Investigan si un fusil FAL de las fuerzas armadas argentinas fue usado por Comando Vermelho en la masacre en Río de Janeiro
El fiscal federal de Rosario, Arzubi Calvo, pidió información para determinar si esa arma fue extraída del Batallón 603 de Fray Luis Beltrán.
En conferencia, se mostraron a la prensa las armas que utilizaban los integrantes de Comando Vermelho en Río de Janeiro. Entre ellas había un fusil de las Fuerzas Armadas de Argentina.
El fiscal federal de Rosario Javier Arzubi Calvo está imbuido en la tarea de chequear si un fusil FAL que apareció en el arsenal que tenía Comando Vermelho en la favela Penha pertenece al lote de armas robadas del Batallón 603 de Fray Luis Beltrán.
Arzubi Calvo pidió que la Agencia Nacional de Materiales Controlados en Argentina (ANMAC) y al Ministerio de Seguridad de la Nación logren determinar cuál es el número de serie del FAL y así poder cotejarlo con los registros del Batallón 603.
Desde hace tiempo, los principales grupos criminales de Brasil, como Primer Comando Capital (PCC) y Comando Vermelho utilizan armas de guerra provenientes, entre otros lugares, de los arsenales de las Fuerzas Armadas argentinas, como publicó AIRE en octubre pasado.
Un FAL de las Fuerzas Armadas de Argentina, entre el arsenal encontrado en Río de Janeiro
En el operativo que realizaron las fuerzas de seguridad de Río de Janeiro en la favela Penha, que dejó un saldo de más de 100 muertos, se incautaron fusiles de alto calibre en poder de los miembros de Comando Vermelho.
Entre las armas secuestradas por la Unidad de Coordinación de Inspección de Armas y Explosivos de la Policía Civil de Río de Janeiro (CFAE) se encuentra un fusil FAL proveniente de las Fuerzas Armadas argentinas, según confirmó el detective Vinicius Domingos, jefe de esa área de la Policía Civil.
El sangriento operativo que llevaron adelante las fuerzas de seguridad brasileñas el martes pasado, como consecuencia de un enfrentamiento en el interior de la favela en el norte de Río de Janeiro, donde el escenario parecía el de una guerra entre más de 2500 efectivos policiales y los miembros del grupo narcoterrorista, dejó al descubierto el intenso poder de fuego que usó Comando Vermelho para resistir la incursión policial. Las imágenes de los cadáveres tendidos en una plaza en Penha y los vecinos llorando a los muertos exhibió las consecuencias de esta guerra.
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Vinicius Domingos, jefe de CFAE, mostró un día después el armamento que se secuestró en el operativo que se llevó adelante en la favela. Lo que llamó la atención de los funcionarios es el origen de los fusiles que tienen alto poder de fuego. “Identificamos que dos (fusiles) pertenecen a las Fuerzas Armadas de Brasil, dos a las Fuerzas Armadas de Venezuela, uno a las Fuerzas Armadas de Argentina y un G3 a las Fuerzas Armadas del Perú. Esto demuestra, como hemos venido diciendo, que casi ninguna de estas armas proviene de coleccionistas, tiradores y cazadores en Brasil”, afirmó Domingos.
“Tras un análisis superficial realizado hoy, hemos obtenido lo siguiente: 11 de estos fusiles son de la plataforma G3, una plataforma alemana. 13 son de origen belga, un fusil conocido como FAL. 16 son de la plataforma rusa AK-47, y el resto son fusiles estadounidenses de la plataforma R”, apuntó el agente.
Las armas, según evaluó Domingos, “provienen de la frontera amazónica, y principalmente pertenecen otras fuerzas armadas, y también ingresan a nuestro estado por tierra, sobre todo desde Paraguay”, desde la Triple Frontera.
El robo de armas del Batallón 603 de Fray Luis Beltrán y el paso por la Triple Frontera
El hallazgo de un fusil FAL, provenientes de las Fuerzas Armadas argentinas, entre el arsenal secuestrado en el operativo en la favela Penha confirma lo que reveló AIRE en octubre pasado, cuando se detalló el robo de armas en el Batallón 603 de Fray Luis Beltrán, a 15 kilómetros de Rosario.
Esa causa, que se inició en el 2011, jamás se investigó, y la semana que viene la Cámara de Apelaciones de Rosario va a decidir si está prescripta o no, luego de que la reavivara el fiscal federal Javier Arzubi Calvo. Ese caso estuvo “dormido” durante años en el juzgado de Marcelo Bailaque, quien se encuentra actualmente detenido en su domicilio, acusado de encubrir al narco Esteban Alvarado, entre otros delitos. Bailaque renunció el 1°de julio pasado, antes de que fuera destituido por el Consejo de la Magistratura, y el presidente Javier Milei aceptó su dimisión.
Bruno Langeani, integrante del equipo Instituto Sou da Paz's en Brasil, señaló en diálogo con AIRE que una investigación que realizó esa organización “se hizo un análisis de unas 7.000 armas de uso militar incautadas en la región sudeste de Brasil. Identificamos tres principales fuentes de este tipo de armamento: el tráfico internacional, las "ghost guns" y las armas artesanales o desviadas (tanto del mercado civil como de fuerzas de seguridad). En el caso específico de las armas automáticas, se observa participación significativa de armas desviadas de arsenales públicos, tanto de Brasil como en países vecinos, como Argentina, Bolivia y Paraguay”.
secuestro de armas
Grupos criminales brasileños adquieren armamento argentino para llevar adelante sus planes de expansión.
“Este hallazgo en la favela Penha deja en evidencia cómo la mala gestión de los arsenales de las fuerzas de seguridad contribuye al fortalecimiento de facciones criminales con capacidad para desestabilizar países, amenazar el Estado de derecho y poner en alto riesgo a los propios cuerpos policiales. El caso más reciente en Río de Janeiro ilustra con crudeza esta realidad: cuatro policías fueron asesinados y varios resultaron heridos en la operación”, sostuvo el especialista.
La matriz del robo de armamento en los arsenales de las Fuerzas Armadas argentinas nunca se investigó con profundidad. A mediados de este año, el fiscal Arzubi Calvo encontró una de las tantas causas que estaban encerradas en cajones que nadie abría. El expediente contiene una historia que empieza el 18 de febrero de 2011, cuando el sargento Hernán Diego Solís se suicidó con un disparo en la cabeza. Era el jefe de la sección Armamento del Batallón N°603, donde ese día se empezó a revelar una espesa trama de robo de fusiles FAL, que terminaron en manos de grupos criminales de Brasil y Paraguay, como Primer Comando Capital (PCC) y Comando Vermelho. La extraña y repentina muerte de Solís sirvió para que los militares implicados cargaran toda la responsabilidad en el suboficial fallecido.
El descontrol era tan profundo que aún hoy no se sabe cuándo se robaron 43 fusiles FAL del Batallón N° 603. Se sospecha que con las 2500 partes de FAL que también se sustrajeron se podrían haber ensamblado unos 450. La causa se inició hace 14 años, porque en Brasil y en Paraguay empezaron a aparecer en enfrentamientos con narcotraficantes fusiles que tenían el escudo argentino y la marca Fabricaciones Militares.
En el Batallón N°603 se repite el robo de armas y de municiones, como si fuera una situación sistemática. Este periodista reveló el 20 de febrero de 2015 la sustracción de 19.600 proyectiles calibre 9 mm y calibre 32, algo que terminó en la apertura de una causa judicial contra militares de esa dependencia y el cierre del Batallón N°603, una orden que dio el entonces ministro de Defensa de la Nación Agustín Rossi. En 2022, el batallón se reabrió como una planta de recuperación y modernización de vehículos.
La División de Asuntos Internacionales de Interpol avisó a la Justicia Federal de Rosario el 10 de mayo de 2011 que –según información de la Embajada de Brasil en Argentina- el 11 febrero de ese año en Aracatuba, San Pablo, la Policía Federal de ese país secuestró un fusil FAL que tenía la particularidad de que varias partes del arma poseía cuatro numeraciones diferentes. Además, el fusil tenía grabado el “escudo argentino”, y la inscripción “Ejército Argentino”.
La hipótesis es que esas armas fueron adquiridas de manera ilegal por Primer Comando Capital, según indicaron fuentes de la justicia federal. En Brasil se investigó y condenó a Getulio Morgado Sánchez, un narco que traficaba armas desde Paraguay. La Policía Federal de Brasil detuvo a este hombre y a Marcos Grubisich Junior, Gleizon Benites Gaona, William Roberto De Souza, acusados de tráfico ilegal de armamento y narcotráfico.
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Entre el armamento encontrado en el sangriento operativo contra Comando Vermelho habría un FAL de las Fuerzas Armadas de Argentina.
Cuando detuvieron a estos narcos, los efectivos brasileños secuestraron un fusil FAL, que aparentemente provenía del Ejército argentino. Ese fusil tenía varias partes con numeraciones distintas, como 15214, 07148, 15627 y 47202. Según expertos, es frecuente, que en este tipo de armamento los grupos criminales intercambien partes para evitar que el arma sea identificada.
Se detectó luego que un fusil FAL N°15214 había desaparecido en el Batallón de Arsenales N°603, en Fray Luis Beltrán, a unos 15 kilómetros de Rosario. La cronología de esta trama demuestra que se registró el faltante a partir de que en Brasil se secuestró el fusil, que pertenecía al Batallón de Arsenales N°603.
El coronel Enrique Antonio Battezzatti, Jefe del batallón, realizó la denuncia el 19 de febrero de 2011, en la que advirtió que faltaba el fusil FAL calibre 7,62 N°15214. Dijo, en su presentación, que el 18 de febrero de ese año se verificó que esa arma no estaba en el “depósito de armamento”. Ese fusil había sido secuestrado siete días antes en Aracatuba, San Pablo.
Más fusiles argentinos en manos de los narcos brasileños
La presencia de fusiles FAL argentinos en manos del crimen organizado brasileño empezó a repetirse ese año. En otro operativo de la Policía Federal brasileña en el que se secuestraron droga y armas el 14 de setiembre de 2011 en el municipio de Peabiru, en el estado de Paraná. Entre el armamento incautado figuraban tres FAL con la numeración 47703, 85768 y 15522. El primer fusil se detectó que era uno de los informados como faltante en el Batallón N° 603. También se determinó que el FAL N° 15522 había estaba asignado al Batallón N°601 de Boulogne. La desaparición de esa arma dio origen a la causa que se tramitó en el juzgado federal Criminal y Correccional N°1 de San Isidro, a cargo de Sandra Arroyo Salgado.
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El operativo policial en Río de Janeiro tuvo una acción con consecuencias inéditas.
También se secuestraron fusiles FAL procedentes del Ejército argentino en Paraguay, en manos de individuos que, según el expediente, tenían vinculación con PCC y Comando Vermeho. El 14 de junio de 2011 la policía paraguaya se enfrentó en Asunción con seis personas fuertemente armadas, tres de ellos paraguayos y otros tres brasileños. Dos murieron en el enfrentamiento, y se secuestraron dos fusiles FAL argentinos, con las numeraciones limadas.
Ocurrió otro hecho extraño. Battezzatti declaró en la causa que el día en que se detectó el faltante le ordenó al jefe de la sección armamento de la Compañía de Abastecimiento que se presentara para dar explicaciones. Eso no ocurrió nunca, porque el sargento Hernán Diego Solís se suicidó en Buenos Aires.
Este caso escondía una trama más profunda, porque no faltaba un solo FAL, sino 400 y unas 2500 partes de este fusil 7,62 mm. A siete militares los procesaron por la “sustracción” de 43 FAL, que son los que se pudieron atribuir a sus responsabilidades.
Solís, el sargento que se suicidó, según declararon otros militares, entraba con su auto particular hasta los depósitos de armamento, algo que estaba prohibido. En el expediente, al que tuvo acceso Aire de Santa Fe, se reveló que este suboficial contaba con autorización del teniente coronel Alejandro Eduardo Holm.
“Para controlar el depósito de armamento, siempre se asignaban suboficiales y mecánicos armeros y todos estaban muy por debajo de su jerarquía. Ósea, por eso, nunca se pudo controlar ese depósito, porque él (Solís) nunca se encontraba en el depósito, ya que estaba autorizado a Buenos Aires todas las semanas, de jueves a martes, más o menos él estaba en la unidad 10 días al mes. Eso ocasionaba discordia y malestar entre los demás suboficiales, ya que él nunca cumplía ningún tipo de servicio, no se presentaba en ninguna formación diaria ni iba a ninguna parada militar –formaciones en la vía pública-, todo esto era porque estaba autorizado por Holm", declaró uno de los militares.
Los robos de municiones y de armas en el Batallón N°603 parecen ser parte de un sistema. Esa dependencia se encuentra al lado de la fábrica de armas de Fray Luis Beltrán, donde también hubo sospechas de que había canales paralelos de venta de municiones.
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El operativo contra Comando Vermelho revolucionó a toda la población de Río de Janeiro.
El 20 de febrero de 2015, el diario La Nación reveló que se había detectado un faltante en el Batallón N° 603 de 19.600 proyectiles calibre 9 mm y calibre 32. Tres años después, el juez federal Carlos Vera Barros procesó a quienes eran el primer y el segundo jefe del establecimiento militar, como el coronel de Arsenales Guillermo Bonnefous y el teniente coronel Adalberto Fernández. También Jorge Luis Giandinotto, capitán de Arsenales; Germán Alberto Vázquez, sargento de Arsenales, y Elio Germán Villarrubia, sargento ayudante. Todos fueron pasados a retiro cuando se inició la causa y permanecieron en libertad, según fuentes del Ejército.
Bonnefous, según declaró en el Juzgado Federal N° 3 de Rosario, ordenó la auditoría luego de que se enterara a través de una red social que un grupo de militares había posteado versiones sobre el robo.
En la investigación se detectó que el faltante de municiones 9 milímetros existía desde julio de 2014, pero los responsables del arsenal nunca lo informaron. En el fallo, se advierte que en la auditoría dos militares declararon que "desde julio y agosto 2014 ya faltaban" las municiones. Uno de los suboficiales que se desempeñaba en el arsenal "fue obligado" por un superior a firmar un acta declarando que la inspección se desarrolló "sin novedad".
Por estas falencias históricas en los controles y en el recurrente robo de armas y municiones, declaró en abril de 2024 como "zona militar" a las instalaciones de la fábrica de armas Fray Luis Beltrán.
Los FAL argentinos en Río de Janeiro: una historia que tiene más de 30 años y sigue
Hace treinta años, la policía de Río de Janeiro secuestró, en una redada en una favela, un fusil de asalto militar. Ese FAL tenía escudo del Ejército Argentino y número de serie: 3834. Fue el primero de más de 300 fales y subametralladoras FMK3, PAM-1 y PAM-2 salidas de las matrices de las plantas de Fabricaciones Militares incautados en operativos contra el crimen organizado en los morros cariocas entre 1993 y 2001. Desde 1987, incluso, ya habían aparecido en manos del hampa brasileño más de un centenar de pistolas calibre 9mm y .45 de uso exclusivo de las fuerzas armadas y de seguridad argentinas y hasta 238 granadas FMK-2 que los narcos, atrevidos, arrojaban a los patrulleros para escapar entre detonaciones y fuego.
Al justificar la decisión, el presidente Javier Milei explicó en el texto del Decreto de Necesidad y Urgencia que "es de público conocimiento la situación de inseguridad por la que atraviesa la Ciudad de Rosario y las localidades adyacentes", por lo que subrayó que "resulta imperiosa la adopción de mayores medidas de seguridad en forma urgente".