Algunas aclaraciones: Rappallini también es abogado (además de licenciado en marketing y coach ontológico) y Funes de Rioja distinguía perfectamente una arandela de una tuerca, una PyME de una exportadora de gran escala, una productora de una importadora.
Las razones verdaderas son otras dos:
- Que Funes, así lo llamaremos porque nos recuerda al memorioso del famoso cuento de ficción de Borges, había llevado a las más de 200 organizaciones que integran UIA al borde la fractura, por su doble condición de exitoso lobbysta de sus propios intereses y deficiente operador los intereses de los sectores PyMES que integran la central empresaria.
- Y es que mientras la industria argentina mostraba 11 de 12 rubros en rojo durante los primeros nueve meses de la Era Milei y se encaminaba a batir el récord mundial de caída de la actividad (9,4% al cabo de 2024), Funes cerraba perfectamente negocios con la administración libertaria; no sólo a través del estudio Bruchou & Funes de Rioja, central para el diseño de la Ley Bases y su decreto reglamentario, y que le permiten realizar al gobierno nacional un ajuste de estructura y funciones estatales e implementar una reforma laboral de hecho sin necesidad de más desregulaciones.
Por otro lado, ese mismo estudio –donde firman los hijos de Funes– es uno de los beneficiarios para cobrar comisiones del 3% por cada inversión de más de U$S 200 millones que ingrese al RIGI. “Incluso desde antes de que asuma Milei, (Funes) mezcla los intereses de las industrias que formamos parte de UIA, con el lobby de su estudio jurídico”, se queja uno de los empresarios que votó por Rapallini. “Esas inversiones están lejos de beneficiar a las PyMES productivas que no sólo formamos parte de UIA, sino que representamos el 99% del total de empresas nacionales”, agrega.
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Para ser más precisos, en Argentina existen aún 551 mil empresas, entre microempresas, pequeñas y medianas; y decimos: existen aún porque en 2024 cerraron 12 mil y para 2025 la mismísima UIA prevé el cierre de 25 mil más, que amenazan a unos 300 mil empleos registrados.
Este es el saldo de un modelo que privilegia las inversiones financieras especulativas, la modalidad de hacer plata no con trabajo, sino con plata, o con dólares, pesos, bonos y dólares nuevamente, cuando el pedal del carry completa el giro de 180 grados.
El santafesino Guillermo Moretti, representante de la santafesina FISFE (Federación de Industriales de Santa Fe), vicepresidente regional de UIA e integrante del nuevo Comité Ejecutivo que lidera Rappallini, decía por entonces que “el presidente dejó claro que no ve al sector industrial como protagonista de la salida del país”. Sobre su ausencia en el acto por el Día de la Industria, expresaba que “cuando llegó Milei me fui, no estoy para que me reten y me traten de ladrón”.
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El dirigente empresarial santafesino Guillermo Moretti siempre expresó los intereses del mundo PyME en UIA y se retiró de dos discursos presidenciales porque no contemplaban a la industria: Macri (2019) y Milei (2024).
La UIA tiene una complejidad en su composición interna que se expresa en los hechos y tiene que ver con dos modelos de país, capitalistas por cierto, pero de distinto sesgo. Está compuesta por grandes empresas, básicamente exportadoras, vinculadas a la extracción y procesamientos semi-industriales de commodities, cuya suerte se ha independizado de la del país hace varias décadas, pero también por PyMES de variados rubros y tamaños pero fuertemente vinculadas al mercado interno, cuya suerte sigue atada al consumo (que cayó por encima de la actividad industrial, un 13,9% en 2024 y acumula cuatro meses consecutivos en retroceso en 2025) y por tanto los vaivenes de la economía que afectan a quienes producen en y para los argentinos.
Uno de los empresarios que impulsaron la candidatura de Rappallini pide reserva para decirlo con todas las letras: “Hoy la UIA está en manos de Techint, que es parte del gobierno y Funes de Rioja expresa eso, es funcional a ese esquema. Las grandes empresas patalean por la recesión, pero bancan porque comparten el achicamiento del Estado y la estabilidad de las cuentas fiscales. Ahí el presidente no se equivoca, achica el Estado para agrandarles el bolsillo a ellos, pero a los pequeños y medianos nos perjudica”.
Pero ¿en qué consiste el golpe de timón que muchos esperan? Sobre todo, teniendo en cuenta que Rappallini también fue impulsado por uno de los sostenes centrales de Milei, es decir Paolo Rocca.
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Que el carry no sea tan atractivo y que producir no sea tan caro
En el flamante libro de Alejandro Bercovich (“El país que quieren los dueños”), uno de los periodistas que más ha estudiado a los empresarios argentinos en los últimos 25 años, se asegura que –tal como expresara el industrial PyME que citamos– el empresariado en general y Rocca en particular van a seguir bancando el modelo libertario, por más que –como asegura el mismo Bercovich– “laburar ya fue”.
Pero Rappallini propone otra impronta y que dicho por el mismo se trata de “diseñar un nuevo contrato productivo”, para lo cual mantiene y mantendrá reuniones periódicas con el secretario de Coordinación Productiva, Pablo Lavigne, y buscarán introducir otra agenda en la planificación general de Economía.
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Rapallini y técnicos de UIA se reúnes mensualmente con Pablo Lavigne (foto), el Secretario de Comercio que aportó el macrismo al gobierno libertario. “Habrá importantes anuncios para las PyMES”, aseguran.
El flamante presidente de la UIA anunció a principios de la semana que cierra que están listas para anunciarse una serie de medidas “que pegarán muy fuerte en el mundo PyME”. Finalmente fueron anunciadas a última hora del jueves por un tuit del Ministro de Economía, Luis Caputo, que trata de la baja de entre el 3% y el 5% de unas 4.411 posiciones arancelarias para Manufacturas de Origen Industrial (MOI). Esta medida prácticamente elimina derechos de exportación para éste tipo de empresas (unas 7.100 en total), que representan el 80% de las que efectivamente exportan en Argentina. El ministro aclaró que inicialmente la baja correrá para 3.580 y luego se irán ampliando los beneficios para el resto.
Cuidadoso a la hora de condenar abiertamente la política de abaratar productos de consumo interno permitiendo la importación de bienes terminados, Rappallini aclara que “no se pueden bajar aranceles sin mejorar las condiciones para la producción local, no puede ser que en Argentina pase lo que en ningún país del mundo: que se pague por exportar”.
Queda pendiente el posicionamiento de la nueva conducción de UIA sobre la reforma laboral que exige el FMI entre sus principales condicionalidades, sobre todo teniendo en cuenta los siguientes datos oficiales y a pocas horas de conmemorar el Día del Trabajador:
- En 16 meses se perdieron 194.500 puestos de trabajo y el monotributo es la principal puerta de entrada al mercado laboral.
- 4 millones de trabajadores y trabajadoras están pluriempleados, laboran 16 horas o más, retrocediendo 139 años de derechos conquistados por las víctimas de la masacre de Chicago.
Nota: Luis Campos, director de la consultora CIFRA de la CTA Autónoma, asegura que los pocos agrupamientos salariales que le ganaron a la inflación en 2024, lo hicieron incrementando las horas trabajadas. El nivel de empleo sigue 2,3% por debajo de 2023 y las horas trabajadas aumentaron un 5% en promedio.
- El Salario Mínimo, Vital y Móvil (que es referencia para calcular el piso de ingresos para todos los trabajadores) perdió el 50% de su valor desde 2017, el 30% desde la asunción de la actual gestión libertaria.
Entonces, ¿cuál sería la reforma pendiente para que los distintos rubros industriales recuperen rentabilidad?
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Sobre el cierre, una vida menos por causas evitables
Otro de los temas que la UIA discute con el gobierno nacional y la CGT, y en la que Rappallini deberá sentar posición es la Ley de Prevención de accidentes y enfermedades laborales.
Mientras el borrador del proyecto está avanzado y buscará estado parlamentario este año, un trabajador perdió la vida nada menos que en la sede salteña de Cerámica Alberdi, propiedad del nuevo director de UIA y que emplea a 220 trabajadores y trabajadoras, y tiene otras dos plantas en José C. Paz y Rosario.
Según lo que preliminarmente se sabe –tanto la Justicia y la ART como el sindicato de ceramistas deben hacer sus investigaciones– el empleado de unos 50 años y 7 de antigüedad en la planta, fue tragado por una máquina del sector de molienda en la que realizaba mantenimiento. Según fuentes sindicales, “la máquina se accionó y no se pudo avisarse a tiempo al encendido del molino, porque no tenemos comunicación alguna, está lejos y sin handys”. Aseguran además que “tuvo que hacerse presente el secretario general del sindicato, Antonio Gerez, para que la empresa pare la producción, mientras no podían sacar el cuerpo de la máquina”.
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El presidente de la empresa, Enrique Gatti, declaró que “Cerámica Alberdi cumple estrictamente con todos los protocolos de seguridad y estamos comprometidos para mantener un entorno de trabajo protegido y seguro” y que ya se pusieron a disposición de la familia del trabajador fallecido.
Según estadísticas oficiales del sistema de riesgos laborales, en Argentina se registraron 355 mil accidentes de trabajo durante 2024, con 231 trabajadores fallecidos. En el caso de la industria manufacturera se registraron 97.734 accidentes notificados (-15,2%) y una baja interanual del 12,8% de los casos mortales.
Además de la baja registrada, parece estar claro que la distancia entre los protocolos de trabajo seguro de las empresas y las condiciones reales de trabajo (en las que se promete más automatización e inteligencia artificial) siguen siendo considerables.