La vacuna contra la fiebre amarilla volvió al centro de la escena, sobre todo para quienes tienen previsto viajar al exterior. En Santa Fe, el esquema cambió: ya no se aplica de manera gratuita y hoy solo puede accederse a la dosis de forma particular, en farmacias o centros habilitados, con un costo elevado y disponibilidad variable.
El acceso hoy está marcado por el precio y la disponibilidad. Consultas realizadas en farmacias de la ciudad de Santa Fe indican que el valor ronda los $233.000 por dosis. En algunos casos, la modalidad es abonarla y aplicarla al día siguiente.
La resolución de Nación
La decisión se tomó a nivel nacional. El 13 de agosto, el Ministerio de Salud de la Nación resolvió limitar la aplicación gratuita de la vacuna únicamente a las zonas endémicas del país. Santa Fe quedó fuera de ese grupo, integrado por Misiones, Corrientes, Formosa y algunos departamentos de Salta, Jujuy y Chaco. Desde entonces, quienes viajen por turismo a países donde se exige la inmunización deben adquirirla en el sector privado.
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Desde el Ministerio de Salud santafesino recordaron que, a mediados de año, Nación ya había reducido el envío de dosis priorizando las provincias con circulación del virus. “Hoy, tras esa definición, quienes viajen al exterior a destinos donde se exige la vacuna deben colocársela en farmacias”, explicaron.
Qué es la fiebre amarilla
La fiebre amarilla es una enfermedad viral transmitida por la picadura de mosquitos infectados, especialmente en regiones tropicales y subtropicales de África y América. En Argentina, las provincias de Misiones, Corrientes, Formosa presentan riesgo de brotes periódicos.
Los casos graves pueden causar ictericia, insuficiencia renal y, en muchos casos, la muerte.
Una sola dosis, protección de por vida
La vacuna contra la fiebre amarilla es la principal herramienta de prevención frente a una enfermedad que sigue siendo motivo de alerta en América del Sur. Desde 2016, la Organización Mundial de la Salud estableció que una única dosis otorga protección de por vida, sin necesidad de refuerzos cada diez años, como se indicaba antes.
Se puede aplicar entre los 9 meses y los 60 años y debe colocarse al menos 15 días antes del viaje para garantizar una respuesta inmunológica adecuada. Puede combinarse con otras vacunas, excepto con virus vivos atenuados como la triple viral o la varicela, con las que se debe respetar un intervalo de 28 días.
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No está indicada para bebés menores de 6 meses, personas inmunocomprometidas, con enfermedades del timo o con antecedentes de reacciones alérgicas graves a componentes de la vacuna.
Qué pasa con los viajes
No todos los países exigen el certificado internacional de vacunación, pero muchos lo solicitan como requisito de ingreso. Por eso, las autoridades recomiendan consultar siempre fuentes oficiales del país de destino antes de viajar.
Brasil, uno de los destinos más elegidos por los argentinos, no exige la vacuna para ingresar, pero sí la recomienda para viajeros desde los 9 meses de edad que visiten zonas con riesgo, incluidas las playas de Santa Catarina y Río de Janeiro, y las cataratas del Iguazú. No está recomendada, en cambio, para destinos como Fortaleza, Recife, Natal, Maceió, Maragogi, Porto de Galinhas o Jericoacoara, donde no hay circulación del virus.
Prevención más allá de la vacuna
Cuando la vacunación no es posible o el viaje es inminente, se refuerzan las medidas para evitar picaduras: uso de ropa clara y de manga larga, repelentes con DEET (15 a 25%) cada 4 o 5 horas, mosquiteros y repelentes ambientales.
En un contexto de cambios en el acceso, la fiebre amarilla vuelve a poner en primer plano el valor de la prevención. Una sola dosis puede marcar la diferencia, pero hoy implica planificar con tiempo y asumir un costo que no pasa inadvertido.
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