“Son salvajes”, dijo a AIRE Alberto Barcos, gerente y apoderado de la firma Finlar SA (de la Familia Larrauri), propietaria de los animales y del vehículo que los transportaba. “No puedo entender la violencia, la desidia, el accionar humano; estamos trabajando, tratando de salir adelante”, lamentó, tras estimar el perjuicio sufrido en unos $300 millones, entre el valor de los animales y el daño total del camión.
La situación no es nueva. Hace dos meses ocurrió lo mismo en la jurisdicción bonaerense de San Pedro, donde tras el vuelco de una jaula un grupo de desconocidos sacrificó y robó los animales. En marzo, escenas similares se vivieron en un barrio de Pergamino.
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Barcos indicó que la empresa, que cuenta con un frigorífico en Andino, Santa Fe, sufrió hechos similares anteriormente, incluso con cargas de medias reses, “pero no así, con esta gravedad y magnitud”. Para describir la apremiante situación que se vive en la actividad, explicó: “yo no puedo quedarme parado con un camión por un desperfecto técnico, porque inmediatamente me abren las puertas para sacarme la mercadería”.
Al describir lo sucedido en Mercedes, el ejecutivo relató que el camión partió con la carga y a los dos kilómetros mordió la banquina, a raíz una maniobra que realizó delante suyo un auto que lo sobrepasó. Por el peso de la carga, superior a 45 toneladas, el vehículo doble piso perdió la estabilidad y volcó. De inmediato la empresa convocó otra jaula para trasladar la carga y continuar el viaje. Pero “a los 10 minutos”, dijo Barcos, comenzaron a llegar decenas de personas que agredieron al chofer accidentado con “un fierrazo en la mano”, mientras al del vehículo de asistencia “lo apuñalan”, afirmó. Luego, “no dejan cargar los animales y los empiezan a matar a cielo abierto”.
Todo esto ocurrió ante la pasividad de los efectivos policiales que habían llegado al lugar. “Reivindico a la fuerza, trataron de asistirnos pero no tienen los recursos o las órdenes para contener la situación”, lamentó el gerente de la firma. Indignado por la situación, consideró que la policía fue “sobrepasada, porque 3 móviles para 200 personas agresivas y armadas, es imposible contenerlas”.
El enojo también surgió porque, dijo, en Buenos Aires hay recursos para multarlo si el camión no tiene pintada la patente sobre la pasarela del techo, pero no para darle protección. “Me sacan fotos aéreas para hacerme multas, pero no me protegen la carga que vale 300 millones de pesos cuando suceden estas cosas”.
Una vez más, manifestó su indignación “porque le damos trabajo a más de 300 personas, pagamos impuestos y nos sentimos desprotegidos; es muy difícil seguir invirtiendo en la producción y no nos sentimos apoyados”.
La situación motivó el repudio de la Cámara de Frigoríficos Santafesinos (Cafrisa), que en un comunicado condenó enérgicamente lo sucedido. “Un socio de nuestra entidad fue víctima de salvajes hechos de violencia”, lamentaron, y resaltaron que no sólo se faenaron animales “sino que también lesionaron al transportista y personal de la empresa, ante la pasividad absoluta de las autoridades locales”.