La pasta a la carbonara es un plato clásico de la cocina italiana, conocido en todo el mundo por su sabor rico y su textura cremosa. Originaria de Roma, la carbonara es una combinación sublime de ingredientes sencillos pero potentes.
A diferencia de lo que algunos puedan pensar, preparar una auténtica carbonara no implica el uso de crema, sino la habilidad de combinar de manera perfecta algunos otros ingredientes para crear una salsa suave y envolvente.
A continuación, te compartiremos la receta para que puedas impresionar a tus invitados o simplemente disfrutar de un plato delicioso y reconfortante. Además, te brindaremos algunos consejos para que te salga perfecta.
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Ingredientes:
- 400 gramos de pasta (spaghetti o bucatini)
- 150 gramos de panceta, cortada en tiras
- 3 huevos grandes (preferiblemente frescos)
- 1 taza de queso Parmesano, rallado
- Pimienta negra recién molida
- Sal
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Procedimiento:
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Cocina la pasta en agua hirviendo con sal hasta que esté al dente. Mientras tanto, fríe la panceta en una sartén hasta que esté crujiente.
Bate los huevos en un tazón y mezcla con el queso rallado. Añade pimienta al gusto.
Escurre la pasta, reservando un poco del agua de cocción. Añade la pasta caliente a la sartén con la panceta y retira del fuego.
Agrega rápidamente la mezcla de huevo y queso a la pasta, revolviendo vigorosamente. Si es necesario, añade un poco del agua de cocción reservada para obtener una textura cremosa.
Sirve inmediatamente, añadiendo más queso rallado y pimienta si lo deseas.
Consejos para una carbonara perfecta:
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La calidad del huevo es crucial en la carbonara. Utiliza huevos frescos y, si es posible, orgánicos. La frescura del huevo es la que da esa textura cremosa característica sin necesidad de añadir crema.
Aunque muchas recetas utilizan bacon, la auténtica carbonara romana se hace con panceta o guanciale. Estas carnes tienen un sabor más intenso y una textura más adecuada para este plato.
Uno de los mayores desafíos al hacer carbonara es evitar que el huevo se cocine en exceso y se convierta en revuelto. Para esto, retira la sartén del fuego antes de añadir la mezcla de huevo y queso, y revuelve rápidamente. El calor residual cocinará los huevos suavemente sin llegar a cuajarlos.
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