"¡Qué verde era mi valle!" es una película del año 1941 y es una de las obras más emocionantes del cine de John Ford, catalogado como uno de los mejores directores de la historia. Un título que tiene más de 80 años desde su estreno y que se transformó en un clásico de forma automática. Haciendo hincapié en el poder de los recuerdos y la memoria, el director muestra la historia de Huw Morgan (Roddy McDowall), un pequeño niño que, poniéndose los lentes de la nostalgia, cuenta su infancia en la casa familiar en un pequeño pueblo minero de Gales.
"¡Qué verde era mi valle!", triunfadora en los Óscar con un total de cinco premios, logró superar con merecimiento a otro coloso de la cinematografía: "Ciudadano Kane". Esta película no solo nos presenta el cierre de la infancia, sino que también explora la profundidad del amor familiar y la añoranza de una época que, a pesar de no ser perfecta, deja una marca indeleble en el corazón de cada individuo.
El pequeño Huw es inocente, está lleno de amor y tiene una gran capacidad para maravillarse por el mundo, tiene ganas de aprender y de crecer, sobre todo de crecer. Si voz es la que narra la historia y cuenta con añoranza lo feliz que era en ese valle de mineros y en lo hermoso que era vivir en la casa de sus padres, siempre con ese dejo de ganas de volver.
LEER MÁS ► La misión secreta de Walt Disney en su viaje a Latinoamérica
El relato de la vida de Ford se refleja en su propia película. Se especula que el personaje de la madre del niño Huw se inspiró intensamente en la madre real del director, al igual que los temas de la desintegración de la familia y de la comunidad. La trama se centra en un pueblo que sufre las consecuencias de una industrialización salvaje. Bajo condiciones laborales inhumanas, la comunidad, compuesta por adultos, niños y ancianos, trabaja en una mina de carbón.
En este lugar, extraen el mineral mientras la muerte amenaza constantemente sobre sus hombros. Este duro escenario profundiza la crítica social que la película busca destacar, Ford pone de manifiesto las luchas de clase y la difícil realidad de los trabajadores mineros.
Esta es la última película de John Ford antes de partir a la Segunda Guerra Mundial, nadie vuelve igual de un conflicto semejante, sus películas desde 1945 en adelante fueron mucho más pesimistas y con una visión completamente diferente. Si bien siempre tuvo una idea pesimista de las situaciones de la vida, luego de su participación en el ejército de Estados Unidos lo marcó para el resto de su vida.
LEER MÁS ► La langosta: la frivolidad del amor en una sátira no tan lejana
La adultez, la injusticia, los trabajadores, el amor no correspondido, el deber que choca con el querer y una infinidad de temas son tratados por el maestro Ford en menos de dos horas, con una gran capacidad para hilvanarlos entre sí. Otra de sus grandes capacidades es la de dar importancia a cada uno de los personajes que aparecen, aunque sean secundarios y aparezcan brevemente.
La nostalgia es lo que Ford quiere mostrar y pensar, en una película emocionante y llena de momentos que se graban a fuego en el espectador. Crecer es un proceso que se puede ver desde la más tierna infancia en la piel del niño que ve como poco a poco su valle deja de ser verde. Aun así, las escenas familiares de alegría son muy potentes y emotivas y se puede palpar la razón por la que Huw añora ese tiempo pasado, que no necesariamente era mejor, pero que en su corazón tiene un lugar muy especial.
Esa mesa familiar, esos consejos de padre, esos ejemplos de hermano, ese amor de madre, esa rebeldía de hermana, esa amistad de pueblo y la brutalidad del trabajo industrial se mezclan para generar una montaña rusa de emociones.
LEER MÁS ► La verdadera y oscura historia detrás de Blancanieves y los 7 enanitos
La intervención de la madre de la familia al ver el mapa que marca los puntos donde están viviendo sus hijos resume toda la película y sintetiza el sentimiento que Ford quiere transmitir a pesar de todos los problemas: no importa si estás en Ciudad del Cabo, en Estados Unidos, en Irlanda o cualquier otra parte del mundo, el único lugar donde estás es en casa.