Cuando el renombrado director Martin Scorsese decide embarcarse en una nueva odisea cinematográfica, el mundo del cine se detiene y observa con gran expectación. Su meticuloso proceso de creación, siempre respaldado por una exhaustiva investigación y una profunda pasión, se ha convertido en una firma inconfundible de su obra. Sin embargo, pocos son conscientes del tiempo y el esfuerzo que implica dar vida a estas historias, especialmente cuando se trata de proyectos tan ambiciosos como "Los asesinos de la luna" (The killer of the flower moon).
LEER MÁS ► La nostalgia y el amor familiar en el clásico "¡Qué verde era mi valle!" de John Ford
Se podría pensar que las obras de Scorsese surgen de la nada, dada la fluidez y destreza con la que se presentan en pantalla. Pero la realidad es muy diferente. Por ejemplo, "Los asesinos de la luna", una crónica impactante sobre la trágica historia de los Osage, una comunidad indígena que sufrió persecuciones y asesinatos a manos de aquellos que codiciaban las riquezas petrolíferas de sus tierras, requirió más de seis años de meticulosa preparación antes de ver la luz del día. Todo comenzó en 2007, cuando el director tuvo en sus manos el homónimo libro del periodista y escritor David Grann que relataba en detalle los acontecimientos oscuros que envolvieron a la comunidad Osage. Capturado por la narrativa y el potencial cinematográfico de la trama, Scorsese sintió que era su deber compartir esta historia con el mundo.
LEER MÁS ► La misión secreta de Walt Disney en su viaje a Latinoamérica
Es esencial entender que, detrás de cada película de Scorsese, hay un profundo compromiso con la verdad y la justicia. A través de su lente, el director no solo busca entretener, sino también educar y crear conciencia sobre temas importantes y, a menudo, olvidados. Su habilidad para hacerlo es, sin duda, un testimonio de su maestría y dedicación al arte del cine. En la vasta biblioteca del cine que documenta los episodios más oscuros de la historia, Martin ha tomado un capítulo particularmente desgarrador de la historia estadounidense y lo ha transformado en una obra maestra cinematográfica. Su película, "Los Asesinos de la Luna", que se extiende por más de tres horas, no solo es un testimonio de su capacidad de narración, sino también un recordatorio del doloroso legado que aún resuena en la sociedad actual.
Leonardo DiCaprio encarna a Ernest Burkhart, mientras que Lily Gladstone da vida a Mollie, presentando al público los eventos traumáticos y criminales que rodearon a la tribu indígena Osage. En la década de 1920, la tribu Osage no era solo una comunidad indígena más. De hecho, eran reconocidos como la comunidad per cápita más rica de Estados Unidos. Sin embargo, su camino hacia la prosperidad estuvo marcado por el desplazamiento y la tragedia. En 1870, la tribu fue forzada a abandonar sus tierras ancestrales en Kansas y fue reubicada en lo que se pensaba era una reserva sin valor en la región nororiental de Oklahoma. Sin embargo, el destino tenía otros planes. Bajo la superficie de estas tierras, yacía uno de los yacimientos petrolíferos más grandes de Estados Unidos. La tribu Osage, dueña legítima de esta tierra, se encontró en una posición única: cualquier intento de extraer el precioso "oro negro" requería pagarles derechos, lo que los convirtió en blanco de codicia y conspiración.
LEER MÁS ► La diligencia: la película de John Ford que consagró a John Wayne
Durante décadas, la tribu Osage, originalmente asentada en territorio norteamericano, sufrió una serie de devastadoras adversidades que pusieron en peligro su existencia. Lo que comenzó como una rica tapeza cultural, fue disolviéndose lentamente debido a la intervención y las acciones de colonizadores. Esta trágica narrativa, repleta de engaños, asesinatos y dilución cultural, fue recogida y presentada al mundo por Scorsese, quien con su magistral capacidad narrativa, construyó una atmósfera cinematográfica donde el dolor y la traición son los protagonistas.
Es esencial recordar que la historia de los Osage no es meramente una fábula del pasado, sino un testimonio de la lucha y resistencia de un pueblo contra las fuerzas exteriores que buscaban su desaparición. Mientras que algunos colonizadores buscaban aniquilarlos directamente, otros optaron por métodos más sutiles, como el matrimonio, buscando licuar y eventualmente desvanecer sus rasgos culturales distintivos.
La oscuridad de este relato no encuentra consuelo en un final esperanzador. Si bien es cierto que las autoridades de Estados Unidos eventualmente intervinieron para investigar las razones detrás de las misteriosas desapariciones y muertes en la comunidad Osage, la verdad detrás de estos sucesos se mantuvo oculta por más de 30 años. Y aunque no se cuenta con una cifra exacta, se estima que entre 20 a 30 miembros de la tribu perdieron la vida.