El jueves a las 15, César Carmona, un policía de 40 años, llegó a la sede de la Agencia de Investigación Criminal de la ciudad de Rosario. Estacionó su auto en la esquina y cuando bajó del vehículo apareció un sicario que comenzó a dispararle a mansalva. El policía no hizo tiempo de desenfundar su arma, ante la sorpresa del ataque. Fueron 13 disparos que terminaron con su vida en pocos segundos. Los atacantes lo habían seguido desde la financiera donde Carmona hace adicionales.
Tras la ejecución, los sicarios huyeron en un Citroen C3 color rojo, que abandonaron pocos minutos después a unas cinco cuadras de la sede de la AIC. Los peritos examinaron de manera exhaustiva el auto en busca de huellas, bajo las directivas del fiscal Alejandro Ferlazzo.
La muerte de Carmona provocó una fuerte conmoción en la AIC. Era un policía querido en esa fuerza donde había llegado hacía unos meses. Allí también trabaja su hermana.
Qué hipótesis se manejan en torno al crimen del policía
Hay dos hipótesis que se manejan hasta ahora: que podría tratarse de un ataque contra la fuerza, luego de los allanamientos que se produjeron el lunes pasado contra miembros de la banda de Los Monos.
La otra, que podría ser un intento de robo. Si bien a Carmona no le sustrajeron nada y sólo lo mataron, hay un vidrio roto en su auto que podría dar indicios de que el atacante trató de sacar algo del vehículo. Todo este esquema de sospechas es lo que se analiza por estas horas.
En cuanto a la primera, un indicio que podría indicar el camino hacia donde se dirige la investigación es que la Agencia de Control Policial, cuyos integrantes participaron de los allanamientos del lunes pasado, que tuvieron como blancos a la extestigo Mariana Ortigala y a Vanesa Barrios, pareja de Ariel Guille Cantero, fue vallada desde el viernes a la noche con el objetivo de evitar posibles ataques a balazos.
Se sospecha que Ortigala es la que maneja parte de las inversiones de la banda criminal, como publicó esta semana este medio. La mujer era muy cercana al líder de Los Monos, al que visitaba casi todas las semanas en el penal de Marcos Paz. El jueves, la extestigo fue indagada también en el fuero federal por una investigación que realizó el fiscal federal Claudio Kishimoto. Ortigala había subalquilado un departamento donde fue detenido un narco de la organización.
También se analiza lo que ocurrió en la sede policial hace dos semanas, cuando se produjo el último ataque que provocó consecuencias directas contra el crimen organizado. El presunto autor del ataque fue detenido.
Su nombre es Lautaro Román Núñez, que fue imputado y está detenido desde hace dos semanas, cuando la Dirección de Inteligencia Criminal de la AIC, a cargo del comisario Damián Meza, realizó un operativo, que incluyó diez allanamientos, y lo detuvo. Dos días después fue imputado por tres hechos y la jueza Silvia Castelli dictó su prisión preventiva por 60 días.
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Es que Núñez no solo habría disparado el 25 de agosto pasado contra el edificio policial, donde dejó una amenaza contra el fiscal Edery, sino también cometió otros ataques ese mismo día.
Después de atentar contra el edificio policial balearon un destacamento policial ubicado en el barrio El Tanque, en La Tablada, donde resultó herido de gravedad David Obregón, quien esperaba el colectivo y recibió un disparo en Dr. Riva y Grandoli.
Allí los atacantes, que se desplazaban en una moto, arrojaron un cartel igual al que habían dejado en la sede de la AIC, que advertía: “Fiscal Edery dejen de matar gente inocente o si no vamos a matar policías, jueces y fiscales”.
El raid violento no quedó ahí. Minutos después, cerca de las 21.30 el mismo sicario mató a Leonel Laureano Cardozo, de 25 años, cuando paseaba el perro por Flamarión al 5100. Los investigadores detectaron –de acuerdo a los peritajes- que se usó la misma arma: una pistola calibre 40. Y también se identificaron huellas dactilares que le pertenecían al asesino.
La pregunta que surgió en ese momento era ¿quién está detrás de esta serie de atentados y este asesinato? Es una incógnita aún sin resolver, a pesar de que existen sospechas que se anudan a partir de las relaciones que tenía Núñez, que ya había estado preso.
Una de las pistas apunta a un narco que está preso en el penal de Ezeiza, que se consolidó en Rosario como uno de los engranajes más importantes de lo que se denomina el crimen organizado.
La otra, que no se descarta, es que el ataque del 25 de agosto pudo estar a cargo de un sector ligado a la banda de Los Monos, más específicamente a Matías César, que está detenido en el penal de Piñero, fue condenado por los atentados a jueces y edificios judiciales que se ejecutaron en 2018. El jueves este joven de 26 años fue imputado por los fiscales Valeria Haurigot y Franco Carbone, que lo acusaron de liderar una asociación ilícita desde el penal, que la llaman "La mafia nueva generación”.
Lealtades frágiles y precarias en el mundo criminal
La sucesión de atentados y un crimen que ocurrió el viernes de la semana pasada parece transitar por situaciones casi naturales en Rosario. Pero lo que ocurrió es gravísimo. Los nueve disparos que impactaron en la sede de la Agencia de Investigación Criminal no provocaron hechos más graves, como heridos y muertos, de casualidad.
Porque durante la hora de la tarde, cuando se concretó esta balacera, en esa dependencia hay un movimiento intenso de policías. Es la tercera vez que atacan ese lugar, que no tiene ni siquiera una guardia preventiva. La gravedad aún es mayor porque en las amenazas se profería que iban a matar policías, fiscales y jueces.
En setiembre de 2021, el líder de Los Monos Ariel Cantero fue condenado a 21 años de prisión por realizar una serie de ataques a tiros contra residencias de jueces y edificios del Poder Judicial. El brazo operativo de esas maniobras estaba a cargo de Matías César, que está ligado a Los Monos, a pesar de que la banda mató a parte de su familia en 2013.
Ese año este grupo criminal mató a su primo Nahuel, su madre y su padrastro, en un plan para aniquilar a los posibles autores del crimen del líder de Los Monos Claudio Cantero, que pensaban que Milton César, primo de Matías, había matado a Pájaro en la puerta de un boliche.
Núñez, el imputado por el ataque a la sede de la AIC y las amenazas contra fiscales y policías, estaba ligado al grupo que lidera Matías César. No está claro para los investigadores cuál es la relación actual. Porque el propio Núñez dejó deslizar que está enemistado con este sector de la banda de Los Monos.
La duda que no se pudo despejar qué hay detrás de los atentados y las amenazas, ni a qué responden. Las lealtades son frágiles y precarias en el mundo criminal rosarino, tanto como la fisonomía de los grupos violentos, que logran provocar esta conmoción con herramientas rústicas: una moto y una pistola calibre 40. Nada más.
Ese atentado a la sede de la Agencia de Investigación Criminal se produjo tres horas después de que se conociera el veredicto del juicio en el que Guille Cantero, líder de Los Monos, fue condenado a 17 años de prisión por el ataque a tiros al casino de Rosario en enero de 2020, que le provocó la muerte a un apostador que estaba en uno de los balcones de City Center.
La primera interpretación que se hizo después del ataque a la sede policial, donde se encontraron las amenazas contra el fiscal Edery, era que el atentado había sido planeado por Los Monos. Edery fue uno de los fiscales, junto con Luis Schiappa Pietra, que investigaron toda la espesa trama de complicidades que surgieron a partir de la balacera al casino de Rosario.
A pesar de que la línea temporal sumaba sospechas sobre Los Monos, los investigadores empezaron a sospechar que podría haber otros implicados, que decidieron aprovechar el momento porque suponían que en medio de ese contexto todos iban a mirar a los Cantero. El líder de Los Monos carga sobre sus espaldas con esta nueva condena 113 años de cárcel y podría pensarse que no tiene nada que perder.
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