse con aportes- pero que sean el camino hacia determinado objetivo”, explica.

“No darle tiempo a una política para que se instale es perjudicial para todos –concluye– muchos actores quedan en el medio sin saber hacia dónde ir. Entre tantos cambios hay docentes, niños, familias, expectativas, recursos, financiamiento… No resulta funcional hacer estos cortes abruptos en los que se cambia totalmente la perspectiva. Es necesario tener la madurez política que permita que haya acuerdos que se sostengan en el tiempo, tenemos que ser más ambiciosos”.