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Política Donald Trump | Elecciones | Estados Unidos

Pese al apoyo de Donald Trump, las turbulencias dominan la economía y la política en Argentina

Nunca unas elecciones de medio término se vivieron con tanto dramatismo, a tal punto que la intervención de Donald Trump no logró calmar a los mercados.

Nunca unas elecciones de medio término se vivieron con semejante nivel de dramatismo en nuestro país, a tal punto que el presidente norteamericano Donald Trump y su secretario del Tesoro, Scott Bessent, debieron intervenir abiertamente no solo en el mercado cambiario, sino también en la política argentina.

Lo llamativo es que ni siquiera el espaldarazo trumpista ha logrado apaciguar las turbulencias. Se estima que, desde el primer anuncio de Bressent, el Tesoro norteamericano desembolsó alrededor de U$S 350 millones en el mercado de cambio argentino y, aun así, el valor del dólar se mantiene en alza. Y el riesgo país no baja.

Las tasas de interés treparon a niveles estratosféricos. Esto es reflejo de la crisis de credibilidad que padece nuestro país. De otra manera no se explica que la billetera más grande del mundo ofrezca un salvataje multimillonario y el mercado siga mostrándose escéptico.

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Parece claro que la City espera algún tipo de ajuste en el esquema de bandas de flotación cambiarias después de las elecciones: habrá que ver si el ministro de Economía, Luis Caputo, quien insiste en que no va a haber modificaciones, podrá resistir la presión.

Estas turbulencias se desatan en medio una pelea interna que no da tregua dentro del gabinete libertario. El asesor presidencial Santiago Caputo y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ya no disimulan sus diferencias; este último no oculta su fastidio por la intromisión del Caputo en áreas que no le incumben, entre ellas la suya propia.

Caputo, el asesor estrella del presidente Milei, movió fuerte sus fichas en los últimos días: activó la semana pasada acuerdos con el radicalismo y los gobernadores para frenar en la Cámara de Diputados la reforma de la ley de DNU que impulsa el kirchnerismo para limitar el poder de Milei.

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En la semana, el expresidente Mauricio Macri elogió al gobierno de Javier Milei por bajar la inflación y alcanzar una “estabilidad razonable” de la economía.

En la semana, el expresidente Mauricio Macri elogió al gobierno de Javier Milei por bajar la inflación y alcanzar una “estabilidad razonable” de la economía.

Asimismo, llevó a su amigo, el consultor estadounidense Barry Bennett, a entrevistarse con los principales líderes parlamentarios argentinos en la búsqueda de un acuerdo de gobernabilidad que le dé sustento político al gobierno de Milei, uno de los reclamos de Trump a la administración libertaria.

Es más, en un gesto nada casual, Caputo reposteó un mensaje del expresidente Mauricio Macri en el que elogió los esfuerzos del gobierno de Milei por bajar la inflación y alcanzar una “estabilidad razonable” de la economía, pero en el que también instó a que, después del 26 de octubre, se inaugure una nueva fase política con más diálogo con el fin de “construir una nueva mayoría” amplia, que represente tanto al oficialismo como a sectores de la oposición en el Congreso.

“Estamos de acuerdo, Presidente Macri. Argentina necesita una nueva mayoría reformista que empuje en el Congreso los cambios de fondo que el Presidente Milei lidera”, refrendó Caputo.

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El asesor presidencial no disimula sus ambiciones de ocupar un cargo de relevancia después de las elecciones, posibilidad que Milei no desestima, aunque todavía no confirma: se sabe que su hermana, la todopoderosa secretaria general de la Presidencia Karina Milei, tiene serios reparos. La pelea ya estalló, aunque nadie sabe cómo terminará.

Lo cierto es que el secretario del Tesoro y el FMI vienen insistiendo sobre la necesidad imperiosa de que el Gobierno genere consensos para apuntalar el apoyo financiero y progresar con ciertas reformas (tributaria y laboral) que se consideran clave. Empero, todo eso será plausible si el resultado electoral les resulta favorable.

Por ahora los números están finos. Los más optimistas dicen que podrían llegar al 35% de los votos. Otros afirman que, por ahora, sólo tienen garantizada la victoria en cinco distritos: Ciudad de Buenos Aires, Entre Ríos, Mendoza, Tierra del Fuego y Salta. Cualquiera sea el caso, en el oficialismo saben que la moneda está en el aire.