El 17 de enero de 2023, la junta de supervisión de Meta –un grupo de “notables”, académicos, periodistas y políticos– le sugirió modificar sus normas comunitarias, ya que obstaculizan la libre expresión de mujeres y personas trans o no binarias. Le recomendaron “regirse por criterios claros que respeten los estándares internacionales de derechos humanos”.
La propuesta nació de la demanda de una pareja transgénero de Estados Unidos, pero esa modificación todavía no se materializó.
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En sus políticas comunitarias, Instagram dice: “Somos conscientes de que es posible que algunas personas quieran compartir imágenes de desnudos de carácter artístico o creativo; sin embargo, por diversos motivos, no permitimos que se publiquen desnudos”.
La restricción “también se aplica a determinadas fotos con pezones femeninos”. La red social asegura que “se aceptan las fotos en contextos de lactancia, parto y posparto, en situaciones relacionadas con la salud (por ejemplo, posmastectomía, concientización sobre el cáncer de mama o cirugía de confirmación de sexo) o como acto de protesta”.
Aun así, el algoritmo no tiene criterios uniformes, censura más de la cuenta, y las usuarias siguen quejándose.
El experimento de los pezones sin género
La cuenta @genderless_nipples publicó hasta 2019, mostrando pezones cuyo género no es evidente. Sin embargo, muchas de sus publicaciones aparecen con un ícono que las vuelve invisibles. Antes de habilitarlas, Instagram ofrece una explicación con tres puntos:
- “Recurrimos a la tecnología o a un equipo de revisión para identificar el contenido que debería taparse”.
- “Esta publicación no infringe nuestras Normas comunitarias, pero podría contener imágenes que pueden resultar molestas para algunas personas”.
- “Cubrimos el contenido gráfico para que las personas decidan si quieren verlo”.
“Los hombres pueden mostrar sus pezones, pero las mujeres no. ¡Apoyemos a todos los géneros! ¡Cambiemos esta política!”, es la descripción de la cuenta, que hizo su última publicación en 2019.
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Del #FreeTheNipple al tetazo
La censura a los pezones en las redes sociales motivó el movimiento global #FreeTheNipples (Libera el pezón), iniciado por la activista y cineasta Lina Esco en 2012, durante la producción de una película con ese nombre. Esa película fue censurada en Facebook.
El movimiento tuvo su pico de popularidad en la década pasada, pero sigue sumando apoyos, incluso de artistas internacionales como Rihanna, Miley Cyrus, Jennifer Aniston o Kendall Jenner.
Cáncer de mama (3).jpg
La prohibición de los pezones de las mujeres en redes sociales vuelve al debate cada Octubre Rosa, mes de prevención del cáncer de mama.
El tema también escaló en la Argentina. En 2017, tres mujeres que hacían topless en una playa de Necochea fueron abordadas por la policía. En aquel momento, el movimiento feminista respondió con tetazos en todo el país.
El 21 de febrero se realizó uno en el Monumento a la Bandera, en Rosario, con la conducción de las actrices Carla Saccani y Lala Brillos, fotografiadas por el reportero gráfico Andrés Macera. La red social bloqueó por “contenido no apto” un posteo del diario Página/12 con esa foto. La censura de Facebook alcanzó también a quienes compartieron la nota, a quienes la red social bloqueó temporalmente.
Ese mismo año, la comunicadora feminista Liliana Daunes demandó a Facebook por lo que consideró bloqueos “abusivos y discriminatorios” sobre su cuenta y “su modo discrecional” de censurar los pezones femeninos.
Presentó una medida cautelar que cayó en manos del juez Civil y Comercial Federal Patricio Maraniello. Daunes decidió iniciar la demanda luego de que FB le censurara una de las fotos que publicó sobre la Marcha del Orgullo LGBTIQ+ en noviembre de 2017. Un mes después, el 18 de diciembre, la red social repuso la foto y le devolvió la cuenta.
TetasxTetas: creatividad frente a la censura
Desde otro enfoque, vinculado a la prevención del cáncer de mama, el Movimiento Ayuda Cáncer de Mama (MACMA) realizó en 2016 el recordado spot TetasxTetas, en el que se ve una mujer con los senos tapados por los íconos de Facebook e Instagram.
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“Las tetas de las mujeres, los pezones puntualmente, son censurados en algunas redes sociales, incluso si lo que están haciendo es mostrar un autoexamen mamario para reducir el riesgo de cáncer de mamas. Pero encontramos un par de tetas que son incensurables: las de Enrique”, dice la locutora, mientras un hombre pone su torso delante de la chica, que muestra con sus manos cómo hacerlo.
Al final, la locutora agrega: “Esto también va para vos, Enrique: el cáncer de mama puede afectar a los hombres, pero la censura no”.
La campaña, realizada por la agencia David a cargo de Ignacio Ferioli y Joaquín Cubría, recibió muchos premios y dio mucho que hablar. Al año siguiente, MACMA lanzó Todos aman las tetas, un spot musical en el que la canción era interpretada por pezones con forma de boca.
Si bien los reclamos se hicieron sentir, las redes sociales mantienen sus políticas restrictivas.
El cuerpo como mercancía
Lo que subyace es la extrema sexualización del cuerpo de las mujeres, pensado —todavía— como un objeto de atracción hacia varones. Por eso, si hay tetas, se da por sentado que serán imágenes eróticas, para atraer miradas masculinas, porque —según los estándares culturales predominantes— para eso están los cuerpos femeninos.
Es el mismo motivo por el que no se censuran las imágenes de niñas que, desde muy temprano, se inician en el skin care. Por el contrario, se promueven.
Meta es una empresa, y sus algoritmos están pensados para vender: datos, productos, estereotipos.
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No es casual que la censura en redes sociales sea fuertemente discutida por los feminismos, que cuestionan la objetualización y promueven cuerpos libres. Las tetas que no entran en los estereotipos de belleza, que no son turgentes, redondas, perfectas. Cuerpos femeninos, trans, no binaries para sí, no para la satisfacción de otros.
No se trata de las tetas para solaz y esparcimiento de consumidores. Se trata de autodeterminación y salud.