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Policiales Rosario | Homicidio | Crimen

La muerte de Ticiana, víctima inocente de un "plan criminal" que erró el blanco

Por el crimen de la adolescente hay tres detenidos que confesaron haberse equivocado de víctima fatal. Diez son los menores que murieron este año en Rosario a causa de disputas entre bandas.

Ticiana Luz Espósito, de 14 años, recibió un disparo en el cráneo dentro de su casa mientras lavaba los platos, pero en realidad el ataque era para un vecino. Nueve menores murieron en 2020 en Rosario bajo el fuego de gatilleros desquiciados. Con diferencias en cada hecho, varios fueron blanco errado de venganzas o ajustes. Otros pagaron con la vida una precoz incursión en el delito.

Serios y profundos problemas estructurales de marginalidad en sectores de por sí avasallados por políticas sociales erráticas, pero bien promocionadas para los medios, abrieron un canal por donde fluye como la lava de un volcán el poder del dinero de la droga y otros comercios ilícitos que sostienen a las lábiles bandas criminales de Rosario.

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Ticiana tenía 14 años cuando fue asesinada de un disparo en la cabeza.

Ticiana tenía 14 años cuando fue asesinada de un disparo en la cabeza.

El desparramo de balaceras protagonizadas por gatilleros de poca monta cooptados por bandas poderosas y empoderados con armas y balas al alcance de la mano, como si fuera una caja de chicles, provocan el drama en un segundo. Las muertes inocentes entran como un puñal en el corazón de la sociedad y generan conmoción.

Al crimen de Ticina Luz Espósito, la adolescente de 14 años que murió hace una semana por un inesperado balazo que se filtró por la ventana de su casa mientras lavaba los platos y le dio de lleno en el cráneo, le precedieron otros hechos igual de graves, con víctimas inocentes que quedaron atrapadas entre los proyectiles de la disputa entre bandas.

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Un párrafo de la canción del ya disuelto grupo de rap y hip hop puertorriqueño Calle 13 parece graficar algo de lo que ocurre en algunos sectores de la Rosario fragmentada, que lleva 20 muertes en la misma cantidad de días de septiembre y cientos de heridos de arma de fuego por la seguidilla de situaciones violentas que parecen no dan respiro.

…Hay poco dinero pero hay muchas balas, hay poca comida pero hay muchas balas, hay poco gente buena por eso hay muchas balas, cuidao que ahí viene una (Pla! Pla! Pla! Pla!) …”Hay poco dinero pero hay muchas balas, hay poca comida pero hay muchas balas, hay poco gente buena por eso hay muchas balas, cuidao que ahí viene una (Pla! Pla! Pla! Pla!)”

Cuando el jueves los fiscales Gisella Paolicelli y Ademar Bianchini imputaron a los tres detenidos sospechados como autores materiales de los disparos a la vivienda de Ticiana en Magallanes al 2700, sostuvieron que se trató de un “plan criminal”. Y aclararon que el furibundo ataque en realidad buscaba eliminar a un vecino de la nena, que logró escapar a tiempo del lugar y salvó su vida entre el aluvión de balazos.

La identidad de esa persona, el verdadero blanco de los plomos, se mantiene en reserva. Es que según fuentes de la pesquisa la investigación sigue activa, pueden surgir más involucrados y aún falta indagar sobre la verdadera motivación del ataque.

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El momento en que detenían a uno de los hombres involucrados en el homicidio de Ticiana.

El momento en que detenían a uno de los hombres involucrados en el homicidio de Ticiana.

Los fiscales le achacaron a los detenidos, identificados como Alex Gabriel I., de 20 años; Joel Bernardo I., de 32; y Brian Omar I., de 25, la coautoría de los delitos de homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas, y portación de arma de fuego, todo en concurso real.

En una audiencia que se celebró por videoconferencia y en la cual los imputados se abstuvieron de declarar, los fiscales sustentaron el señalamiento en base a las declaraciones de vecinos que estaban en la cuadra de Magallanes al 2700 el lunes a las 19.30.

Primero el porrón, después la nueve milímetros

Recordaron que a esa hora observaron que dos hombres tomaban cerveza en la puerta de un negocio en la esquina Virasoro y Magallanes. En ese momento una vecina que despedía a su marido que iba a trabajar en moto escuchó que alguien decía: “Dale, dale”. A los pocos segundos observó que dos hombres, uno de ellos armado, disparó “a mansalva” desde la vereda de su casa en dirección a la casa de enfrente.

A esa evidencia se sumó el relato de una mujer que completó la secuencia, porque vio al dúo correr hacia Gálvez y tomar un taxi que al parecer los estaba esperando. Si bien casi todos los testimonios coincidieron que eran dos los hombres, una testigo sumó a un tercero que estaba cerca de ellos.

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También el cotejo de la pericia balística forma parte del entrecruzamiento de datos, ya que de la escena del crimen se recogieron 24 vainas servidas. Pero hubo otro elemento clave para llegar a la identificación de los sospechosos.

Entre las evidencias que exhibieron los fiscales había resultados de una huella dactilar en un envase de cerveza que permitió identificar a Joel Bernardo I. Se trata de un hombre que ya tenía antecedentes penales por un robo a mano armada, por el cual purgó una condena de tres años y cuatro meses de prisión.

Según la pesquisa, al ser detenido Joel Bernardo se desligó del hecho, aunque no tuvo empacho en incriminar a los otros dos detenidos: su sobrino Alex y el otro un joven apodado “Chino”, por Brian I. Alex fue apresado el martes en su casa de Campbell al 1200 bis, un sector humilde del barrio Empalme Graneros, y Brian I. en un departamento del complejo de viviendas ubicado en Sánchez de Thompson al 200, zona sur. Y se incautaron armas de grueso calibre y teléfonos, todo bajo pericias.

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La Policía de Homicidios en el lugar del homicidio de Ticiana, recolectando testimonios de vecinos.

La Policía de Homicidios en el lugar del homicidio de Ticiana, recolectando testimonios de vecinos.

“Todo lo expuesto denota el plan criminal trazado por los imputados, junto con otra persona que colaboró en la ejecución del ilícito, dirigidos a provocar la muerte a vecino de la zona donde vivía la víctima, Ticiana”, remarcó el fiscal Bianchini. Y agregó que los tiradores contaban “con datos precisos de lugar y hora para llevar adelante el ilícito”. Por esto último, les achacó el agravante de la premeditación.

En bloque, las defensas de Alex Gabriel I. Joel Bernardo I. y Brian Omar cuestionaron la imputación. Buscaron sacar a sus representados de la escena del crimen y refutaron que no hay evidencias para acusarlos del homicidio.

La defensora pública Andrea Siragusa dijo que Joel I. se “autoincriminó e incriminó a otros” cuando la policía lo detuvo sin garantías legales, por lo cual podría pedir la nulidad de las actuaciones. Y cuestionó la calificación de “plan predeterminado” cuando aún se desconoce la motivación del hecho.

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A su vez, Romina Bedetti y María del Carmen Varela propusieron testigos para demostrar que Alex I. estuvo ese día en su casa jugando con la play station. “Pueden demostrar que no se movió de su casa”, indicaron sobre el aporte que podrían hacer sus familiares.

La jueza Valeria Pedrana ponderó como incriminante la idea del caso presentada por los fiscales en esta etapa preliminar de la pesquisa, y aceptó el encuadre legal. En ese sentido le dio relevancia a “evidencias objetivas contra los imputados: la huella en el envase de cerveza de uno, la huella en el taxi en otro y el GPS del taxi que indica que estuvo en la cuadra donde vive el tercero.

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Al menos una decena de vainas se encontraron en las afueras de la casa de Ticiana, tras el crimen.

Al menos una decena de vainas se encontraron en las afueras de la casa de Ticiana, tras el crimen.

“Son indicios de probabilidad suficiente” contra los acusados teniendo en cuenta que sólo han pasado 72 horas del hecho y faltan medidas. Luego trató el requerimiento de medida cautelar y ordenó que los tres imputados queden en prisión preventiva por el plazo máximo de ley, establecido en dos años.

En esa condición transitan esta etapa del proceso, como coautores de homicidio agravado por el uso de arma de fuego calificado por el concurso premeditado de dos o más personas, y portación ilegal de arma de fuego, todos los delitos en concurso real.

La movilidad, un servidor público

El primero de los detenidos en el caso fue un taxista identificado como Gustavo B., de 49 años. Con ese primer indicio los agentes de la división Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y del Organismo de Investigaciones (OI) comenzaron a hilvanar datos. El chofer manejaba un Chevrolet Corsa que fue hallado abandonado con las llaves puestas en inmediaciones de country del Golf Club de Fisherton.

El hombre dijo que se descompensó y requirió asistencia en el Policlínico San Martín luego de que los delincuentes lo obligaron a trasladarlos hasta Álvarez Condarco y Azcuénaga. Pero nunca accionó el botón de pánico ni dio alerta de estar en peligro. Allí declaró que lo hicieron bajar y tirar el celular para que se fuera caminando. Pero los fiscales notaron inconsistencia en esa versión, y llamaron a declarar al dueño del taxi.

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Amigos de Ticiana despidieron a la adolescente.

Amigos de Ticiana despidieron a la adolescente.

El titular del vehículo explicó que había tomado como empleado a Gustavo B. hacía unos tres meses. Y que a partir de verificar con el GPS los recorridos que hacía habitualmente el empleado, le llamaba la atención que circulaba por zonas peligrosas y de habituales robos.

Pero además, luego se estableció que el chofer acostumbraba a levantar gente que frecuentaba casinos clandestinos. En este sentido los fiscales resaltaron que uno de los lugares que mencionó el testigo es la cuadra donde vive Alex I., uno de los acusados.

Aunque se trata de un encuadre de legal ajustado, lo de “plan criminal” parece quedar grande para enmarcar la conducta de pendencieros desquiciados que antes de disparar a mansalva toman porrones en una esquina. Lo real es que últimamente estos actores dominan sin freno la escena criminal, y provocan regueros de sangre y dolor, como ocurrió con Ticiana.

Víctimas precoces

Este es un repaso de los homicidios de menores de edad, niños o adolescentes, ocurridos durante el 2020. Algunos con fundamentos en peleas entre bandas, y en varios los gatilleros equivocaron los objetivos.

El 5 de enero mataron a Kevin García, de 17 años, en Racedo 4400, la conocida Villa Banana. Murió luego de ser herido por disparos de proyectiles de un arma automática que escupió decenas de balas contra su casa en un contexto de luchas entre pandillas por el narcomenudeo.

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El 16 de febrero Chelsi Albornoz, de apenas un año, fue una víctima inocente. Iba en brazos de su mamá en una moto que conducía el padre, los tres fueron acribillados a balazos en Génova y Cabal. Sus padres Christopher Albornoz y Florencia Corvalán murieron en el acto. Hay un detenido imputado como coautor del hecho.

Dylan Saucedo, de 15 años, falleció el 11 de marzo en Anchorena al 1900 por disparos de arma de fuego desde una bicicleta. Una discusión previa con un hombre armado derivó en el ataque a un grupo de personas donde estaba Dylan.

El caso ocurrido el 15 de abril, donde la víctima fue Thiago Avaca, de apenas 9 años, demuestra el problema de la circulación de las armas en manos de irresponsables. El chico estaba en la casa de un amigo. Uno de los dueños de casa tomó un arma de adentro de la mochila de un tío y, jugando, le apuntó y disparó a Thiago en la cabeza.

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Compañeros del colegio en la misa donde despidieron a Ticiana y exigieron justicia por el crimen de la adolescente.

Compañeros del colegio en la misa donde despidieron a Ticiana y exigieron justicia por el crimen de la adolescente.

Once días más tarde, Lucas Mariano Varela, de 12 años, murió en la puerta de su casa, en Mapic al 6200, en el barrio Toba. Un hombre llegó hasta el lugar en moto para llamar al padre. Ambos forcejearon, pero el agresor efectuó disparos, y uno de los proyectiles le dio a Lucas en el cráneo. Por eso hecho hay una persona imputada.

A mediados de agosto se denunció la desaparición de Mauricio Alberto Frega, de 17 años. El chico apareció el 30 del mes pasado en la zona rural de Alvear. El cuerpo estaba en avanzado estado de putrefacción. Pudo ser reconocido por piezas dentarias. Tenía cinco tiros por la espalda. Un caso de ajuste.

El 5 de septiembre la víctima fue Natalí Macarena Blanca, de 17 años. Un hombre llamó a la puerta de su casa en Lavardén 5500, barrio Empalme Graneros, y cuando la adolescente salió a atender, sin decir nada le disparó tres veces. Llegó sin vida al hospital donde la había llevado su papá.

El 8 de septiembre asesinaron a Lucas Benitez, también de 17 años. Ocurrió en Biedma al 1000, cuando le dispararon desde un vehículo en movimiento. También se trataría de un ajuste de cuentas, pero demuestra la precocidad de los actores víctimas que integran el elenco del hampa local.