¿Qué ven los y las pibas que oscilan entre los 18 y los 24 años de edad? Sin importar lo que votaron, ni la tribu a la que pertenezcan, aprecian una sucesión de contradicciones inexplicables, negociados sin norte y sin manija, que es el modo en el que la realpolitik satura a sus votantes, los expulsa y los agota. Un presidente sin sensibilidad ni remordimientos —al que votaron cinco de cada 10 jóvenes y siete de cada 10 jubilados— promulga una ley que promueve el empleo precario (no habrá descuentos jubilatorios, sindicalización, seguros de accidentes ni indemnización para ellos) y con salarios de hambre.
Luego veta una ley que ponía en los bolsillos de los jubilados y jubiladas $14 mil pesos en los bolsillos, para llevar la mínima a los niveles de setiembre de 2023, con un costo fiscal del 0,43% del PBI (y no el 1,5% que dibujó un presidente que hace con las cifras lo que quiere, sin que nadie chequee ni repregunte nada).
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Algunas precisiones para que usted tome o deje pero no diga cualquier cosa:
- El 32% del ajuste fiscal, fue “ahorro” gubernamental en jubilaciones y pensiones. Fue el sector que más aportó al ajuste más grande de la historia.
- La jubilación mínima (que es la que perciben cinco millones de jubilados, el 67% del total) no le ganó a la inflación con Milei, sino que perdieron un 2,5% descontada la inflación e incluidos los bonos (congelados en $70 mil hace seis meses). Sin los bonos, la caída sería del 9%.
- Lo justo es decir que los jubilados —en la misma línea de los activos— hace 7 años que pierden ingresos contra la inflación, por un total acumulado del 26% y con cuatro tipos de actualización diferentes. Pero si se suma la pérdida acumulada en pesos desde la asunción de Milei, resulta que los jubilados dejaron de percibir más de $700 mil, o 5 canastas básicas alimentarias o 2,4 jubilaciones mínimas actuales.
Pero volvamos a lo que la política le muestra a la juventud, un presidente que dice que “los jubilados nunca estuvieron mejor”, tilda de traidor a Mauricio Macri por restarle votos en las dos cámaras, y como ratas o degenerados a los opositores, que rosquean con macristas y radicales, cambiando un juez por un puñado de leyes, o dos juezas en una corte imaginaria con paridad de género o la inmunidad de una expresidenta… Y sueñan con “una nueva mayoría” parlamentaria; una alianza inverosímil que use esos mismos 156 votos en diputados para voltear el DNU 70. Luego Macri se reconcilia con el presidente y los genios de la rosca —que también son casta, un poco menos que Rocca, Magnetto o Lijo— ajustan la magia con cara de “ustedes no entienden” y sueñan con un nuevo frente de centro-derecha, de esos que pretenden sin éxito reconciliar democracia con capitalismo, como el que se estroló hace pocos meses (pero sin misóginos golpeadores ni acosadores, digamos todo).
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Y nadie encuentra a Loan, y nadie presta un dólar, y nadie muestra la salida. Y entonces la comparsa es transversal, ya no es un puñado de freaks como el Gordo Dan, Lemoine, El Trumpista, Lourdes Patito, Petovello en llanto o Snake. Los que experimentan con seres vivos son casi todos y todas, incluso los y las pocas que se desmarcan para salvar la ropa, el discurso y la representación política que aún les queda. “Intentar un espacio de centroderecha en la Argentina es lo más serio y razonable que se puede hacer hoy en Argentina”, asegura un armador de Unión por la Patria. Ha de ser.
Pero si se fijan bien, disipado el humo de colores, los gritos y las chicanas, están las condiciones de vida de niños y jóvenes que según los datos del IPPP, son pobres en un 70%, no acceden a una alimentación mínima el 30,8%, si sumamos pobres e indigentes alcanzan el 86% de las franjas etarias, los que ya se han independizado de sus padres gastan (en CABA) el 70% de sus ingresos en pagar el alquiler y si miran a sus abuelos ven un futuro de indigencia. En los últimos años, en un país desigual y que se debate entre repartir mejor o peor la renta agropecuaria, lo peor que te puede pasar es ser niño, joven o viejo.
Pan, fideos o Fabiola, nadie se va a quedar sin comer
Entre los datos empleo y subempleo que presenta el Informe que firman el citado Lozano, Agustina Haimovich, Ana y Javier Rameri, Eugenia Ventura y Mariana Rivolta, encontramos que de la precarización del 70% que afecta a los jóvenes, el 62,1% se explica por ausencia de contratación laboral o trabajo en modalidades no registradas. Solo un 8,6% corresponde a cuentapropistas o asalariados formales estables, pero que perciben como salario menos que un Salario Mínimo.
Veamos en el siguiente cuadro, un desglose comparativo entre la fuerza laboral precarizada general y el segmento etario 18-24 años.
Algunas cifras impactantes: el desempleo juvenil casi triplica el de la fuerza laboral general y la precarización es superior en casi un tercio (24%) y la no registración es casi del 40%. En donde se equilibran las penurias entre trabajadores en general y jóvenes es en la franja que gana menos de $270 mil, con la aclaración de que allí nadie gana, sino que todos pierden.
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Y un dato final que no está de moda en las agendas periodísticas -pero sí en AIRE- el impacto diferencial negativo si además de ser joven, se es mujer. Analicemos una comparativa de barras entre los promedios de varones, mujeres y el total de la fuerza laboral.
Solo distinguiendo barras y colores se puede ver que las mujeres pierden en actividad y empleo y ganan en los niveles de desocupación y subocupación. Y como el cuadro se completa con el salario que remunera esos empleos, hay que sumar el dato de la brecha de género, que actualizada al mes de Julio por un Estudio de la Universidad de La Plata, alcanza al 25,6% en promedio.
Pero por lo menos nos quedan el periodismo y las aspiraciones! Veamos, según el último Index del mercado laboral de la consultora Bumeran, los y las argentinas aspiran a ganar más de $1 millón bruto (antes de descuentos). El promedio salarial de la economía medido por el INDC está en $402.654, bastante menos que la mitad de ese aspiracional, según lo cual los que están en la Clase Baja pretenden ascender a la Clase Baja Superior para auto percibirse de Clase Media. ¿El periodismo? Prometiendo más filtraciones del Juzgado Federal 11 que conduce Julián Ercolini, fotos de moretones o chats y videos de amantes. Que algo o alguien nos ampare.