—¿Cómo surge la idea de crear Mechones Solidarios?
—La idea surgió en 2020 cuando yo quería donar pelo acá en Santa Fe y no encontraba dónde. Entonces, decidí comenzar una campaña de donación de cabello. En ese momento no era hacer las pelucas, sino mandar el cabello a Buenos Aires, donde allí sí hacían pelucas. Y empezamos nosotros a hacer nuestras propias pelucas.
—Es el primer banco de pelucas que hay en Santa Fe…
—Sí, exactamente, somos el primer banco. Decidimos capacitarnos y empezamos nosotros. De a poquito, chiquito, pero somos nosotros los primeros.
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Antonella Ardiles forma parte de Mechones Solidarios, un grupo de personas que se encarga de recibir donaciones de cabellos para hacer pelucas para personas con cáncer.
Maiquel Torcatt / Aire Digital
—¿Cómo funciona? ¿Cómo es el sistema?
—Una chica hace las cortinas y con mi mamá las cosemos a un casquete para formar ya la peluca. Después, otra peluquera les da un corte lindo, les hace una nutrición y ya están listas para entregar.
Las pelucas son entregadas por un lapso de seis meses o lo que dura todo el tratamiento para que la persona, una vez que no las use más, las pueda devolver. Así la peluca es reacondicionada y la puede usar otra persona. Sino a veces una persona la usa, después la tiene en su casa y la peluca se arruina, siendo que la puede usar otra persona que la necesite.
—¿Las personas se contactan con ustedes? Tanto las que quieren donar o las que necesitan una peluca, ¿cómo se comunican?
—La mayoría de las personas se comunican por redes sociales o por el boca a boca. Siempre hay alguien que nos conoce y que dice, “yo conozco una chica que recibe pelo” o “sé quién puede conseguir una peluca”. Y siempre alguien tiene un número del grupo o si no, por redes sociales. Todos los días me caen mensajes por Instagram o por WhatsApp.
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—Ir a Mechones Solidarios es que ustedes se encarguen de todo el proceso. Te imaginaba a vos queriendo donar pelo, teniendo que pensar en ir a Buenos Aires, todo eran preguntas y dudas. En cambio, ahora ustedes les dan todas las soluciones para poder ayudar a otros…
—Es muy lindo el trabajo y sí, ahora nos encargamos de todo. Ya no derivamos más nada a nadie. Antes eran Buenos Aires, después pasamos a colaborar con un banco en Esperanza, un poco más cerca. Pero ahora hacemos todo el trabajo nosotros. Todos nos encargamos nosotros, así que para cualquier cosa que necesiten, siempre se pueden contactar con nosotros.
—En base al trabajo que han hecho este tiempo desde la creación de Mechones Solidarios ¿Cuál es la importancia que tiene el cabello, las pelucas para las mujeres que están atravesando este tipo de tratamientos?
—Y para las mujeres es súper importante el cabello, ya desde la perspectiva de cómo atravesar una enfermedad es clave cómo uno se mira al espejo, ¿no?
Hay mujeres que me dicen “yo no puedo salir de mi casa así como estoy”. Entonces es súper importante ya que te cambia la manera de atravesar la enfermedad. Uno puede decir “me miro al espejo y me gusta como estoy, salgo a la calle con ganas”. A veces uno puede decir, sí, el pelo es algo superficial, pero hay personas para quienes es súper importante, más que nada para aquellas personas que son más chiquitas. Imagínate ser una niña y tener que atravesar eso, de perder tu cabello, de ver todo tu cabello en tu almohada. Entonces nosotros queremos ayudar desde ese lado: de poder hacer un proceso que no es lindo, hacerlo lo más ameno posible.
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Antonella Ardiles forma parte de Mechones Solidarios, un grupo de personas que se encarga de recibir donaciones de cabellos para hacer pelucas para personas con cáncer.
Maiquel Torcatt / Aire Digital
—¿Qué cosas has escuchado en esto de acompañar a mujeres que están pasando por este tipo de tratamientos, mujeres o niñas? ¿Qué cosas escuchaste que te haya impactado?
—Sí, hay un montón de cosas que a uno le queda, desde cosas lindas hasta cosas feas. Nunca me voy a olvidar de la primera peluca que entregamos. Fue un momento muy emotivo porque la chica cuando le fuimos a colocar la peluca, pidió si la podíamos dejar sola con la peluquera que le colocaba la peluca, porque la verdad que no podía parar de llorar. Nadie podía parar de llorar porque era algo muy lindo para ella poder verse al espejo con pelo y son cosas que te llenan el alma, y a la vez te mueven un montón de cosas. También tenés el lado malo de muchas personas que se quedan en el camino, tanto chicas grandes como niñas. Hemos entregado pelucas a niñas con leucemia de 10 años, 15 años, que después la peluca nos la tuvieron que devolver a la familia. Y también eso es muy difícil, y vos decís, ¿por qué la vida es así? Pero bueno, lamentablemente, son cosas que pasan.
—Se aprende mucho, ¿no?
—Se aprende mucho y uno aprende a valorar la vida y te ayuda a salir con más fuerza adelante y te ayuda a tener más ganas de ayudar todavía. Porque vos decís, “ayude a esa persona por lo menos a disfrutar sus últimos momentos”, “lo ayude a estar un poquito mejor”.
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—Hay mucha emotividad en todo esto. Obviamente que charlamos e imagino que por tu cabeza te estás acordando de un montón de cosas que has vivido a partir de esta decisión en realidad tuya de donar cabello y de no saber cómo hacerlo. ¿Qué historia se te viene en la cabeza? ¿Te acordás de alguna que te haya impactado por tu cercanía con esa historia o por algo en especial?
—Sí, una historia muy linda fue, por ejemplo, la compañerita de la escuela de una prima mía que era chiquita, tenía siete años. Esa niña tuvo cáncer de pulmón, le dimos una peluca súper linda y la usó, bastante tiempo, pero ella se pudo recuperar y hoy es muy feliz yendo a la escuela con todo su cabello. Nos devolvió la peluca y esa historia me gustó porque fue una historia cercana, pudimos seguir el caso con un final feliz.
—Hay muchos mitos y muchas cuestiones relacionadas con esto de donar cabello. Recuerdo que en algún momento se decía que el cabello no podía estar teñido, que tenía que cumplir con algunas características, que no cualquiera podía donar su cabello. ¿Cuánto es cierto en todo esto?
—Sí, no cualquiera puede donar su cabello porque el cabello tiene que estar sano para poder donarse. No importa si está teñido. No importa si tiene el alisado, si tiene canas, pero el cabello tiene que estar sano porque esa peluca va a ir a una persona que le va dar un tratamiento como si fuera un cabello normal. Entonces el cabello tiene que servir porque la peluca tiene que durar lo que dura un tratamiento. Así que si está en mal estado el cabello no nos sirve. Mientras que sano nos sirve igual.
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Antonella Ardiles forma parte de Mechones Solidarios, un grupo de personas que se encarga de recibir donaciones de cabellos para hacer pelucas para personas con cáncer.
Maiquel Torcatt / Aire Digital
—¿Tiene que tener algún largo determinado?
—Sí, el mínimo es de 30 centímetros.
—O sea que no es que hay que tener el pelo hasta la cintura...
—No, obviamente cuanto más largo mejor porque nos sale mejor la peluca y más linda queda. Siempre la gente busca más larga la peluca. Pero el mínimo es 30 centímetros.
—Si alguno tiene dudas y está pensando “yo quiero hacer esto”. ¿Ustedes le dicen si se puede o no?
—Sí, puede contactarse con nosotros. Nosotros tenemos varios peluqueros que cortan el cabello tanto acá en Santa Fe como en Santo Tomé. Se pueden comunicar con mechonesolidarios.sf en Instagram o en mechonesolidarios.santafe en Facebook, y nosotros podemos asesorarlos.
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—También está la cuestión de “tengo miedo que me quede muy cortito, me quede feo, el miedo a cortarse el pelo. ¿Cómo le hablas a esa mujer o a esa persona?
—Nosotros obviamente siempre le decimos, el mínimo es 30 centímetros. Entonces la persona puede medirse y ver que 30 centímetros no es tanto igual. Algunos piensan que 30 centímetros es un montón, pero no es tanto. Entonces la persona ya va sabiendo, tiene la posibilidad de medirse en su casa. Además, sabe que el corte siempre es gratis cuando es para donar, pero es solo emparejar. Entonces más que eso, no se corta.
—Y el tema cuando ustedes dan las pelucas, ¿eso tiene algún costo?
—No, la peluca se presta gratuitamente, solamente hay que devolverla una vez terminado el tratamiento cuando la persona ya no la use más. Obviamente el préstamo es por seis meses, pero si la persona la usa más la puede tener todo el tiempo que sea necesario.
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Antonella Ardiles forma parte de Mechones Solidarios, un grupo de personas que se encarga de recibir donaciones de cabellos para hacer pelucas para personas con cáncer.
Maiquel Torcatt / Aire Digital
—¿Qué pasa con las personas que van a Mechones Solidarios a pedir su peluca? Me imagino que, obviamente, no es prestar algo así nomás, sino que ustedes deben entablar una relación, se deben generar lazos fuertes también, ¿no?
—Las personas te cuentan toda su historia, te cuentan todas sus necesidades mucho más allá de la enfermedad. Creo que el mayor trabajo se lo lleva la peluquera que entrega las pelucas porque el momento en que a uno le colocan la peluca es muy difícil. Pasar de verse sin nada a verse con una peluca es un impacto y un momento muy conmovedor. La verdad que a muchas chicas les sube la autoestima de una manera que te saca una sonrisa, es muy lindo.
—¿Sentís que fortaleces a la persona?
—Mucho. O sea, es algo que ayuda a salir adelante.
—Es como un elemento más para salir a luchar en esta situación tan extrema.
—Yo creo que sí, es algo que ayuda a enfrentar la enfermedad.
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—¿Qué le dirías a los que nos están mirando? Aquellos que tienen dudas sobre si donar su cabello.
—Que se animen, que si no llegan a los 32 centímetros sean pacientes, que el pelo crece rápido. Si tienen el pelo largo, que donen el pelo, que el pelo crece, no importa, siempre va a haber alguien que va a necesitar el pelo. Así que no duden.
—Y que con eso van a ayudar a sanar también muchas veces, ¿no?
—Van a ayudar a sanar tanto de salud como el corazón de un montón de personas, de mujeres y niñas.
La entrevista completa a Antonella Ardiles de Mechones Solidarios
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