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Política trabajadores | trabajo | Argentina

Trabajadores libres de patrón y esclavos de la demanda: a qué se dedican los nuevos argentinos

Son trabajadores estatales o privados, pero también choferes o modelos de plataformas. Cuando la única defensa es el pluriempleo, ¿la libertad es una utopía?

Hola, venimos del futuro. Nadie recuerda lo que era el empleo registrado con beneficios sociales regulados por el Estado. Casi nadie entiende lo que es “regular”, ni conoce o añora al Estado igualador y protector. Una patrulla perdida, pequeña pero intensa, sigue convocando en la plaza al grito de “la vuelta a los años felices”.

Este sería un primer párrafo posible de una crónica distópica, pero para nada alucinada. Los elementos de semejante “otro mundo y otro país” se despliegan en el presente: amnesia y aversión histórica, negación o vaciamiento de legados simbólicos comunes, crueldad individualista con o sin emocionalidad, ideologías y prácticas solidarias en reducción electoral y simbólica y 9 millones de trabajadores informales, muchos de los cuales nunca disfrutó de aportes jubilatorios, aguinaldo, vacaciones pagas o seguro de riesgos laborales.

Pablo Romá es licenciado en Sociología, y junto a Esther Solano y Cecilia Feijoo, produjeron un informe para la fundación alemana Friedrich Ebert Sitfung (FES), nominado como “Las y los novísimos trabajadores: cuántas changas para un trabajo digno?”.

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“Se conoce muy poco de la magnitud del negocio de las plataformas, del volumen de horas trabajadas y rentabilidades promedio por rubro, se quedan con el 20% de lo que genera el usuario, pero eso ¿cuánto es?”, se pregunta Pablo Romá.

“Se conoce muy poco de la magnitud del negocio de las plataformas, del volumen de horas trabajadas y rentabilidades promedio por rubro, se quedan con el 20% de lo que genera el usuario, pero eso ¿cuánto es?”, se pregunta Pablo Romá.

Reporteado por AIRE, Romá plantea dos cuestiones generales que debieran quitarle el sueño a cualquier gremialista o político que esté pensando en volver a reparar daños y devolver derechos: “Yo noto que algunos toman real dimensión de esta nueva configuración del mercado laboral, con impacto en la idiosincrasia de estos nuevos trabajadores, pero también que hay mucha resistencia, como si la plataformización y la ideología que la promueven fueran pasajeras; a la política le cuesta entrar ahí porque tiene que tocar intereses muy pesados y hay una transformación que no terminan de entender porque es muy profunda”.

El malentendido cultural y político es enorme y el peronismo encolumnado detrás de Sergio Massa en 2023 lo palpó de cerca, tal como publicamos en “El Rappi millonario y otros mitos burgueses”.

Les trabajadores de plataformas (repartidores, choferes, gigs, modelos, influencers o cripto bros) no quieren al Estado formalizando o resguardándolos; arrasados por la desobediencia fiscal libertaria, tampoco quieren pagar impuestos ni trabajar 8 horas bajón patrón, bajo acoso, detrás de un escritorio y ahorrando para vacaciones anuales en Carlos Paz.

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El populismo les ofrece como un paraíso lo que para ellos es algo entre desconocido y repudiado y, por ahora, no acierta a reformular una promesa que debería animarse a pensar lo híbrido, porque muchos de ellos combinan la oficina con el Uber o el emprendimiento, la docencia con la mochila de reparto o el modelaje erótico.

Cuando no hay nada que defender, me defiendo a mí mismo y mi pluriempleo

Este es uno de los subtítulos del informe de FES, que describe un panorama conocido por quienes eligen ser a la vez formales e informales, que complementan salario o lo sustituyen si los despidos (210.972 privados registrados, que incluyen 50.591 estatales en la corta y cruel era de Javier Milei) no dejan opciones.

“La histórica precarización laboral en Argentina y figuras como las de un Estado ineficaz y una casta que abandona al ciudadano de a pie, hace que la idea de la salvación individual o el empoderamiento individual prenda fuerte entre precarizados e informales. Si los salarios llevan años disminuyendo, el Estado me entorpece, y los sindicatos no se preocupan por mí, la salida soy yo mismo”, describe el informe.

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Y el pluriempleo –que Manuel Adorni adjudica al hecho de que “ahora el sueldo alcanza y por eso buscan más”– termina siendo una salvación contra la escasez de la paga tradicional y además con una impronta de “oportunidad y mérito”, de “premio al empeño personal” que entra en colisión con los discursos colectivos cifrados en “nadie se realiza sino es en comunidad” o “nadie se salva solo”.

El capitalismo es una máquina de producir emprendedores frustrados que se culpan por no haberse autoexplotado lo suficiente y millonarios que se salvaron individual y corporativamente.

Un modelo que promete más de lo que cumple

El 1° de mayo pasado, el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas aportaba una cifra perfectamente compatible con el estudio de FES. A 139 años de la “Masacre de Chicago”, que conquistó la jornada laboral de ocho horas, 2.4 millones de argentines tiene que trabajar 16.4 horas por día para poder subsistir.

Pablo Romá subraya que “la narrativa de hacerse a sí mismo, de que yo puedo solo y sólo necesito la oportunidad, no un Estado que me vigile ni me cobre nada, es como una apuesta al futuro y no una mirada melancólica hacia un pasado de derechos y formas tradicionales de organización del trabajo. En las presentaciones que hicimos en organizaciones sindicales nos decían que los retiros voluntarios los toman mayoritariamente los jóvenes, con la idea de encarar un proyecto autónomo, independiente o libre que entusiasma mucho más que la romantización de un modelo que les promete más de lo que les cumple”.

Romá acuerda con que este fenómeno es global y anterior al advenimiento de gobiernos como el de Javier Milei en Argentina. Pero una comparativa de puestos registrados creados o destruidos entre los últimos 4 gobiernos, ayuda a entender cómo ciertas condiciones favorecen la explosión del monotributismo y las “economías colaborativas”.

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Así como durante el último gobierno del peronismo aglomerado la cantidad de puestos creados promedio y por mes muestra un sesgo positivo, en ese período 1 de cada 2 puestos generados fue en alguna de las categorías de monotributo, que creció un 17,1% en cuatro años. Pero en 17 meses libertarios, por cada puesto registrado caído se dan de alta 2 monotributos, hasta totalizar 49.560 personas que no tienen recibo salarial sino factura.

Es esto y el salario que cada vez alcanza menos, lo que explica la proliferación de una modalidad que promete un camino alternativo al consumo y la realización personal.

¿Y los sindicatos?

El equipo que produjo el informe de FES presentó recientemente este trabajo en la Confederación General del Trabajo y la Central de los Trabajadores Argentinos Autónoma, y señalaron que “la tarea pendiente de los sindicatos es indagar el volumen real o aproximado de éste negocio, la falta de regulaciones estatales y controles o el impacto en la salud” de estos novedosos cuentapropistas, de estos trabajadores con libertad de auto explotarse.

“No vale sentarse a esperar que esto se caiga o se sature”, nos dice Romá. “Nuestro trabajo aporta datos y valoraciones que requieren de políticas más creativas y mejores, no se ve eso en los discursos y las ideas de las fuerzas políticas que pretenden disputar con el modelo que representa Milei”.

Conjugando datos y escenas de la vida económica y cultural real, parece quedar claro que, a la promesa renovada de volver, le falta futuro, le falta la noción clara del segundo término: ¿a dónde?