Los excesos en las fiestas de Navidad y Año Nuevo son habituales y no deberían vivirse con culpa. Comidas abundantes, alcohol y calor suelen dejar como saldo pesadez, reflujo o falta de apetito. “El problema no es lo que pasó en una noche, sino cómo seguimos después”, explica la nutricionista Agustina Gariboldi.
Excesos en las fiestas: por qué el cuerpo pasa factura
Durante las celebraciones se combinan porciones grandes, picoteo constante y menos registro del hambre real. Eso sobrecarga la digestión y altera el descanso.
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Durante las celebraciones se combinan porciones grandes, picoteo constante y menos registro del hambre real.
Excesos en las fiestas: movimiento suave y descanso
El movimiento ayuda, pero sin exigencias. “Una caminata tranquila activa la digestión y baja la inflamación. No es día para castigarse”, remarca Gariboldi.
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Una caminata tranquila activa la digestión y baja la inflamación.
Dormir bien, hidratarse y respetar horarios favorece una recuperación más rápida.
Excesos en las fiestas: volver a la rutina sin culpas
No hacen falta dietas detox ni ayunos prolongados. Retomar los hábitos habituales alcanza.
El equilibrio se construye en el tiempo, no se pierde por una comida. “La salud también es social. Compartir una mesa es parte del bienestar”, concluye la especialista.