Desde hace más de 16 años, Filiberti coordina el taller “Artesanos de las palabras” en el centro para la tercera edad Otoño Feliz, donde personas mayores encuentran en la escritura un espacio de expresión, contención y acompañamiento.
“Nos jubilamos del trabajo, no de la vida”, dijo en el comienzo de su columna, al destacar cómo estos espacios visibilizan la vitalidad y la capacidad creadora de las personas mayores.
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La escritura como terapia durante el tratamiento
En diálogo con AIRE, Filiberti explicó que escribir ayuda a acompañar el tratamiento, distraer la mente y canalizar emociones difíciles: “Hay personas que lo han superado gracias a la escritura, a la socialización. Me dicen ‘Silvia, te debo la vida’. No a mí, sino al taller, a la palabra compartida”, expresó.
La docente relató que muchos de los participantes del taller conviven con distintas patologías y que la escritura funciona como una forma de sanar desde lo emocional, incluso mientras continúan sus tratamientos médicos.
“Quizás no se nota, pero muchos estamos medicados o en tratamiento. Y escribir es lo que nos libera”, contó.
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“Yo puedo”: el mensaje de resiliencia detrás de cada texto
Uno de los momentos más emotivos de la columna fue cuando Filiberti recordó el nombre que quiso darle a su taller: “Yo puedo”, inspirado en su propia experiencia personal. “Me pasó a mí. Y hoy puedo decir que estoy hablando gracias a la fortaleza y al acompañamiento de mis compañeras del taller. La escritura fue sanadora”, reflexionó.
silvia filiberti
Filiberti recordó el nombre que quiso darle a su taller: “Yo puedo”, inspirado en su propia experiencia personal.
El proceso creativo, según explicó, no busca la perfección literaria sino la libertad de escribir lo que se siente. “Nadie escribe mejor ni peor que otro. Cada quien escribe lo que le sale del alma, y eso es lo más lindo”, señaló.
Un espacio para expresarse, reflexionar y sanar
El taller también propone ejercicios, lecturas y juegos literarios que permiten abrirse a la imaginación y a la introspección. “Durante esas dos horas, nos metemos en un mundo diferente”, dijo Filiberti, quien también coordina un nuevo espacio llamado “Puentes literarios” en la Biblioteca Municipal Profesor Enrique Muttis.