El problema es cuando este tipo de entretenimiento tiene como médula informativa la desaparición de un chico de cinco años, que nació en un pueblo de 2.500 habitantes en el interior profundo, aquel que desconocen los propios cronistas porteños, a los que todo les sorprende y les genera una fascinación morbosa.
El caso Loan, un compendio de mala praxis
La desaparición de Loan es un caso plagado de mala praxis.
Por un lado, la del periodismo, que es también consecuencia de la negligencia inicial de la Justicia correntina. La causa recayó hace 24 días en el fiscal Juan Carlos Castillo, un expolicía que llegó al cargo por devolución de favores políticos. Este funcionario ni siquiera se tomó la molestia de ir al lugar donde el niño había desaparecido. Creyó, sin dudarlo, en el relato de parte de un entorno familiar que, como se comprobó luego, mintió en todo momento para sembrar pistas de que Loan se había extraviado en un monte el 13 de junio pasado, cuando fue a buscar naranjas a un lugar donde no había cítricos, que está a unos 600 metros de la casa de su abuela Catalina, de 87 años, una curandera que reunió en un almuerzo, en el que comieron guiso de gallina, a gente que no se conocía entre sí.
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La desaparición de Loan salpica al gobierno de Gustavo Valdés. El mandatario de Corrientes se corrió del centro de la escena durante la última semana.
Después de tres semanas, las pericias empiezan a despejar por primera vez un enigma oscuro que reinó en este caso. Complican a tres detenidos en la “sustracción” del niño, aunque no despejan los misterios más urgentes: dónde está ni qué hicieron con él.
El viernes al anochecer, Laudelina Peña, la tía del niño, quedó detenida tras declarar durante más de seis horas. La jueza federal Cristina Pozzer Penzo la indagó y ordenó su detención en el penal de Ezeiza, a 800 kilómetros de 9 de Julio, luego de que admitiera que plantó el botín de su sobrino para desviar los rastrillajes y para que la principal hipótesis siguiera siendo que Loan se había extraviado en el monte tras ir a buscar naranjas, junto con su marido Bernardino Benítez y la pareja integrada por Héctor “Fierrito” Ramírez y María Cecilia Millapi.
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Según el testimonio que los cinco niños que lo acompañaban dieron en la cámara Gesell, Loan fue hasta esa arboleda, donde no había cítricos, que está separada unos 600 metros de la casa de Catalina. Luego, desapareció. Ese es uno de los puntos críticos, que aún no logró ser aclarado.
Los peritajes de los teléfonos determinaron que otro de los detenidos, el excapitán de navío Carlos Pérez, habría borrado algunos mensajes que mandó aquel 13 de junio. La esposa del exmarino, según el testimonio de Laudelina, fue quien le entregó la zapatilla que luego plantó en un charco de barro.
El rol de la tía en la desaparición de Loan
La tía de Loan recibió del celular de su hija una foto del botín, que fue sacada antes de que lo sembrara en el campo, a unos dos kilómetros de El Algarrobal. Hasta ahora la sospecha es que Laudelina, Pérez y Caillava ocultaron información y trataron de imponer que el chico estaba desaparecido.
La tía de Loan estuvo en libertad hasta el viernes. Usó esa condición para mentir y sembrar pruebas. Expuso además la teoría del accidente para volver a desviar la causa.
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Laudelina Peña, tras las rejas. Después de declarar ante la Justicia, la tía de Loan quedó presa.
El sábado de la semana pasada se presentó ante un fiscal provincial en la capital correntina, que estaba ajeno a la causa, para “denunciar” amenazas, pero su objetivo principal era sembrar otra pista supuestamente falsa: que Carlos Pérez había atropellado con su camioneta Ford Ranger a Loan y que lo habían sacado en ese vehículo del campo.
Fue llamativo el mensaje del gobernador correntino Gustavo Valdés, que celebró esa maniobra al señalar que se había “dado un gran paso” para resolver el enigma de la desaparición de Loan. Fue la última vez que se expresó públicamente el mandatario radical.
Está claro que los tres personajes de la trama querían ocultar la desaparición de Loan.
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El expediente sigue bajo secreto de sumario y con una carátula poco precisa: “Averiguación de delito”. La sospecha de que la desaparición de Loan se encamina a ser un caso de trata de personas aún está verde, a pesar de estos indicios.
La maraña de mentiras que entorpece la búsqueda de Loan
La desaparición de Loan reúne una historia teñida de tragedia que exhibe de manera descarnada realidades disímiles, contrapuestas, de ese “otro” país relegado que aparece cada tanto, de un mundo rural, arcaico, recargado de misticismo pagano, según la mirada de los visitantes eventuales, que fueron devoradas por la fascinación que mostraron los medios que rozaron una mala praxis de la que casi nadie en esta historia pudo quedar indemne.
La negligencia y las complicidades que supuran desde la raíz de la investigación causaron que el desconcierto ganara en las primeras tres semanas. Las hipótesis se multiplicaron y una tragedia como la desaparición de un niño terminó transformándose en un culebrón con personajes reales, pobres y vulnerables, tanto víctimas como posibles victimarios y cómplices, que desgranaron mentiras para entorpecer un expediente que aún no aporta claridad ni logró despejar esa madeja de dudas sobre lo que pasó con Loan.
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El pequeño Loan Danilo Peña está desaparecido desde el 13 de junio.
A esta altura, luego de una desastrosa investigación inicial, en manos del fiscal provincial Juan Carlos Castillo, lo único que puede aportar certezas son las pericias que están en manos de Gendarmería y la Policía Federal Argentina, que a causa de estas falencias en la instrucción debieron arrancar de cero ante la desconfianza permanente en la policía provincial, cuya complicidad aparece corporizada en las maniobras del comisario Walter Maciel.
Un fresco de ese revoltijo de relaciones es la casa parroquial donde vivía el policía, cedida por el cura Cristian que jamás apareció por 9 de Julio por miedo a ser blanco de la bronca popular en un lugar apacible donde como todos repiten “acá nunca pasó nada”.
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Ahora queda todo bajo sospecha, tras la desaparición del niño, que lo reclama todo el pueblo, pero ese esquema de poder folclórico fue siempre así. Con la demanda que genera este caso, toda esa realidad genera un asombro ingenuo.
Qué se sabe hasta ahora sobre la desaparición de Loan
Hasta ahora, según los resultados parciales de los peritajes, la trama tiene a la pareja del exmarino Carlos Pérez y Victoria Caillaba como los principales sospechosos. El viernes se sumó Laudelina Peña al lote de un total de siete detenidos. Su marido Bernardino Benítez, junto con Héctor “Fierrito” Ramírez y María del Carmen Millapi, fueron los primeros detenidos bajo la figura que usó el fiscal Castillo por abandono de personas.
El funcionario judicial interpretó luego, cuando su única hipótesis de que Loan se había extraviado en el monte estaba caída, con muy pocos elementos, que podía haber trata de personas y se sacó la causa de encima para enviarla al fuero federal.
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Lo que aún está verde en la investigación es por qué se llevaron en la camioneta Ford Ranger a Loan y luego lo subieron al baúl del otro auto, un Ford Ka rojo.
Fueron los lugares que los perros, hace dos semanas, apuntaron que había rastros del niño. Como la investigación tuvo que resetearse desde el arranque, los peritos tuvieron que hacer un doble estudio forense en esos vehículos para despejar dudas. Uno lo realizó Gendarmería y el otro, especialistas de la Policía Federal. Usaron dos equipos diferentes para corroborar las evidencias de una forma de achicar los márgenes de errores.
Con los análisis de los teléfonos ocurrió algo similar. Se analizaron con las valijas Ufed más nuevas. Ordenar esa madeja lleva tiempo y una cantidad de fondos para un caso que es inédito. Eso explica la bronca del gobierno nacional con el gobernador de Corrientes Gustavo Valdés, totalmente ausente en busca de resguardarse de un escándalo que lo puede perjudicar y mucho.
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Hay un punto crítico y terrible: ¿a Loan lo subieron vivo o muerto en ese auto? La pregunta que surge es que, si su captación fue con fines de trata, por qué lo iban a lastimar o a matar.
¿Entonces, qué ocurrió? Ninguno de los detenidos declaró qué pasó con el niño. Todos se negaron, salvo Laudelina que testimonió más de seis horas el viernes, pero que al estar imputada está en condiciones de poder mentir.
