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Política

El futuro del Plan Abre y otras intervenciones integrales en la agenda de la transición provincial

El gobernador electo Omar Perotti deberá definir el destino de programas como el Plan Abre, el Nueva Oportunidad y las intervenciones integrales en barrios, que lograron mejorar el horizonte de barrios muy vulnerables y con alta conflictividad urbana

Por Hernán Lascano

En momentos que palabras como herencia y transición abundan para referir al traspaso de gobierno provincial en diciembre, una de las cuestiones que más atención despierta en Rosario y Santa Fe es el destino que tendrán los programas sociales que involucran fuertes recursos fiscales para las áreas de infraestructura urbana, sanitaria y educativa, que alcanzaron algunos resultados auspiciosos en cuanto a reducción de conflictividad urbana y mejoras en convivencia.

La gran incógnita es el destino que concibe el gobernador electo Omar Perotti para programas como el Plan Abre, el Nueva Oportunidad que involucra a 13 mil jóvenes en capacitación para empleos apuntando a sectores alcanzados por conflictos penales y las intervenciones integrales en barrios por problemas de seguridad pública, en donde actúan fiscales del Ministerio Público de la Acusación (MPA) junto con reparticiones de las áreas de desarrollo social de la provincia. 

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Aplicadas en contextos difíciles y degradados a nivel urbano, estas iniciativas de intervención urbana lograron, aunque incipientes, alentadores resultados en las dos mayores ciudades de la provincia, generando algunos efectos beneficiosos en barrios castigados por factores comunes: mercados fragmentados de drogas en disputa por pequeñas bandas, problemas de inclusión social y vacíos de presencia institucional que alimentan la amenaza para los vecinos.

El Plan Abre se aplicó en 66 barrios de Santa Fe, Rosario, Villa Gobernador Gálvez, Pérez y Santo Tomé. Se hicieron conexiones de luz segura, ampliación de agua potable y desagües cloacales. En los 17 barrios alcanzados por el Abre Familia el 100 por ciento de los niños acude al nivel inicial y el 100 por ciento de las embarazadas se realizaron controles periódicos en centros de salud.

En el entorno de Pablo Javkin, intendente venidero de Rosario, están dispuestos a darle arraigo municipal, con una dirección o con un programa urbano, a este último plan que concentra centenares de recursos humanos del municipio, provincia, fiscales y fuerzas de seguridad para regular la zona, ordenar el espacio público, evitar usurpaciones, capacitar a los más afectados por las dinámicas violentas y generar programas edilicios, tanto de apertura de calles como regularización de títulos de viviendas. 

Las políticas sociales generan construcción de ciudadanía pero además producen un impacto en la conciencia sobre su valor, lo que las convierte en una plataforma difícil de remover, más allá de las alternancias políticas. Pasó de hecho con la asignación universal por hijo, o con la moratoria que permitió jubilarse a trabajadores que no habían completado aportes, incorporados durante el gobierno de Cristina Fernández pero mantenidos por Mauricio Macri, en cuanto su aplicación fue una ampliación ciudadana de derechos.   

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“Suponemos que de darles continuidad el gobierno provincial entrante les dará su impronta a los programas. Probablemente cambien algunos nombres y también sus matices. Pero sería positivo para la comunidad su mantenimiento, porque según evaluaciones externas se producen impactos positivos y avances que son para los vecinos”, dijo Gustavo Zignago, actual secretario general de la Municipalidad de Rosario.

Los sectores en Rosario donde están las principales inversiones del Plan Abre, como los barrios Moderno, Grandoli, Ludueña y Latinoamérica son espacios urbanos donde según el MPA mejoraron los  indicadores de convivencia, y en los que tanto Perotti como el candidato a intendente Roberto Sukerman ganaron con holgura. 

La intervención y las obras del Plan Abre fueron estratégicas para mejorar la calidad de vida en los complejos municipales de Grandoli y Gutiérrez en Rosario.

“Hay barriadas con mucha tradición peronista y si tiene buenos candidatos vota en consecuencia, aún con obras importantísimas”, decía Javkin hace unos días. “En Rouillón y Seguí se hizo una inversión fundamental, la gente reconoce la obra, pero perdimos y está bien. Las obras en sí no dan votos pero la gente vota por los derechos que generan las obras y las políticas”, meditó el intendente rosarino electo.

La conflictividad medida en delitos contra la vida en Rosario se desaceleró notoriamente donde funcionan el Plan Abre y los programas coordinados entre fiscalías y áreas de Desarrollo Social. En dos cuadrantes vastos de Grandoli y Gutiérrez, en los que durante 2014 debían suspenderse las clases debido a las balaceras, en el último año de intervención no volvieron a repetirse homicidios. Lo mismo en el área intervenida del barrio Bella Vista Oeste. En ambos vecindarios además declinaron en forma notoria otros tres registros indiciarios de eventos amenazantes según la central de información criminal OJO: los heridos de bala, los llamados al 911 para reportar personas armadas y usurpaciones de viviendas.

Claro que en estas áreas la violencia puede rebrotar. Rosario tuvo desde 2012 una aceleración de sus homicidios dolosos que declinó a partir de 2015. En el último semestre las cifras oficiales del MPA exhiben casi un 20 por ciento menos de asesinatos: de 108 en 2018 pasaron a 88 en 2019. Los guarismos en declive deben parte de su explicación a la pacificación en el corredor de avenida Grandoli, donde se hizo la experiencia más fuerte de intervención de fiscales y áreas sociales luego de la batalla sangrienta entre dos entornos familiares, los Caminos y los Funes, contienda que implicó 30 homicidios en dos años solo en esa zona. 

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En el desagregado de datos en Rosario también surge como importante que al examinar el componente etario, se verifica un descenso marcado en los porcentajes de muertes de entre 15 a 24 años, que de 2015 a 2017 es del 40 por ciento. Pese a que la tasa de homicidios repuntó en 2018, no hubo alzas en ese rango de edad. “Cuando se examina el componente etario entre las víctimas de hechos letales, que no dejan de bajar desde 2015, es muy interesante que bajen los guarismos de víctimas entre 15 a 24 años, que es donde encontrábamos la mayor incidencia”, dice Jorge Elder, secretario de Desarrollo Social de la provincia. 

Las plazas, con espacios de juegos para los chicos, son claves para fortalecer los lazos entre los vecinos.

Como la correspondencia entre agresor y víctima suele mantener paridad, aparece en ese dato una idea de que estrategias como el programa Nueva Oportunidad, que está concebido para capacitar en empleos a beneficiarios que se encuentran en las dinámicas de los conflictos, puede estar funcionando.

El Programa Nueva Oportunidad tiene 13 mil beneficiarios en toda la provincia, de los cuales 8 mil se concentran en Rosario, Villa Gobernador Gálvez y Pérez en áreas que desde 2013 exhibían alta preponderancia de homicidios. “No nos engañamos sobre las dificultades de inserción de empleo. Pero sin renunciar a capacitar lo que buscamos es generar vínculos entre los elegidos en los barrios, porque lo que aprenden allí son hábitos de convivencia social, porque relacionarse es advertir que el otro no es un enemigo”, señala Elder.

Las acciones integrales del Plan Abre, como las que en Santa Fe se hicieron en el barrio Coronel Dorrego, merecieron el espaldarazo del Observatorio de Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), que tomó entrevistas a 230 hogares cuando se iniciaba el proyecto en 2014 en Rosario, Santa Fe y Villa Gobernador Gálvez. 

El Abre interviene sobre tres andariveles: mejora del hábitat y equipamiento barrial, fortalecer las redes sociales para mejorar la seguridad comunitaria y Abre Familia, que valoriza aspectos sociales y empleo. Los encuestadores consultaron a las mismas 230 familias en Rosario cinco años después. Encontraron que el 70 por ciento afirmó que su situación económica había empeorado.

“Quien resulte ganador en Santa Fe podrá mejorar lo hecho pero deberá antes tomar esta experiencia porque ha sido un aporte muy importante”, dijo Agustín Salvia, director del Observatorio de la UCA en Rosario, una semana antes de las elecciones generales.

En la antesala de un año en el que se espera caída nacional de recaudación, lo que afectará las cuentas fiscales de la provincia, además del anticipo de una recesión prevista en al menos 15 meses por Rubén Michlig, el ex ministro coordinador de Jorge Obeid, el panorama para Perotti no se presenta fácil.

Los desafíos de las transiciones suelen ser los mismos: a la nueva gestión le tocará evaluar lo que se hizo mal pero también cómo dar continuidades a lo que pudo haberse hecho bien. Los programas sociales alcanzaron unos logros módicos que tienen reconocimiento en territorios que, de manera mayoritaria, acompañaron con su voto al gobernador entrante. Los capítulos venideros estarán por verse.

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