—Hijo, lamento decirte que no volverás a boxear —le respondió el médico—. La segunda y cuarta vértebras cervicales están fracturadas, y la quinta se dislocó. Y si la que está dislocada toca la columna, existe la posibilidad real de que también quedés paralítico.
En la Sala de Emergencias del Kent County Memorial Hospital de Warwick, Rhode Island, el silencio se volvió atronador. Tras ver las radiografías del cuello de su paciente, de 28 años, que había sufrido estas graves lesiones en una accidente de tránsito, el neurocirujano Walter Cotter, de 67, le habló con extrema crudeza y le dio la peor noticia: a partir de ahora, el boxeo sería cosa del pasado.
¿Por qué el boxeo? Porque, quien tenía sus vértebras fracturadas, hacía 42 días que se había consagrado campeón superwelter AMB, y era el segundo título mundial que había conquistado en otras tantas categorías.
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Pazienza debutó como profesional el 26 de mayo de 1983 y, a su primer título mundial, lo conquistó el 7 de junio de 1987 en el Providence Civic Center de Providence, Rhode Island. Ese domingo, le GPP 15 (unánime) a Greg Haugen, y se alzó con la corona liviana de la Federación Internacional de Boxeo (FIB).
Pero, a pesar de que el pronóstico era extremadamente sombrío, el paciente, con lágrimas en los ojos, le planteó un abierto desafío al médico.
—No, doctor, se equivoca.
—Veremos qué podemos hacer por vos, hijo.
—Voy a boxear de nuevo.
—Los riesgos de sufrir una lesión aún peor, e irreversible, son muy altos.
—No, doctor. No sabe la clase de hombre que soy.
Era el martes 12 de noviembre de 1991 y, a partir de ese momento, sin saber cómo ni cuándo, Vinny Pazienza solo tuvo un objetivo: volver a los rings. Lo que parecía absolutamente imposible, y una completa locura –y más por la durísima rehabilitación que debió atravesar–, se concretaría 13 meses después.
¡Ah! Y hasta su retiro, en 2004, se alzaría con tres títulos más.
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El martes 12 de noviembre de 1991, Pazienza viajaba como acompañante de su amigo Kurt Reader, quien conducía este Camaro por la Ruta Federal 1, y fueron embestidos en el costado posterior izquierdo. El boxeador sufrió la fractura de la segunda y la cuarta vértebras cervicales (C2 y C4) y, la quinta (C5), se dislocó.
Pasión por el boxeo
Vincenzo Edward Pazienza nació el 16 de diciembre de 1962 en Cranston, Rhode Island, y es hijo de estadounidenses con raíces italianas: Angelo Pazienza, un peluquero, y Louise Monte, una costurera. Su hermana mayor, Doreen, nació el 7 de noviembre de 1955.
Comenzó a boxear cuando tenía 5 años. Era un juego para él pero, cuando en 1976 fue con cuatro amigos a ver la película Rocky en el Cranston's Park Cinema, supo qué quería ser en su vida: convertirse en profesional.
“Mis amigos y yo nos poníamos los guantes y empezábamos a golpearnos”, recordaría Vinny. "Fue divertido por un tiempo, pero ellos siempre terminaban golpeados y dejaron de subir al ring conmigo", completó.
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Para mantener su maltrecho cuello roto en su lugar, Pazienza utilizó durante tres meses un halo, una abrazadera de metal circular que pesa dos kilos y se atornilla en el cráneo (sí, se fija en los huesos de la cabeza) en cuatro puntos y tiene cuatro varillas que descansan en la parte superior del cuerpo para hacer de soporte.
La escuela no era para él, ya que no terminaría el secundario. Apoyando el deseo de su hijo, su padre, Angelo, se convirtió en su entrenador cuando el adolescente comenzó a combatir como amateur, donde disputaría casi un centenar de peleas en este campo.
Tiempo después, Vinny, junto con varios boxeadores, fueron invitados al centro donde se entrenaba el equipo olímpico estadounidense para los Juegos de Los Angeles 1984. “La experiencia fue grandiosa para mí. Entrené junto a algunos de los mejores púgiles del mundo. Al final era evidente que no iba a ser seleccionado en mi categoría para ir a los Juegos, así que decidí convertirme en profesional", contó.
Su salto al terreno rentado
El debut profesional de Vinny se produjo el 26 de mayo de 1983 y, en el Hotel y Casino Sands Atlantic City de dicha ciudad, le GKOT 4 al puertorriqueño Alfredo Rivera.
Excéntrico, con una enorme autoestima y un histrionismo que rozaba la fanfarronería, rápidamente se hizo conocido en el ambiente boxístico. Diestro, y con una estatura de 1,71 metro, se destacaba por el poder de su pegada y su estilo agresivo de pelea: siempre brindaba espectáculo y se prendía con gusto en el tome y traiga.
Esto hizo que, a menudo, lo programaran para disputar las peleas preliminares de los mejores festivales de la época.
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Sin que lo supieran sus padres ni, mucho menos, los médicos que lo atendían, Pazienza (con el halo colocado), comenzó a entrenarse. "Solo un par de días después (de ser dado de alta del hospital), estaba en el sótano de mi casa tratando de levantar pesas. Fue algo loco, pero estaba muy decidido”, reconoció.
Ya con Louis (Lou) Duva como DT, ganó sus primeros 14 combates (12 antes del límite), y perdió su invicto el 1 de diciembre de 1984 en el Palazzo dello Sport de Milán, Italia, al PKOT 5 con el marroquí-francés Abdelkader Marbi.
En el 3º round, Vinny había sufrido un profundo corte en su arco superciliar izquierdo y, como la herida se agravó, el combate fue detenido por el árbitro.
Su primera corona mundial
Pero la derrota frente a Marbi no detuvo su ímpetu por convertirse en campeón mundial, ya que se consideraba el “futuro” de los livianos, cuyo límite son 135 libras o 61,235 kilos. Los siguientes combates fueron ante rivales cada vez más encumbrados y, las bolsas, crecieron también.
Tal es así que, el 7 de junio de 1987 y, en el Providence Civic Center de Providence, Rhode Island (ahora es conocido como The Dunk), tuvo su primera chance titular, y no la desaprovechó.
Ese domingo y, en la ciudad donde había nacido su padre, Pazienza –quien fue presentado por el anunciador, Mike Ratte, como el Demonio de Pazmania, apodo que mantuvo a lo largo de su carrera, por lo que subiría al ring con una bata con cuernos rojos en la capucha–, le GPP 15 (unánime) a Greg Haugen, y se alzó con la corona liviana de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), que el oriundo de Auburn, Washington, defendía por primera vez tras conquistarla el año anterior.
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A Pazienza no lo detuvo el alto riesgo de quedar paralítico, ni el intenso dolor que sentía. Siempre con el halo colocado, comenzó a hacer sombra y a golpear la bolsa. Primero se enteró su madre. Luego, su padre. "Le decía a mi mamá: «Voy a hacer esto o morir en el intento, así de sencillo». La primera vez que se lo dije, se puso a llorar. Le conté a mi padre y lo invité a venir al gimnasio", recordó.
Pero, la alegría por esta consagración, le duraría poco: el 6 de febrero del año siguiente, en el Atlantic City Convention Center, resignaría su cetro al PPP 15 (unánime) ante Haugen, quien recuperó el cinturón liviano FIB.
La enconada rivalidad surgida con Haugen tendría un tercer y último capítulo: el 5 de agosto de 1990, en el Trump Plaza Hotel & Casino de Atlantic City –y sin ningún título en juego–, Vinny le GPP 10 (unánime) y cerró la trilogía 2-1 a su favor.
Livin’ la vida loca
En muchos casos, los boxeadores no tienen término medio: en algunos momentos de sus carreras, mientras algunos hacen del entrenamiento un culto, con duras sesiones de footing, gimnasio, sparrings y dietas, otros hacen exactamente lo contrario. Y Vinny se sumó a estos últimos.
Comenzó una etapa de livin’ la vida loca y, sus habituales compañías, eran strippers y modelos de Penthouse y Playboy. Dos de sus relaciones más conocidas fueron con Leigh Carol Anderson quien, en septiembre de 1994, sería la tapa de la edición del 25º aniversario de la revista, y con Jenna Jameson, la reina de la industria del porno.
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El martes 15 de diciembre de 1992 (un año y tres días después del accidente que casi terminó con su carrera) y, en el Foxwoods Resort Casino de Mashantucket, Connecticut, le GPP 10 (unánime) al dominicano Luis Santana y conmovió a todos, hazaña que la revista The Ring reconoció como el Regreso del Año.
También tenía una muy fuerte adicción al juego, y era muy común verlo en las mesas de blackjack de Las Vegas y Atlantic City. "Quizás gané un par de millones de dólares jugando, pero gasté 4 o 5 millones. Lo máximo que perdí en una sola noche fueron 200.000 dólares. Es difícil de controlar. Pero ya pasó. No juego ahora. Era mejor acostarme con chicas que apostar, eso es seguro”, revelaría años después.
Sus intentos de coronarse en otra categoría
Pazienza decidió ir por el cinturón welter junior (140 libras o 63,503 kilos), la división inmediata superior a la de liviano, ante un durísimo rival, quien expondría por 4ª ocasión su cetro: Roger Mayweather, tío –y luego entrenador entre 2000 y 2012– de Floyd Mayweather, Jr.
Pero el 7 de noviembre de 1988, en el Caesars Palace de Las Vegas –y con celebridades como Sylvester Stallone en el ringside– no pudo hacer nada ante la clara superioridad de la Mamba Negra, quien le dio una paliza, le GPP 12 (unánime) y retuvo su cinturón del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
Una honda decepción embargó a todo el equipo y, el mismísimo Lou Duva, le sugirió a Vinny “que se dedicara a otra cosa”. Pero, ¿a qué otra cosa se podía dedicar este peleador de ancestros italianos?
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El 26 de junio de 1993, Vinny le GKOT 10 al británico Lloyd Honeyghan en el Convention Center de Atlantic City. Esta fue la segunda pelea de Pazienza tras su regreso al boxeo el año anterior. Afortunadamente, no quedaba secuela alguna de las lesiones cervicales que había sufrido en noviembre de 1991.
“No le presté atención a nadie, y estuvo bien que no lo hiciera. Si les hubiera prestado atención, ¿quién sabe dónde estaría ahora? Tal vez sirviendo en algún bar. Y si me hubiera retirado después de perder contra Mayweather, nunca habría ganado otros títulos mundiales", reflexionaría años más tarde.
Pero también, reconoció que, la noche anterior a este combate, la pasó en el casino y con tres modelos de Playboy. Tal fue desgaste que, al llegar al vestuario después de la pelea, se descompensó y debió ser trasladado de urgencia a un hospital con un cuadro de deshidratación aguda.
Fue su tercera derrota profesional, a la que le seguiría otra, nuevamente con un cetro ecuménico en juego. Esta vez, Vinny chocó con el puertorriqueño Héctor Camacho, quien exponía su faja welter junior de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). El 3 de febrero de 1990 y, en el Boardwalk Hall de Atlantic City, el Macho le GPP 12 (unánime).
Su declive se acentuó con un nuevo revés: en la que fue su quinta derrota –la cuarta en choques titulares–, fue descalificado por el árbitro ante su compatriota Loreto Garza, quien realizaba su primera defensa del cetro welter junior AMB tras coronarse en agosto del mismo año frente al santafesino Juan Martín Látigo Coggi, en Niza.
La decisión del combate, disputado el 1 de diciembre de 1990 en el Arco Arena de Sacramento, California, fue controversial y polémica. Con un profundo corte bajo su ojo derecho y, al verse superado en el ring, un frustrado Vinny tomó a Garza de una pierna y lo levantó, como queriendo alzarlo, acción por la que el árbitro Larry Rozadilla, lo descalificó por “pelea sucia”.
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Pazienza tuvo dos entrenadores durante su carrera. El primero fue Louis (Lou) Duva, con quien se consagró campeón mundial liviano FIB en 1987. Y, el segundo, fue Kevin Rooney (a la izquierda en la foto), con el que se alzó con el cetro superwelter AMB en 1991 y, al regresar tras su accidente, sumaría tres coronas más.
Rozadilla ya le había descontado dos puntos a Pazienza por infracciones anteriores. “Lo descalifiqué por pelear sucio constantemente, por ignorar mis órdenes una y otra vez… Tenía que hacer algo”, dijo el réferi oriundo de Los Angeles.
Para colmo, exactamente un mes después de caer ante Garza, el gobernador de Rhode Island, Bruce Sundlun, anunció que 45 bancos y otras entidades de crédito cerrarían indefinidamente debido al colapso de la aseguradora que los cubría. Así, los fondos de más 150.000 ahorristas fueron congelados y, Pazienza, perdió 300.000 dólares.
Cambio de entrenador
La relación con Lou Duva no era la mejor y, después de esta derrota, Pazienza debía corregir el rumbo de su carrera cuanto antes.Por eso, su nuevo DT fue el experimentado Kevin Rooney, quien había sido el entrenador de Mike Tyson hasta 1988.
“Siempre pensé que yo trabajaba duro –diría Pazienza–, pero Kevin me hizo hacerlo más duro que nunca y me enseñó a ser más eficiente como peleador. Me mostró que mi estilo salvaje, ajustado y atenuado, ahorraría energía para las peleas siguientes. Kevin me dio vuelta; era exactamente lo que quería en el momento en que necesitaba escuchar una voz diferente en mi oído", destacó.
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Vinny conquistó un nuevo título mundial, y en la tercera categoría diferente: el 28 de diciembre de 1993, en el Ritz-Carlton de Aspen, Colorado, le GKO 11 al canadiense Dan Sherry y se ciñó la vacante corona supermediana (168 libras o 76,205 kilos) de la IBO (International Boxing Organization, u Organización Internacional de Boxeo).
Con Rooney en su rincón Vinny llevó adelante una dura rutina física, incrementó su masa muscular, subió dos divisiones –sin perder rapidez ni potencia– y, el 2 de julio de 1991, en Providence, se alzó con el cinturón estadounidense superwelter (o mediano junior, con un límite de 154 libras o 69,853 kilos), reconocido por la FIB, al GPP 12 (unánime) a Ron Amudsen.
Su segundo título mundial
En esta nueva categoría, Pazienza tuvo la chance de lograr el segundo cetro ecuménico de su carrera. Y, el 1 de octubre de 1991, en el Providence Civic Center, fue por la corona mediano junior de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), cuyo dueño era el zurdo francés Gilbert Delé.
El moreno, nacido en Lamentin, Guadalupe, exponía por segunda vez esta faja, que había ganado el 23 de febrero del mismo año al GKOT 7 al estadounidense Carlos Elliot. Y, esa noche, Pazienza lo superó largamente, le GKOT 12 y, de este modo, se convirtió en el nuevo rey de las 154 libras.
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La quinta corona de su carrera fue la de la WBU (World Boxing Union, o Unión Mundial de Boxeo), una entidad de tercer orden, y de origen inglés. Vinny fue por el cetro supermediano, que estaba vacante, ante el zurdo Dana Rosenblatt, a quien le GKOT 4 el 23 de agosto de 1996 en el Bally’s Hotel & Casino de Atlantic City.
Su nombre estaba otra vez en los primeros planos y, su status de celebridad, estaba en aumento: era invitado especial en distintos programas televisivos, estaba siempre rodeado de bellas modelos y, donde sea que iba, recibía un tratamiento VIP. Su primera defensa estaba agendada para el 10 de enero siguiente, en Atlantic City, ante Pat Lawlor, con una bolsa garantizada de 250.000 dólares y televisación de la cadena HBO.
Pero, el martes 12 de noviembre de 1991, Vinny dejaría de disfrutar de las mieles del éxito para comenzar a sortear la prueba más dura de su vida.
El accidente que cambió su vida
Ese día, Pazienza terminó una rutina de pesas en un gimnasio de Rhode Island, y se retiró del mismo en un Camaro conducido por su amigo Kurt Reader. Se dirigieron al norte por la US 1 (Ruta Federal 1) y, cerca de las 16.30, a la altura de Post Road, en Warwick, otro auto hizo una mala maniobra y encerró al Camaro por lo cual, para evita colisionar con el mismo, Reader volanteó hacia la izquierda.
Pero como este conducía a 50 millas por hora (80 km/h) en una zona de 30 mph (48 km/h) y, como los neumáticos de su vehículo estaban muy desgastados (“lisos”, recordaría Pazienza), el coche comenzó a derrapar, cruzó la línea divisoria de la autopista e ingresó en el carril opuesto.
En dirección sur transitaba Chester Wellington Ham, Jr. quien, sorprendido por la aparición del auto de Reader, que zigzagueaba sin control, intentó frenar su camioneta, lo que no impidió que impactara al Camaro en la parte posterior izquierda del mismo.
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En 2009 se publicó Fight or Die: The Vinny Paz Story (Pelea o Muere: la Historia de Vinny Paz), escrita por Tommy Jon Caduto, un amigo de su infancia, que reveló detalles inéditos de su vida, y con prólogo del recordado Bert Randolph Sugar, uno de los más importantes y recordados periodistas especializados de boxeo.
Pazienza viajaba en el asiento del acompañante, y no tenía colocado el cinturón de seguridad. "Me agarré de la manija de la puerta, y recibimos el impacto. La cabeza de Kurt golpeó contra la ventana de la puerta. Estaba completamente cortado, sangrando, temblando y en estado de shock. Lo agarré y le dije: «¿Estás bien?» Estaba gimiendo. Lo siguiente que supe fue que (los rescatistas) estaban abriendo el auto para liberarme. Cuando me tocaron, el dolor me recorrió todo el cuerpo. Sentía como que mi cuello estaba en llamas. Grité: «¡No, no, no, no me toqués! ¡Creo que mi cuello está roto!»"
Uno de los rescatistas, el neurólogo quiropráctico Richard Cervone, recordó: "Se puso a Vinny sobre una tabla espinal de emergencias, se lo sujetó con correas, se le colocó un cuello rígido, y almohadillas con velcro pegadas a ambos lados de la cabeza. Todo eso fue para estabilizar su cuello y evitar que se moviera".
Reader y Ham sufrieron traumatismos y heridas menores –algunas requirieron ser suturadas– y, la peor parte, se la llevó Pazienza. Trasladado al Kent County Memorial Hospital de Warwick, Rhode Island, fue atendido por el neurocirujano Walter Cotter, quien le comunicó las graves lesiones que presentaba: dos cervicales quebradas, y otra dislocada. Y, para peor, que jamás volvería a boxear. Justo eso, que era su vida...
Con una expresión de incredulidad y lágrimas en los ojos, Vinny tuvo una crisis nerviosa, golpeó sus brazos y piernas contra la camilla de la Sala de Emergencias y hubo que sujetarlo y decirle que no se moviera porque le haría más daño a su cuello. Aún con las pulsaciones elevadas, afloraron su inmenso orgullo e infinito amor propio:
—No, doctor, se equivoca.
—Veremos qué podemos hacer por vos, hijo.
—Voy a boxear de nuevo.
—Los riesgos de sufrir una lesión aún peor, e irreversible, son muy altos.
—No, doctor. No sabe la clase de hombre que soy.
Por lo que debió pasar –y soportar– durante los 13 meses siguientes, sí se pudo saber de qué madera estaba hecho.
La durísima rehabilitación
Pazienza –quien debió renunciar al título superwelter AMB que había ganado el 1 de octubre anterior– estuvo internado diez días y, para mantener su maltrecho cuello roto en su lugar, se vio obligado a usar un halo, una abrazadera de metal circular que pesa dos kilos y se atornilla en el cráneo (sí, se fija en los huesos de la cabeza) en cuatro puntos y tiene cuatro varillas que descansan en la parte superior del cuerpo para hacer de soporte. Asimismo, se complementa con un chaleco, forrado con piel de oveja.
Vinny no estaba dispuesto a rendirse y, esta actitud, fue clave en el proceso de rehabilitación que estaba a punto de comenzar. “Solo sabía pelear, y era bueno en eso. Nunca iba a aceptar que nadie me dijera que no volvería a pelear, que no volvería a caminar. Eso nunca iba a suceder", dijo.
“Nadie pensó que volvería a pelear pero, algunas veces, no es tan difícil como otra gente lo hace ver. Así que siempre estuve dispuesto a hacer un gran esfuerzo. Simplemente, no estaba preparado para retirarme”, recalcó.
Sin que lo supieran sus padres (quienes, lógicamente, le habían pedido que dejara el boxeo) ni, mucho menos, los médicos que lo atendían, puso manos a la obra. ¡Ah! Y con el halo colocado. "Solo un par de días después (de ser dado de alta del hospital), estaba en el sótano de mi casa tratando de levantar pesas. Fue algo loco, pero estaba muy decidido”, reconoció.
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El 2 de septiembre de 2016, en el 43º Festival Anual de Cine de Telluride, Colorado, se estrenó la película Bleed for This (Sangra por esto). Dirigida por Ben Younger, dura 116 minutos, recrea la vida de Vinny (personificado por Miles Teller, a su izquierda, y Aaron Eckhart, a su derecha, como su entrenador, Kevin Rooney) desde el accidente, seguida por la dura recuperación que debió pasar, y su vuelta al boxeo.
"Cuando levanté las pesas por primera vez, dos mancuernas, un destello atravesó mi cuello, y bajó por mi cuerpo. Me explotó el cuello. Grité y dejé caer las pesas. Luego, se me llenaron los ojos de lágrimas". Pero volvió a intentarlo 15 minutos después y, mientras levantaba las pesas, gritaba de dolor.
A Pazienza no lo detuvo el alto riesgo de quedar paralítico, ni el intenso dolor que sentía. Siempre con el halo colocado, comenzó a hacer sombra y a golpear la bolsa. Primero se enteró su madre. Luego, su padre. "Le decía a mi mamá: «Voy a hacer esto o morir en el intento, así de sencillo». La primera vez que se lo dije, se puso a llorar. Le conté a mi padre y lo invité a venir al gimnasio. Cuando regresábamos a casa en el auto, estaba empapado en sudor. Le dije que todo estaba bien", indicó.
Por último se enteró su médico, el doctor Cotter quien, sorprendido, se rindió ante la evidencia y declaró: “Si no fuera por la condición y la forma en que se encontraba Vinny, habría sido dudoso que alguna vez se hubiera recuperado por completo. Pero es un hombre excepcional con una voluntad y un empuje excepcionales".
Así fue evolucionando y, una de las mayores pruebas de valor y coraje de Pazienza, tuvo lugar el 14 de febrero de 1992. Ese viernes –94 días después del accidente–, el doctor Cotter le quitó los cuatro tornillos de su cráneo, que lo sujetaban al halo.
Increíblemente, Vinny se negó a que lo anestesiaran durante la extracción de los mismos. “En ese momento no quería ninguna droga y, lo único que me importaba, era sacar esa cosa de mi cráneo. Los tornillos entraron un cuarto de pulgada (6,35 milímetros) en mi cráneo, por lo que el hueso creció alrededor de ellos. Pensé que (el médico) estaba girando los tornillos al revés. Fue horrible. Y, sin duda fue, al mil por ciento, el momento más doloroso de mi vida. Fue como un (Boeing) 747 volando a través de mi cabeza"”, describió Pazienza, quien agregó entre carcajadas: “Dios mío, si tuviera que volver a hacer eso, me habría inyectado morfina”.
Tras el dolor inenarrable que soportó, otro paso decisivo hacia la completa recuperación que tanto ansiaba, había sido dado. El siguiente, meses después, fue encontrar a alguien que quisiera guantear con él. Era algo extremadamente riesgoso, ya que nadie podía asegurar que Vinny (y su cuello, claro) aguantarían los golpes. Y, ni hablar, de la posibilidad de dejarlo en una silla de ruedas.
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Vinny Paz protagonizó una increíble historia de vida, tanto dentro como fuera del ring, convirtiéndose en un enorme ejemplo de resiliencia, amor propio y coraje.
Hasta que Pazienza se salió con la suya (una vez más) y lo encontró: su amigo Ray Oliveira (un welter junior que, en esa época, tenía menos de 20 peleas disputadas), aceptó subir al ring con él. “En el primer round no me tocaba. En el segundo round no me tocaba. En el tercer round empecé a golpearlo, y duro; se cubrió contra las sogas y, luego, comenzó a devolverme los golpes. Uno por uno. Hubo 30 segundos de alboroto y, cuando sonó la campana, regresé a la esquina donde estaban Kevin Rooney y mi padre, y empezamos a abrazarnos y palmearnos. Ahí fue cuando supe que lo lograría. Yo estaba de regreso”, contó Vinny sobre su primera sesión de sparring tras su accidente.
Absolutamente contra todos los pronósticos, su regreso a los cuadriláteros, estaba cada vez más cerca. De casi quedar paralítico, Pazienza estaba casi listo para volver a boxear.
Su inolvidable vuelta, y otras tres coronas
Aunque muchos comentaristas especializados se preguntaban cómo era posible que a Vinny le hubieran extendido la licencia para boxear otra vez, su respuesta siempre fue la misma: tenía buena salud y, los huesos de su cuello, habían sanado y estaban más fuertes que nunca.
Y, lo que Vinny tanto había soñado, por fin llegó: el martes 15 de diciembre de 1992 (un año y tres días después del accidente que casi terminó con su carrera) y, en el Foxwoods Resort Casino de Mashantucket, Connecticut, le GPP 10 (unánime) al dominicano Luis Santana y conmovió a todos, hazaña que la revista The Ring reconoció como el Regreso del Año. El Demonio de Pazmania estaba vivito y coleando todavía.
¿Y conquistaría un nuevo título mundial? Por supuesto, y en la tercera categoría diferente: el 28 de diciembre de 1993, en el Ritz-Carlton de Aspen, Colorado, le GKO 11 al canadiense Dan Sherry y se ciñó la vacante corona supermediana (168 libras o 76,205 kilos) de la IBO (International Boxing Organization, u Organización Internacional de Boxeo), una entidad de escasa preponderancia. Era campeón otra vez.
Y seguiría con su paso ganador, esta vez, ante una auténtica leyenda viviente: el panameño Roberto Durán. El 25 de junio de 1994, y con las entradas agotadas en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas, le GPP 12 (unánime) a Manos de Piedra y conquistó su cuarta corona ecuménica: la supermediana del IBC (International Boxing Council, o Consejo Internacional de Boxeo), una entidad menor, que sancionó combates titulares y reconoció campeones entre 1990 y 2012.
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El sábado 10 de agosto de 2019, Vinny ingresó al Hall de la Fama del Boxeo de Nevada (Nevada Boxing Hall of Fame), en Las Vegas. La ceremonia se realizó en el Red Rock Casino Resort and Spa de dicha ciudad y, en la foto, posa con el reconocido árbitro Joe Cortez.
Aunque el Cholo ya no estaba en su prime, Pazienza elogió la potencia de su ilustre vencido: “Durán pudo haber tenido 43 años, pero me golpeó más fuerte que cualquier otro boxeador contra el que peleé en mi carrera! Hasta me derribó en el 5º round. Era duro como un roble, y cada uno de sus impactos te sacudía hasta la médula", resaltó.
El 14 de enero del año siguiente, Vinny chocaría nuevamente con Durán, a quien le GPP 12 (unánime) en el Boardwalk Hall de Atlantic City, y retuvo su cetro supermediano IBC.
Su racha triunfal luego de su regreso terminaría el 24 de junio de 1995, cuando PKOT 6 ante el formidable Roy Jones, Jr. en el Atlantic City Convention Center y, de este modo, el moreno retuvo su cinturón supermediano de la FIB.
¿Existía la posibilidad de lograr una quinta faja ecuménica? Sí, la de la WBU (World Boxing Union, o Unión Mundial de Boxeo), una entidad de tercer orden, y de origen inglés. Vinny fue por el cetro supermediano, que estaba vacante, ante el zurdo Dana Rosenblatt, a quien le GKOT 4 el 23 de agosto de 1996 en el Bally’s Hotel & Casino de Atlantic City.
Antes de su retiro, disputaría dos combates mundialistas más, y caería en ambos: el 5 de noviembre de 1999, ante el propio Rosenblatt, quien le GPP 12 (dividido) por el cinturón supermediano IBO vacante y, el 1 de marzo de 2002, el canadiense Eric Lucas le GPP 12 (unánime) y retuvo su título supermediano del CMB.
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Tras poco más de dos años inactivo, Pazienza peleó por última vez el 27 de marzo de 2004. En el Foxwoods Resort Casino deMashantucket –y con su ex rival y amigo Roberto Durán en su esquina–, le GPP 10 (unánime) a Tocker Pudwill. Tenía 41 años, tres meses y nueve días, y fue su 50ª victoria. Su récord, en 60 peleas, fue de 50-10 (30 ko).
"Para un boxeador profesional, obtener 50 victorias en su carrera es un hito que es muy difícil de lograr, considerando lo que tenés que soportar para alcanzar ese número", expresó al colgar los guantes tras 21 años de trayectoria.
Una vida de película
El 10 de abril de 1997, el jurado del Tribunal de Distrito de Providence dictaminó que Kurt Reader fue el responsable del accidente donde Vinny sufrió la fractura de sus vértebras y, además, estableció una indemnización para Pazienza de 926.000 dólares que, con los intereses, llegó a casi 1,5 millón.
En junio de 2001, Pazienza cambió legalmente su apellido a Paz. “¿Que por qué? Tuve muchos altibajos en mi vida. La mayoría de las cosas buenas llegaron dentro del ring y, las malas, debajo del mismo. Pazienza era mi nombre de esclavo. Me sucedieron muchas cosas malas cuando tenía ese nombre. Por eso lo hice”, enfatizó.
En 2009 se publicó Fight or Die: The Vinny Paz Story (Pelea o Muere: la Historia de Vinny Paz), escrita por Tommy Jon Caduto, un amigo de su infancia, que reveló detalles inéditos de su vida, y con prólogo del recordado Bert Randolph Sugar, uno de los más importantes y recordados periodistas especializados de boxeo del mundo.
Asimismo, el 2 de septiembre de 2016, en el 43º Festival Anual de Cine de Telluride, Colorado, se estrenó la película Bleed for This (Sangra por esto). Dirigida por Ben Younger, dura 116 minutos, recrea la vida de Vinny desde el accidente que casi termina con su carrera, seguida por la dura recuperación que debió pasar, y su vuelta al boxeo.
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Actualmente, Pazienza reside en su Rhode Island natal. Por su inspiradora historia de vida, brinda charlas motivacionales, firma las numerosas solicitudes de autógrafos que le envían a diario, terminó un documental de su carrera llamado Headstrong (Voluntarioso), y se dedica al negocio de los vinos.
Excepto perdiendo varios millones de dólares en distintos casinos, o derrochando otras decenas de miles en bares de striptease, en el Club Penthouse o en la Mansión Playboy (y el boxeo, por supuesto), no hay muchas otras cosas que Pazienza no haya hecho con enorme gusto en sus casi 62 años de vida, que cumplirá el próximo 16 de diciembre.
Pero asegura que todo esto ya pertenece al pasado. “Aprendí a calmarme y dejar de lado cosas que antes me hubieran molestado. Ahora tengo un estilo de vida que amo. Asisto a reuniones para firmar autógrafos, y eventos especiales”, indicó.
Además, le encanta que su historia de vida pueda cambiar a otras. "Lo mejor de todo es cuando la gente dice: «Si Vinny Paz hizo lo que hizo, yo también puedo». Sea lo que sea, ganar un título mundial, lograr un empleo, o aprender un idioma, tenés que esforzarte para hacerlo realidad", dijo.
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Sus años como boxeador le dejaron cicatrices sobre sus arcos superciliares, y su nariz en forma de zigzag (“me la rompieron más de 100 veces”, bromeó). “Yo era un tipo salvaje. Boxeé como un salvaje. No estaba preocupado si sangraba, solo quería ganar. Hice cualquier cosa para ganar, dentro de lo correcto. Solo hice lo mío", apuntó.
Y sacó pecho por todo lo que superó: "Empecé a boxear cuando tenía cinco años, porque amaba a Muhammad Ali. ¡Eso hizo que mi vida fuera una locura! Muhammad Ali nunca fue noqueado. Vinny Paz nunca fue noqueado. Ni lo será. Me levanté todo el tiempo”.
Sin dudas, es un verdadero personaje. Con virtudes y defectos. Con aciertos y errores. Cuerdo para unos, o loco para otros. Para tomarlo o dejarlo. Como quieran.
Pero eso sí: con unos cojones más grandes que la Vía Láctea y a prueba de misiles atómicos.