Lechuza, colibrí o alondra. Aunque suene raro, definir con cuál de estos pájaros te identificás más puede ayudarte a dormir mejor. El buen descanso es una de las patas que sostiene la vida saludable. El sueño es clave para la salud del organismo, el bienestar y para la encarar el día con energía. En ese último aspecto, los cronotipos, lechuza, colibrí o alondra, pueden marcar diferencias, según un estudio publicado recientemente.
Se llama cronotipos a las variaciones que experimentan los ritmos circadianos endógenos, la especie de "reloj interno" con el que cada persona está equipado. En gran parte está determinado por los genes, pero los factores ambientales, como la exposición a la luz del día, los horarios de trabajo y la vida familiar también pueden influir en él.
Lechuza, alondra o colibrí: los tres cronotipos
- Matutino o alondras: la melatonina se segrega rápido cuando no hay luz; no les cuesta madrugar y tienden a acostarse temprano en la noche. La capacidad cognitiva máxima se da por la mañana. Aproximadamente es un cuarto de la población mundial.
- Vespertino o lechuzas: tienen mayor vitalidad en la tarde-noche; su tendencia es levantarse tarde -por ejemplo, entre las 10 y las 12 de la mañana-, y acostarse más tarde -1 a 3 de la madrugada-. La melatonina comienza a segregarse unas seis horas después de irse la luz natural. Se estima que una de cada cuatro personas son lechuzas.
- Intermedio o colibrís: son principalmente diurnos, y pueden adaptarse sin mayor esfuerzo a madrugar o trasnochar. La melatonina aparece unas tres horas después que las alondras, y tres antes que los lechuzas; y representan la otra mitad de la población.
Ahora, un estudio publicado en Occupational & Environmental Medicine, del British Medical Journal (BMJ), midió cómo esos cronotipos pueden influir en el rendimiento laboral. Los investigadores del Centro para la investigación de la salud durante el curso de la vida, de la Universidad de Oulu, en Finlandia, hallaron que las lechuzas pueden tener el doble de probabilidades que las alondras de tener un desempeño inferior en el trabajo y de correr un mayor riesgo de jubilación anticipada debido a una discapacidad.
¿A qué podría deberse? Por lo general, las lechuzas no se duermen lo suficientemente temprano como para dormir las más de 7 horas recomendadas durante los días laborales, lo que genera una falta de sueño, ni para recuperar el sueño en los días no laborales, lo que se conoce como desfase horario social.
Como los cronotipos perteneciente al grupo colibrí resaltan por su capacidad de adaptabilidad, el mayor enfoque estuvo puesto en dos cronotipos que se ubicaban en los extremos: las alondras madrugadoras y las lechuzas que trasnochan.
Este desajuste se relaciona con problemas de salud, mientras que la privación del sueño a largo plazo está relacionada con una salud general y un rendimiento cognitivo más deficientes, lo que potencialmente dificulta la productividad en el trabajo, dicen los investigadores.
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