El vapeo a través de cigarrillos electrónicos se instaló entre los niños y adolescentes como una práctica aparentemente inofensiva, asociada a la modernidad y a una falsa idea de menor riesgo. Sin embargo, detrás de los colores, sabores y dispositivos llamativos se esconde una nueva forma de adicción que ya preocupa a la comunidad médica.
Nuevas formas de consumo que afectan la salud de niños y adolescentes
Según el especialista, los cigarrillos electrónicos nacieron con la promesa de ayudar a dejar de fumar, pero se transformaron en “una nueva forma de consumo”. “Las tabacaleras entendieron que los días del cigarrillo convencional estaban contados, compraron las licencias de los cigarrillos electrónicos y generaron una sensación de inocuidad. Hoy sabemos que producen daño”, explicó en diálogo con AIRE.
"Detrás de los colores, sabores y dispositivos llamativos se esconde una nueva forma de adicción que ya preocupa a la comunidad médica", advierten los médicos.
Al respecto, Buljubasich insistió en que el riesgo es doble para quienes comienzan a vapear sin historial de tabaquismo: “Ahora estamos viendo algunos efectos agudos: favorece la aparición de crisis de asma, inflamaciones de pulmones, y en algunos casos extremos, como en Estados Unidos, puede hasta provocar la muerte”. Y agregó: “La nicotina hará que quien consuma sea adicto. Hoy ya estamos tratando adictos al cigarrillo electrónico”.
En ese contexto, afirmó que los intentos por actualizar la Ley 12.432 para incluir el uso de cigarrillos electrónicos en los espacios públicos resultan clave, porque le pone “un marco de legalidad” a una práctica que hoy circula casi sin control. En tanto, adelantó que próximamente se desarrollará una campaña conjunta entre la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria y la Sociedad Argentina de Pediatría, en torno al tema en discusión.
Según la Organización Mundial de la Salud, más de 15 millones de adolescentes de entre 13 y 15 años vapean en el mundo, y el riesgo de que comiencen a fumar tabaco tradicional es nueve veces mayor que en los adultos. Se estima además que más de 100 millones de personas ya utilizan cigarrillos electrónicos a nivel global, principalmente en países de ingresos altos.
Escuela, familia y cultura pop: el rol que debe asumir cada actor
El doctor Buljubasich apuntó al ámbito familiar y escolar como ejes fundamentales para frenar el avance del vapeo: “Que hablen con los chicos, que se interioricen y sobre todo que no minimicen el problema”, aconsejó el profesional. En tanto, advirtió sobre los atractivos que emplea la industria: dispositivos con personajes infantiles como Bob Esponja, sabores frutales y envases vistosos que operan como “juguetes” para captar a niños de 9 a 11 años. “Las redes han hecho que sea incontrolable”, lamentó.
Según la Organización Mundial de la Salud, más de 15 millones de adolescentes de entre 13 y 15 años vapean en el mundo.
En el entorno escolar, subrayó que la cultura del vapeo se normaliza rápidamente, y ejemplificó: “En los viajes a Bariloche de quinto año… asusta el nivel de consumo entre los chicos que van, compran y comparten entre tres o cuatro personas, es mucho más grande de lo que vemos el problema”.
En su diagnóstico, la estrategia debe ser triple: educación, para desmitificar la idea de que el vapeo es inofensivo; regulación, para cerrar los vacíos legales y de control; y acompañamiento médico, para tratar la adicción al vapeo como un problema clínico.