menu
search
Sociedad Halloween | Cementerio Municipal | Hospital

Halloween en la ciudad de Santa Fe: las historias de terror que siguen helando la sangre

Halloween resucita relatos santafesinos que dan miedo. Conocé los testimonios en primera persona sobre el fantasma del cementerio municipal y las presencias que acechan a un hospital de la ciudad.

Cada 31 de octubre, la ciudad de Santa Fe se transforma. Con la llegada de Halloween, las calles y los recuerdos reviven historias que combinan misterio, superstición y el miedo a lo desconocido. La fecha, de origen pagano, es la excusa perfecta para desempolvar esos mitos urbanos que vuelven cada año con nuevos protagonistas.

En Santa Fe, el miedo tiene nombre propio. Hay relatos de fantasmas en el cementerio municipal, apariciones en hospitales y testimonios en primera persona que, aunque sin pruebas concretas, siguen circulando de boca en boca. Son parte del folclore local, ese que se cuenta en voz baja y que todavía logra poner la piel de gallina.

El colectivo y el fantasma del cementerio municipal

Por Florencia Rosa

Hace décadas, Jorge, un chofer de la línea 9, recorría la ciudad en las madrugadas. Una noche levantó a una pasajera vestida de blanco en la esquina de Rivadavia y Santiago del Estero. El viaje transcurrió con normalidad, hasta que al llegar al cementerio municipal, la mujer pidió bajar.

El chofer y los demás pasajeros quedaron atónitos: la vieron atravesar la reja cerrada del cementerio y desaparecer. A la mañana siguiente, Jorge regresó al lugar intrigado y encontró su campera —la misma que le había prestado a la joven— sobre una tumba. Desde entonces, jura que no volvió a temerle a los muertos.

Tras su fallecimiento, AIRE lo recuerda con mucho cariño y, como homenaje, revivimos su historia para mantener viva la magia y el misterio de aquellas noches que tanto lo apasionaban.

Escuchá el podcast

Embed

Las presencias en un hospital de la ciudad

Por Fabiana Chiappero

Mauricio, bioquímico de un hospital de la ciudad de Santa Fe, nunca olvidó aquella madrugada de invierno. Mientras trabajaba en el laboratorio, escuchó gritos desgarradores desde la sala de mujeres. Las luces comenzaron a parpadear, la puerta se trabó y luego se abrió sola. Las enfermeras corrieron despavoridas tras ver algo imposible de explicar.

En otra sala, un paciente sin piernas observó cómo su silla de ruedas se movía sola y las puertas se cerraban violentamente. Mauricio se animó a entrar en la habitación: sintió un frío penetrante y un olor putrefacto. “Fue aterrador”, relató después. Dijo que jamás volvió a sentirse igual dentro del hospital.

Escuchá el podcast

Embed