Las elecciones para convencionales reformadores y cargos locales en Santa Fe estuvieron marcadas por una participación baja, a lo que se le sumaron los votos en blanco y nulos. Tres consultores analizaron en AIRE los factores que explican esta tendencia y cómo la fragmentación electoral y la falta de información impactan en el voto.
La baja participación electoral en Santa Fe continúa siendo una tendencia preocupante, según consultores.
Maiquel Torcatt / Aire Digital
La participación electoral en Santa Fe volvió a mostrar una preocupante caída en las elecciones del domingo 13 de abril, en las que se eligieron convencionales reformadores de la Constitución y candidatos a cargos municipales y comunales. Solo la mitad del padrón votó en forma afirmativa, el registro más bajo desde la recuperación de la democracia en 1983.
De acuerdo a los datos que se desprenden del escrutinio definitivo, en las elecciones de Santa Fe solo el 55,37% del padrón electoral asistió a las urnas. Se trata de la participación provincial más baja desde 1983. Con el agravante de que hubo, además, un 4,75% de votos en blanco (sobre el total de válidos) y un 4,61% de votos anulados sobre el total del padrón.
A modo comparativo, la participación en las últimas dos elecciones PASO provinciales fueron: en 2023, votó el 63% del padrón. En 2021, el 69%, con la salvedad de que ese año los comicios locales se hicieron en simultáneo con las de diputados y senadores nacionales.
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Según explicó Guillermo Variego, especialista en comunicación política y director de la consultora Innova Opinión Pública, la baja participación “es una tendencia que se viene sosteniendo e incrementando en la provincia desde hace tiempo, pero en forma ininterrumpida desde las elecciones del 2015”.
Para Variego, se trata de un fenómeno multicausal, entre los cuales destaca:
La antipatía creciente hacia la política.
La pérdida de vínculo entre el voto y su impacto en la vida cotidiana.
La dificultad para percibir esa relación en elecciones legislativas, donde no se elige el Poder Ejecutivo.
“Estos bajos niveles de participación actuales no representan una crisis para la democracia, pero sí encienden una luz amarilla. La política debe tomar nota y buscar mecanismos para revertirlo”, advirtió el consultor.
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Roque Cantoia, titular de la consultora Doxa Data, coincidió con el diagnóstico de Variego y agregó que hay factores estructurales y coyunturales que explican el fenómeno:
La participación tiende a caer naturalmente elección tras elección.
Los factores de coyuntura pueden suavizar o profundizar esa caída: tipo de elección, oferta política, percepción de competitividad, humor social y evaluación del gobierno.
Según su análisis, en esta elección esos factores coyunturales potenciaron la caída estructural, agravando la situación. “Si además tomamos en cuenta el porcentaje de voto nulo y blanco, la participación positiva solo alcanza el 45%: es decir, solo el 45% de los santafesinos eligieron alguna de las opciones”, consignó.
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En la ciudad de Santa Fe, el retroceso fue notable. “La participación se había amesetado entre 2021 y 2023, pero ahora cayó 8 puntos porcentuales respecto de las PASO 2023”, detalló Cantoia y, a la espera de los datos seccionales, recordó que la caída no fue homogénea en toda la ciudad en 2023: "en elecciones anteriores votaron más en las seccionales de sectores medios, mientras que en los barrios más vulnerables la participación fue mucho menor".
Un comportamiento similar se dio en Rosario. Pero lo más significativo fue el cambio registrado en el interior provincial: “Hasta esta elección, la participación caía más rápido en las grandes ciudades, mientras que en las localidades pequeñas y medianas era más gradual. Pero en esta elección atípica de 2025, el interior se comportó como una gran ciudad”, explicó.
Un nuevo análisis, el de Emilio Scotta, consultor e investigador en Influencia Consultoría, aporta una mirada adicional a la discusión. Según Scotta, un aspecto sistémico clave ha sido la implementación de las primarias obligatorias, que ha influido en la disminución de la participación electoral año tras año. “Desde que las primarias se hicieron obligatorias, la sociedad fue forzada a dirimir las internas partidarias, lo que generó poco interés entre los votantes debido a la confusión y la gran cantidad de oferta política, lo que reduce el incentivo para participar”, explicó el especialista.
Scotta identifica también tres aspectos coyunturales que podrían haber influido negativamente en la participación:
La aparente baja competitividad de las listas presentadas.
La cercanía de estas elecciones con las de 2023.
La confusión y falta de información sobre la elección a convencionales reformadores.
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“Más allá de que los porcentajes de voto en blanco o nulo no son significativos, estos tuvieron mayor peso en áreas donde había poca información sobre las propuestas presentadas y una gran cantidad de oferta”, apuntó Scotta.
Y cerró: “Aparece un malestar generalizado en sectores donde no hay una competencia electoral clara, lo que impide que los votantes utilicen su voto para castigar al oficialismo o ponderar las propuestas que consideran más relevantes”.
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