En una entrevista en el programa "Ahora Vengo", la psicóloga especializada en oncología, ofreció una mirada integral sobre cómo transitar esta enfermedad desde el plano emocional y el acompañamiento que requieren tanto los pacientes como sus familias.
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Acompañar a una persona con cáncer de mama: qué dice la psicología oncológica
“La enfermedad oncológica es un proceso, y como todo proceso tiene distintas instancias. A cada una le corresponden determinadas emociones”, explicó Dellamea. En ese sentido, describió que el momento del diagnóstico se vive como “una crisis inesperada” donde predominan la ansiedad, la angustia y la sensación de que “toda la vida se desacomoda”. Con el paso del tiempo, agregó, “la vida se va acomodando con una nueva normalidad”.
Durante el tratamiento —ya sea quimioterapia o cirugía—, las emociones cambian. “Muchas veces uno se siente cansado, solo, incomprendido”, señaló.
En la etapa posterior, llamada “latencia” o libre de enfermedad, suele predominar “el miedo a que la enfermedad vuelva”, especialmente antes de los controles médicos. “Es importante entender que todos estos síntomas son normales y comunes”, aclaró la especialista, y subrayó que esa comprensión también debe alcanzar a “la familia, el entorno y los cuidadores”.
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“No hay que tenerle miedo al miedo”
Al ser consultada sobre las emociones de los familiares, Dellamea explicó que “no es lo mismo acompañar que poner el cuerpo”. Dijo que muchas veces “hay que cambiar los roles dentro de la familia” y que lo fundamental es “entender que es un día a la vez, que no todos los días son iguales”.
Entre las emociones más frecuentes, la psicóloga destacó el miedo: “Cuando tenemos un diagnóstico de cáncer sentimos que nuestro yo está en peligro, y viene el miedo. Es una emoción que viene a protegernos. No hay que tenerle miedo al miedo”.
El problema, explicó, surge “cuando el miedo nos paraliza”. En esos casos, recomendó buscar acompañamiento profesional, especialmente “si dentro del sistema familiar no se encuentra ayuda”.
Salud mental, emociones y resiliencia en la lucha contra el cáncer
Dellamea recordó que el abordaje integral del paciente debe contemplar las dimensiones “biológica, psicológica, social y espiritual”, y que lo ideal es que “la persona esté acompañada también desde lo psicológico”.
Sin embargo, reconoció que cada caso es particular: “Todos tenemos recursos para afrontar las dificultades. Lo mejor sería buscar ayuda para ser más asertivos frente al desafío de lo desconocido”.
En relación con la ansiedad o la tristeza, advirtió que es clave “no patologizar todo”: “Todos tenemos ansiedad frente a algo nuevo o tristeza ante una mala noticia, pero eso no significa tener un trastorno. Hay que reconocer las emociones”.
Finalmente, Dellamea apuntó que es necesario cambiar la connotación social del cáncer. “Muchas veces la gente asocia la palabra con la muerte, pero hoy el cáncer es una enfermedad grave, no mortal”, afirmó. “La ciencia ha avanzado mucho y existen tratamientos que buscan prolongar la vida, mejorar la calidad de vida e incluso curar”.
Para cerrar, la especialista compartió una reflexión optimista sobre sus pacientes: “Entran unos patitos mojados y salen unos cisnes. Salen fortalecidos, empoderados, resolviendo situaciones, cambiando vínculos. La enfermedad puede transformarse en un proceso de crecimiento personal”.