Que no podía llevar a su hijo a la clínica porque le había surgido un “gran negocio”, eso fue lo último que la familia de Carlos Alberto Farías supo de él, antes del mediodía del miércoles 21 de febrero. Para cuando radicaron la denuncia por el pedido de paradero, “Pelusa” yacía sin vida en el depósito de un local de venta de ropa en la peatonal santafesina.
Los primeros detalles de lo ocurrido ese día fueron ventilados por el fiscal de la Unidad de Homicidios Estanislao Giavedoni en el marco de una audiencia realizada en la sala 2 de los tribunales santafesinos ante el juez Lisandro Aguirre. El imputado, un joven de 22 años identificado como Augusto Joaquín Monzón, dijo ser prestamista, y fue asistido por los abogados defensores particulares Juan José Patiño y Martín Scurato.
El cuerpo sin vida del cambista de 57 años fue encontrado el viernes 23 por la tarde por los agentes de la División de Trata de Persona, que llegaron al lugar tras reconstruir las últimas horas de la víctima a través de los videos de las cámaras de vigilancia ubicadas en la zona.
Un “gran negocio”: el trasfondo del homicidio del arbolito "Pelusa" Farías
Monzón fue imputado como autor de homicidio criminis causa; según el fiscal Giavedoni, el joven se encontró con Farías, ingresaron juntos al local "California Bay", ubicado en la peatonal San Martín a pocos metros de Eva Perón, cerca de las 13:30 del miércoles, y un par de horas más tarde se retiró sólo el sospechoso. “Pelusa” nunca salió del local.
Lo que sucedió dentro del local es una presunción que se realiza a raíz de las pericias practicadas por los investigadores: Monzón golpeó en reiteradas oportunidades a Farías en la zona del rostro y del cráneo en el local; luego, arrastró el cuerpo sin vida por un pasillo hasta el depósito, donde lo ocultó detrás de bolsas de mercadería.
Antes de retirarse, Monzón limpió los rastros de sangre y se retiró del comercio llevándose consigo el teléfono celular de la víctima y un monto de dinero que no pudo ser establecido. En las últimas horas se realizó una nueva requisa en el local, y se halló el morral de la víctima con 200 dólares en su interior, en billetes de baja nominación.
Giavedoni solicitó que Monzón continúe en prisión preventiva porque enfrenta la pena más grave que establece el código penal, la prisión perpetua, y que no cuenta ni con arraigo familiar ni con arraigo laboral, por lo que podría fugarse del proceso.
Además, la familia de la víctima tiene intenciones de ser parte en el proceso y constituirse como querellantes, y antes de la audiencia declararon reclamando la pena máxima del imputado, que se investigue al resto de los involucrados y que se haga justicia.
En relación con esto, el fiscal Giavedoni brindó una conferencia de prensa al finalizar la audiencia, y explicó que las dos personas que habían sido detenidas el viernes, cuando los policías encontraron el cuerpo de Farías, no se encuentran desvinculadas de la investigación, si bien recuperaron la libertad a las pocas horas.
Se trata de los dos empleados del local, un muchacho y una chica, que declararon en la causa y ayudaron a identificar a Monzón. En relación con la joven, se trata de la pareja, o expareja, del imputado, y prestó declaración en presencia de su abogado defensor.
En cuanto a la evidencia colectada en la investigación, el fiscal enumeró las tareas de campo realizadas por los agentes y las pericias en el local, y una serie de allanamientos practicados en las viviendas de los involucrados: "Se secuestraron varios elementos de interés que serán peritados, entre ellos un martillo" y otros objetos que podrían haber sido utilizados para golpear a Farías, detalló Giavedoni.
La palabra de Giavedoni al finalizar la audiencia
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