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Política Argentina | Guillermo Francella | Javier Milei

El nuevo pecado capital de la Argentina: que te guste –o no te guste- Homo Argentum

Se puede ser argentino sin integrar, ni sentirse representado, por ninguna horda. Que una película guste o no guste, no significa ser idiota, ni iluminado.

La verdad es que no soy de ir seguido al cine. Una deuda pendiente, como tantas otras que uno arrastra embarrado en la rutina que no siempre enriquece el alma. Una serie o una peli en casa, a través de las plataformas comerciales, suele ser mi opción elegida.

Pero esta vez fue diferente: una película destinada a batir récords; que habla de los argentinos -los argentinos tenemos una rara fascinación por nosotros mismos-; con un actor como Guillermo Francella, capaz de hacer reír con una mirada a cámara de Pepe Argento, y de estremecer con un personaje como Pablo Sandoval, un lúgubre empleado judicial que se ganó el respeto en “El Secreto de sus ojos”.

Dónde ver "Homo argentum", la película que acaba de estrenar Guillermo Francella
Presidente de la Argentina, uno de los 16 personajes que Guillermo Francella encarna en Homo Argentum.

Presidente de la Argentina, uno de los 16 personajes que Guillermo Francella encarna en Homo Argentum.

Así que hacia allá fui (mos), a ver Homo Argentum durante la noche del viernes 15 de agosto, como tantos miles de espectadores que abarrotaron las salas a lo largo y ancho del país.

En la previa, solo sabía que en esta película Francella encarnaba nada menos que 16 personajes, probablemente todo un récord en la cinematografía mundial. No era poca cosa.

Al fin, la sala se oscureció y Homo Argentum comenzó, con un Francella compartiendo una celebración con amigos y conocidos en un departamento de la ciudad de Buenos Aires, en una típica conversación argentina y con un desenlace inesperado.

Pasó el segundo capítulo y, cuando el tercer relato se inició, comencé a descubrir que, en realidad, la película no contaría una historia en la que Francella encarna a 16 personajes, sino que se trataría de 16 Francellas protagonizando 16 microrrelatos, sin ninguna relación entre unos y otros.

Una inconexa seguidilla de escenas breves, en las que aparece Francella como “arbolito” estafador, Francella como presidente de la Nación, Francella como relator de fútbol, Francella como personal de seguridad, Francella como cura villero, Francella como cineasta sin escrúpulos, Francella como un vecino de Buenos Aires o Francella como un padre de clase media que acaba de enviudar.

En un momento recordé Relatos Salvajes, aquella película de 2014 compuesta por seis historias en las que la impotencia llevaba a los personajes al borde de la locura desenfrenada.

El Secreto de Sus Ojos
El "El secreto de sus ojos", Guillermo Francella rompió todos los moldes con el personaje de Pablo Sandoval, un lúgubre empleado de la Justicia.

El "El secreto de sus ojos", Guillermo Francella rompió todos los moldes con el personaje de Pablo Sandoval, un lúgubre empleado de la Justicia.

Una obra que se ganó un lugar de privilegio en el cine argentino, que participó de festivales internacionales, nominada en la categoría Mejor Película de Habla No Inglesa en los Premios Oscar, nominada en 9 categorías de los Premios Goya, ganadora de Premios Platino y galardonada con el Bafta, que entrega la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión.

Pero a diferencia de Relatos Salvajes, en Homo Argentum no encontré ninguna historia, ni hilo conductor, sino capítulos deshilachados, que se suceden de manera casi anodina.

Una hora y cincuenta minutos después, mientras íntimamente seguía esperando que Homo Argentum me sorprendiera de alguna manera, llegó el final.

Las luces del cine se encendieron y la sala se vació casi en silencio.

Desilusionado con la película y por las casi dos horas que le había dedicado, apenas pude me zambullí en distintos sitios en Internet, medios de comunicación y redes sociales para descubrir qué decían otros sobre esta obra que acababa de dejarme con una sensación de nada.

Homo Argentum: la mayor sorpresa estaba fuera del cine

Y allí llegó la mayor de las sorpresas.

Me encontré con que Francella había defendido la película, criticando a otras; y que Pablo Echarri, militante kirchnerista y actor, criticó a Francella por sus dichos.

Pero el debate siguió escalando.

Hordas de militantes libertarios afirmaban que todo aquel que criticara a Homo Argentum, integra las hordas de militantes kirchneristas, heridos por lo que esta película expone.

Hordas de militantes kirchneristas decían que cualquier atisbo de aprobación para Homo Argentum, representa una condena a conformar las hordas de militantes mileístas, empeñados con aniquilar a la Argentina.

Mi desconcierto fue aún mayor cuando supe el mismísimo presidente de la Nación, Javier Milei, había publicado un tweet sobre la película, acusando a sus detractores de “ser envidiosos, resentidos, mentirosos, hipócritas y sobre todas las cosas ignorantes (al menos en economía)”.

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Salir del cine y encontrarme con este mundo real, me dejó perplejo.

¿En qué momentos pasamos de “me gusta o no me gusta una película”; a ser kirchnerista o mileísta; vendepatria o resentido; kuka, progre o libertario; envidioso, resentido, mentiroso, hipócrita o ignorante?

¿Esto es ser Homo Argentum?, ¿de todo esto hablaba la película?

La verdad es que semejante apriete me generó algo de temor a la hora de opinar. Pero si hablar de una película da miedo, estamos fritos, condenados al silencio o al escarnio. Y la verdad, no creo que sea para tanto.

Así que, en medio de semejante nivel de irracionalidad y sin negar cierto temor por semejante atrevimiento, quizá valga la pena dejar asentados, al menos, diez premisas para no perder de vista la cordura y el sentido común:

1.- Homo Argentum es una película, no un manifiesto político.

2.- Todo habitante de la Argentina tiene derecho a opinar lo que le parezca –incluso sobre Homo Argentum-, sin ser condenado por quienes piensan diferente.

3.- Todo votante libertario tiene derecho a criticar Homo Argentum.

4.- Todo votante kirchnerista tiene derecho a elogiar Homo Argentum.

5.- Que te haya gustado Homo Argentum, no implica que seas un iluminado, o un idiota.

6.- Que no te haya gustado Homo Argentum, no quiere decir que seas un idiota, o un iluminado.

7.- En la Argentina existen debates más importantes y urgentes que Homo Argentum.

8.- El señor Francella tiene derecho a hacer lo que quiera con su carrera artística. El señor Echarri, también.

9.- Se puede ser argentino, sin integrar, ni sentirse representado, por ninguna horda.

10.- Y para el señor Javier Milei, quizá valga la pena recordar que, entre tantas urgencias, Homo Argentum no es cuestión de Estado. Es, simplemente, una película.