La cardiopatía isquémica ocurre cuando una arteria se tapa, impidiendo el flujo sanguíneo y provocando que una parte del corazón muera tras un infarto. Entre los principales factores de riesgo se encuentran la hipertensión, el colesterol elevado y la diabetes, condiciones que dañan las arterias.
Además, los antecedentes familiares, el sedentarismo y el tabaquismo también juegan un papel clave. Aunque el consumo de tabaco ha disminuido a nivel mundial, otros factores de riesgo relacionados con el estilo de vida, como el estrés sostenido, el exceso de cortisol y adrenalina, siguen afectando la salud arterial.
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Los antecedentes familiares, el sedentarismo y el tabaquismo también juegan un papel clave al momento de prevenir las enfermedades cardiovasculares.
"El consumo de tabaco disminuyó a nivel mundial, pero en contrapartida hay otros factores de riesgo relacionados con el estilo de vida que afectan la salud cardiovascular", explicó en Santa Siesta el doctor Gonzalo Costa, presidente de la Asociación de Cardiología de Santa Fe.
Prevenir antes de que se manifiesten los problemas cardiovasculares es crucial. Incluso antes de acudir a una consulta médica, las personas pueden adoptar hábitos saludables para reducir estos riesgos. La actividad física regular es una de las mejores herramientas de prevención. Los profesionales recomiendan realizar al menos 150 minutos de ejercicio moderado por semana, ya que el sedentarismo es una de las principales causas de enfermedades cardíacas.
El infarto de miocardio, una de las principales causas de muerte, puede aparecer sin previo aviso, especialmente cuando las arterias se obstruyen de forma repentina. Sin embargo, en muchos casos, el infarto da señales, como dolor en el pecho y dificultad para respirar al realizar actividades cotidianas. No siempre los infartos resultan fatales; a menudo, quienes los sobreviven sufren una discapacidad importante, ya que una parte del corazón queda dañada y no funciona como antes, lo que obliga al corazón a trabajar con mayor esfuerzo.
En conclusión, los cuidados cardiovasculares y la adopción de un estilo de vida saludable son esenciales para prevenir enfermedades del corazón. Controlar los factores de riesgo, mantenerse activo y gestionar el estrés son claves para proteger el corazón y mejorar la calidad de vida.