Mariela Stur es profesora titular de la Cátedra de Diagnóstico por Imágenes y Terapia Radiante en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario. María Soledad Muñoz es médica especialista en diagnóstico por imágenes y jefa de diagnóstico del Centro de Mastología (CEMA) de Rosario.
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“El dolor durante la realización de una mamografía es individual de cada persona y al hombre o a la mujer le puede doler más o menos de acuerdo a su umbral de dolor”, sostiene Stur, quien plantea: “No está relacionado con el género o con el sexo ni con el tamaño de la mama ni con la constitución física de la persona, sino que se debe a la tolerancia al dolor que tiene individualmente cada persona”.
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"La mamografía no se considera como un estudio invasivo, son invasivos aquellos que traspasan la piel de la paciente como, por ejemplo, una biopsia”, dice una especialista.
Justamente, Muñoz recuerda que algunos varones —en menor medida— también se hacen este estudio. “No es frecuente, porque sólo el 1% de todos los cánceres de mama afectan a varones, pero los hombres también se hacen mamografías a veces, es mucho más raro, pero existe”.
Cada vez aprieta menos
“La mamografía no se considera como un estudio invasivo, son invasivos aquellos que traspasan la piel de la paciente como, por ejemplo, una biopsia”, deslinda Stur.
El problema, claro, es que te aprietan los pechos. “Como la glándula mamaria es un órgano superficial y móvil, se debe realizar la compresión para poder fijar al tejido y obtener la imagen sin movimiento”, detalla Stur.
Para eso, se colocan las mamas en una plancha y se genera esa compresión. “Con la respiración de la paciente se genera un movimiento de la glándula mamaria que hace imposible obtener imágenes de calidad, por eso históricamente la mamografía siempre se hizo con compresión”, sigue la descripción.
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Las nuevas tecnologías han cambiado eso. “La mayoría de los equipos que tenemos actualmente son automáticos y tienen un sensor para la compresión mínima necesaria para la adquisición de la imagen”, cuenta la especialista. Antes, la persona que realizaba el procedimiento decidía a partir de tocar la mama.
La compresión, suma Muñoz, se mide en Newtons, y los nuevos equipos permiten aplicar la justa y necesaria. “La mamografía es un estudio que utiliza radiaciones y los equipos que se están utilizando en la actualidad han reducido mucho lo que llaman la radiación dispersa. Ahora utilizan una radiación muy dirigida”, sigue Muñoz.
Y eso permite que mujeres embarazadas en el segundo o tercer trimestre puedan hacérselas, incluso sin protección abdominal. “No es un estudio invasivo en cuanto al uso de radiaciones, la dosis no es dañina para el cuerpo”, subraya.
La insistencia nunca daña
Las dos especialistas subrayan la necesidad de hacer una mamografía anual a partir de los 40 años, como se viene difundiendo a lo largo de Octubre Rosa.
“La recomendación de la Sociedad Americana de Cáncer es que comience el control en la población de riesgo bajo a intermedio a partir de los 40 años. La mujer debe realizarse anualmente una mamografía”, plantea Stur.
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Se recomienda hacer una mamografía anual a partir de los 40 años.
¿Por qué es importante? “Porque el cáncer de mama para que sea curable tiene que ser detectado en etapa subclínica, que no se toque, no se palpe y la única forma de llegar a encontrarlo es a través de estudio”, dice Stur.
“La mamografía es el estudio de screening indicado porque permite detectar el nódulo o la microcalcificación agrupada, que es una de las formas de presentación del cáncer de mama que no se ve por otros métodos como la ecografía”, sigue la docente universitaria.
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Y detalla que “un grupo de paciente que tiene la mama que se llama densa, además de la mamografía tiene que hacerse una ecografía, en conjunto, para confirmar o tener la tranquilidad de que el cáncer de mama no está presente”.
Hay otro tipo de mamas, “muy grasa, bien adiposa”, en la que “no es necesaria la ecografía y solo con la mamografía es simplemente suficiente para descartar la presencia de cáncer de mama”.
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“No es un estudio invasivo en cuanto al uso de radiaciones, la dosis no es dañina para el cuerpo”, subrayan.
Muñoz amplía sobre la necesidad de hacerla cada año. “Se considera como que una mamografía por año es un tiempo suficiente, porque en ese tiempo, si apareciera algo que se llama cáncer de intervalo, va a estar lo suficientemente chiquito, tratable y va a ser posible diagnosticar y tratar de forma más fácil”, dice la especialista.
“Se sabe que si aparece alguna lesión, va a ser lo suficientemente chiquita, detectable y curable fácilmente”, apunta.
El objetivo es “no llegar a tener que hacer tratamientos invasivos, como es la quimioterapia”.
La excepción a esta regla son las pacientes con factores de riesgo. “Si tienen antecedentes familiares muy directos, madre o hermana, son factores de riesgo de primer grado. Y ahí sí, la mujer tiene que empezar a controlarse antes”.
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“Siempre se controla diez años antes de la edad que tuvo la familiar cuando tuvo cáncer. Si la madre que tuvo un cáncer de mama a los 60, diez años antes tenés que empezar a controlar”.
Entre el mito y la prevención
Entonces, más allá de los memes que hablan de las “huevografías” de varones (y se burlan de que tendrían que llamar a sus esposas para preguntar los datos básicos de su salud), es importante recordar que la mamografía es un método de detección precoz que salva vidas.
Las dos médicas han recibido las quejas de las pacientes por el dolor. Stur cuenta que, muchas veces, cuando sale del mamógrafo, la paciente dice que le dolió “un montón”.
Su recomendación es que las pacientes, si saben que tienen mucha sensibilidad en las mamas, “se tomen un analgésico una hora antes de ir a hacerse la mamografía”.
Esa pastilla “disminuye el rango de dolor y a las pacientes les resulta más confortable”.
Muñoz cuenta que con las mujeres con implantes mamarios, “la mamografía es más laboriosa”. Porque hay que atravesar el implante, para encontrar la mama. “La técnica que te hace la mamografía debe separar manualmente la prótesis de la mama”, detalla.
También es problemática para mujeres con senos muy pequeños. “Esas son las que llegan aterradas al consultorio, y también es más difícil para las técnicas conseguir imágenes”.
Más allá de los mitos y los miedos, la mamografía sigue siendo el estudio más eficaz para detectar a tiempo el cáncer de mama. Hecha a tiempo, puede salvar vidas.