El nuevo secretario del Tesoro de Estado Unidos espera una carpeta que pide 10 mil millones de dólares y reprogramar la deuda, pero ya anticipó que no habrá otro salvataje.
Ganó Donald Trump en Estados Unidos y hay festejos en Argentina. Si fuese el guion de una película de ficción, de algún gobierno, de un país imaginario, sería tragicómico. Pero el desfasaje temporal en el que vive el gobierno de Javier Milei y que se vivió de la madrugada del miércoles al jueves pasado, es sola y realmente trágico.
Gabinete con corbatas rojas (French y Beruti repartían cintas para todo lo contrario: la Independencia), funcionarios anticipando otra lluvia de dólares que se sumaría a los 18 mil millones del blanqueo, tuits eufóricos sacando conclusiones apresuradas (“no nos vamos más”) o delirantes (“este es el golpe final al comunismo”), obviando que el comunismo nunca fue competidor económico ni cultural global y por eso desapareció hace 35 años.
Vamos por partes y en orden, en base a la información efectivamente existente en el mundo real, donde hay hechos y opiniones y los primeros deberían subordinar a las segundas, al menos periodísticamente. El más firme candidato a ocupar el cargo de Secretario del Tesoro norteamericano es Scott Bessent, un mesadinerista y asesor de inversiones global, que en 1992 y desde la Soros Found Management apostó contra la libra esterlina y le reportó a la firma más de 1.000 millones de dólares y director hasta hoy mismo de Key Square Management, una firma que realiza inversiones, flujos de ingreso y retiros de capital a nivel global con criterios geopolíticos; es decir que financia o desfinancia, infla o desinfla economías soberanas de acuerdo a las tasas de rentabilidad y oportunidades para el capital financiero, el verdadero mecanismo de sujeción colonial del siglo XXI, dólares en vez de balas.
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Bessent es el nombre preferido por Steve Mnuchin, su antecesor a las órdenes de Donald Trump, aún asesor del platinado republicano y operador central para que el FMI violara sus estatutos, para conceder el préstamo más grande de su historia, al ex presidente y actual accionista Libertario Mauricio Macri. Mnuchin tiene malos recuerdos de Luis "Toto" Caputo, promotor de la fuga del 80% de los USD 44.500 millones que le prestó a Cambiemos por dos razones: para asegurar el coloniaje de los Estados Unidos sobre Argentina por décadas y para que el gobierno gane unas elecciones legislativas que perdió.
A Luis Caputo y Santiago Bausili ya se les comunicó que el Tesoro no habilitará ninguno de los dos préstamos pretendidos: ni el de máxima por 15.000 millones de dólares, ni la de mínima por 10.000 millones de dólares.
La tasa será de un dígito alto, más cerca del 9% que del 7% anual y en dólares, pero la desesperación por fondos para levantar el cepo -y la mentalidad colonial- es tal, que en Economía aceptarían hasta dos dígitos.
Finalmente, y para patrullas anticomunistas perdidas: la disputa global es hoy entre dos capitalismos, occidental y oriental, o norteamericano y asiático, profundamente relacionados además en términos, económicos (financiero y productivo), culturales y también políticos. Las cadenas de valor que producen bienes y servicios son globales y, para desagrado de Trump que retomará con su lema MAGA (Make American Great Again), el clásico setentista “América es el mundo y para los americanos”.
Parecidos también por estigmatizantes, de tal modo que un país productor de materias primas y mano de obra baratas, desregulado a favor del capital trasnacional y con vocación neocolonial, nunca será ninguna otra cosa que precisamente eso: una colonia remozada pero frágil y dependiente al fin.
¿Cuáles son las ventajas o los resultados para Argentina? Saqueo de cereales, petróleo, minerales, litio, más capitales con intenciones de hacer plata con plata y no producir y fuga de los pocos capitales productivos que dejarán “Zonas de sacrificio” por pasivos ambientales, como Dow Chemical en Puerto General San Martín.
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¿Y los limones tucumanos? Pregunta un lector memorioso. Contestemos con datos de la Asociación de Citricultores del Noroeste Argentino (ACNOA), el primer comprador individual es Rusia con 58 mil toneladas, casi el doble de lo que se exporta a Estados Unidos. Con quien tenemos una balanza comercial deficitaria (a setiembre 2024) en -17.000 millones de dólares.
¿Previsiones de que se achique vendiendo más limones, aceite crudo u oro? Negativas, Trump anunció en campaña una política de sustitución de importaciones primarias e industriales (con una baja de impuestos de hasta el 21% para empresas que produzcan en Estados Unidos) y una suba de aranceles para proteger la industria norteamericana: un 20% para todo producto que ingrese y 100% para aquellos que no se pacten en dólares. Lo demás es astrología para reels de Instagram o Tik Tok.
En Cancillería nadie se puso ni gorras ni corbatas rojas y se menciona un dato consistente: “Nosotros mantuvimos neutralidad en la campaña, esa fue la orden que bajó Diana Mondino y era la línea del presidente”. Que la euforia presente no tape ese dato, y el hecho de Caputo y Bausili sabían por boca de Gita Gopinath (gerenta del FMI), que era improbable que Trump impulse un préstamo suficiente para salir del cepo de aquí a febrero 2025.
Es así que en el edificio de Economía circulaba una preferencia en voz baja y no era por Trump, sino por Kamala Harris, con quien “iba a ser más sencillo volver a los mercados voluntarios de deuda” y las relaciones comerciales podrían tener un sesgo favorable para incrementar las exportaciones argentinas. Luego los tuits con montajes en Photoshop y otros editores más baratos (más baratos que los montajes, seguro) con Trump abrazado a un león y otras pegatinas. A no confundirse, Milei es un gendarme de la hegemonía americana en América Latina, no un aliado comercial ni geopolítico estratégico, eso es Brasil, pero también es otra nota.
Y Argentina es en 2024 un enclave a la deriva, que oscila entre dos capitalismos con un mapamundi de 1946, dependiente de ambos, financieramente del occidental y financiera y comercialmente del asiático; un neocolonialismo a dos tristes bandas, como si el resultado material de la Revolución de Mayo hubiese sido una doble dependencia económica y comercial con España e Inglaterra. Ah, ¿eso fue? Avísenle a Milei, que no tiene quien le escriba.
Consultado para esta nota por AIRE, el ex director del Banco Nación y a cargo del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas, Claudio Lozano, asegura que “Milei no tiene un problema de fondos frescos, el tema son los 18.000 millones de dólares que tiene que pagar en concepto de deuda en 2025, hasta el momento consiguió 8.800 millones de dólares del Banco Mundial, del BID y de la Corporación Financiera Internacional, además del REPO por 3.000 millones de dólares con bancos privados (con el oro argentino como garantía). Estarían en 6.200 millones abajo y con reservas negativas”.
Descartando ayudas del Tesoro o del FMI instigado por Trump, Lozano estima que “el único ingreso posible proveniente del Fondo es una parte –no todo– del remanente que quedó del préstamo a Mauricio Macri, Milei es útil para los Estados Unidos, algo le van a dar, pero no el disparate que le prestaron a Cambiemos ”.
Considerando la expertise del presidente de desarrollar cualquier economía “con o sin plata”, el Director del IPyPP pronostica que “este gobierno, con un riesgo país en 700 puntos, va a tomar cualquier préstamo a tasas de 1 o 2 dígitos, recordemos que Cavallo renovó deuda con un 16% de tasa durante la convertibilidad, ayer y hoy una tragedia”.
Pero la mayor restricción de Milei es un programa contradictorio y explosivo en sí mismo, “olvídate del cepo y las fechas que están barajando” pide Lozano. “Hay tres problemas relacionados que ahorcan el programa, para resolver los vencimientos tenés que endeudarte, para resolver el tipo de cambio tenés que devaluar y eso dispara la inflación y si reactivás la economía vas a tener una mayor demanda de importaciones y consecuentemente de dólares, pero si mantenés la recesión tenés que ajustar permanentemente aumentando la conflictividad social… no tiene salida, este programa se autodestruye por su propia lógica, el problema es cuándo”.
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