Un empresario santafesino de 45 años, identificado como Víctor D. enfrenta una posible pena a 20 años de prisión, acusado por el abuso sexual de sus dos hijas. La denuncia fue radicada por la mamá de las menores en 2015 y ahora, tanto la Fiscalía como la querella, han presentado la acusación para el desarrollo del juicio.
Víctor D., cuyo apellido no se publica para preservar la identidad de las niñas, se encuentra en prisión preventiva desde enero de 2023 y es asistido por el abogado defensor particular Martín Risso Patrón. En tanto, la acusación es sostenida por la fiscal de la Unidad de Violencia de Género, Familiar y Sexual, Alejandra Del Río Ayala y los abogados querellantes Carolina Walker Torres y Matías Pautasso.
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La audiencia preliminar de juicio para formalizar la acusación y adelantar la evidencia que se expondrá como prueba en el debate había sido fijada para este lunes, sin embargo se vio suspendida ya que el imputado no había sido trasladado a tribunales desde su lugar de detención. El acto fue reprogramado para el 28 de noviembre a las 11.30 ante el juez Nicolás Falkenberg.
Acusación
La acusación presentada tanto por la Fiscalía como por la querella relata los hechos denunciados y la evidencia colectada en la investigación. El primer hecho precisa que Víctor D. abusó sexualmente de sus hijas en reiteradas oportunidades, desde que las niñas tenían edad preescolar hasta que comenzaron la adolescencia.
La acusación precisa que los hechos “atendiendo al contexto de violencia física y psicológica a la que se sometió a la madre de sus hijas, de los cuales las niñas fueron testigos, compuesto por golpes, amenazas de que se iban a quedar en la calle, que su madre iba a ir presa; además de haber golpeado a sus hijas ante la negativa de ellas de dejarse tocar o besar; las circunstancias en que les decía que tenía derecho a tocarlas porque era su padre, todo ello tiene entidad suficiente para adelantar el libre y progresivo desarrollo de la sexualidad de sus hijas”.
El segundo hecho acusado se remonta a octubre de 2022, y precisa que Víctor D. siguió a una de sus hijas hasta su lugar de trabajo, a bordo de la camioneta Ford Ranger; se estacionó a 100 metros de distancia y se quedó allí mientras su hija estaba en el local, “violando con su accionar la medida de distancia que pesa sobre usted de fecha 10 de septiembre de 2015, dispuesta por el Tribunal Colegiado de Familia N° 5, que le impide acercarse a una distancia inferior a los 200 metros y que le era conocida al momento del hecho”.
El tercer hecho por el que es acusado Víctor D. también comprende el incumplimiento de la medida de distancia dictada por el juzgado de Familia, por pasar de manera reiterada a bordo de la camioneta Ford Ranger frente al domicilio en el que las niñas viven con su madre.
Denuncia
La denuncia contra Víctor D. fue radicada por la mamá de las menores el 6 de abril de 2015 en el Ministerio Público de la Acusación. Al momento de denunciar, la mujer explicó que había tomado conocimiento por parte de un matrimonio amigo que su exmarido abusaba de sus hijas.
Una de las niñas, que entonces tenía 10 años, le había contado a su amiga, hija de este matrimonio, que no quería ver más a su papá porque “la había tocado en lugares donde no se toca a las mujeres”, y temía por su hermana menor.
Al ser entrevistada, la mujer detalló que se había separado de Víctor D. en noviembre de 2013, cansada de las situaciones de violencia que vivían tanto ella como sus hijas. Expresó que él siempre había sido violento con ella, que al principio lo soportaba pero luego comenzó a ser violento también con sus hijas.
La primera denuncia por violencia de género la radicó en el 2011, pero él siempre le "hacía la vida imposible" a las personas que la estaban ayudando, por lo que se quedaba sin recursos y se veía obligada a volver a con él.
En noviembre de 2013 la mujer se fue de la casa con sus hijas decidida a no volver y se separaron definitivamente. En esa entrevista, la mujer relató algunas situaciones de abuso a sus hijas, y que había hablado con las niñas; una de ellas, que entonces tenía 9 años, le contó que su papá la había tocado y que cuando le sacó la mano, él le respondió: "Dejame, si total soy tu papá".
Evidencia
Entre la evidencia que consta en la causa se cuenta con el informe del Equipo Interdisciplinario del Poder Judicial de la Provincia donde las menores fueron entrevistadas por profesionales y manifestaron no querer tener más contacto con su papá por los episodios padecidos; el informe del Centro de Asistencia a la Víctima del Delito, donde las niñas fueron entrevistadas por el Departamento Psicológico y consta el “relato claro, contundente y determinante de las víctimas, en relación a las conductas de su padre hacia ellas y su hermana”.
También constan los informes de las licenciadas en psicología que trataron a las dos menores y la evaluación del riesgo en la estructuración psíquica por todo lo traumático vivido y el nexo causal que encuentra con los hechos investigados.
Se agregan informes de las autoridades escolares donde asistían las menores, y que dan cuenta de un acontecimiento donde se presentó el padre a intentar retirarla, situación que fue advertida por el padre de otra compañera y que avisó a las autoridades.
En otra oportunidad la menor rompió en llanto y le contó al preceptor que se había cruzado son su padre, quien tiene una medida de distancia respecto de ella, su madre y su hermanas. Luego de eso, la niña debió ser contenida por el gabinete psicopedagógico.
Calificaciones legales y pena
Víctor D. es acusado como autor de abuso sexual gravemente ultrajante calificado por el vínculo en concurso ideal con promoción a la corrupción de menores agravada por la edad, el vínculo y violencia -dos hechos- (arts. 45, 119 segundo y cuarto párrafo inciso B, 54, 125 segundo y tercer párrafo y 55 del CP) y desobediencia a mandato judicial -dos hechos- (arts. 239 y 55 del CP).
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Tanto la Fiscalía como la querella anticiparon un pedido de pena de 20 años de prisión, accesorias legales y costas: “La naturalidad de los hechos producidos que son de los más aberrantes que se pueden cometer contra niños, niñas y adolescentes. La violencia desplegada, tanto física como psicológica, y el daño ocasionado a las víctimas durante la etapa de su niñez y preadolescencia deben tenerse en consideración”, precisa el escrito acusatorio.
Se agrega que “se tiene en cuenta que se tiene en cuenta que ambas víctimas, por ser muy pequeñas cuando comenzaron los abusos, y por serlo en manos de la persona que debía cuidar de ellas, se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad”. Las niñas relataron que los hechos comenzaban como un juego, por lo que no llegaban a dimensionar que eso "estaba mal". El imputado usaba su posición de padre para facilitar los abusos; las menores expresaron que cuando Víctor D. las tocaba les decía que él podía hacerlo porque era su padre, que era su derecho, y que por ser su papá podía hacer lo que quisiera con ellas.
Ocho años de proceso
En abril de 2015, la mamá de dos niñas de 15 y 11 años radicó una denuncia contra su exmarido por abuso sexual. La denuncia recayó en la Fiscalía a cargo de Andrés Marchi, quien imputó al hombre por primera vez en diciembre de 2016 como autor de abuso sexual calificado por ser el progenitor de las víctimas.
Ese mismo año, las dos niñas declararon en Cámara Gesell y relataron los abusos a los que las sometía su padre; e n esa primera imputación se atribuyó que los abusos fueron cometidos en reiteradas oportunidades desde que las niñas tenían edad preescolar y que eran "tocamientos que empezaban con cosquillas” y luego se convertían en tocamientos en las partes íntimas.
Desde entonces el hombre imputado transitó el proceso con alternativas a la prisión preventiva, entre las que se encontraba una medida de distancia dictada por el juez Eduardo Pocoví, que prohibía al hombre acercarse a menos de 200 metros y también regía una medida de distancia dictada por el tribunal de familia; ambas medidas fueron incumplidas por el imputado, pero por el mismo temor que generaban no fueron denunciadas hasta diciembre de 2022.
El 14 de diciembre de 2022 la fiscal de la Unidad de Género, Celeste Minniti, convocó al hombre a audiencia imputativa en la Fiscalía para agravar la atribución: “abusos cometidos en contexto de violencia física y psicológica a la que sometió a la madre de las menores, de los cuales las niñas fueron testigos, compuesto por golpes, amenazas de que se iban a quedar en la calle, que su madre iba a ir presa; además haber golpeado a sus hijas ante la negativa de ellas de dejarse tocar o besar", relató Minniti, y agregó que el hombre les decía que tenía derecho a tocarlas porque era el padre, circunstancias que adulteraron el libre desarrollo de las niñas.
Así los hechos fueron recalificados con la tipificación que se concretó la acusación: abuso sexual gravemente ultrajante calificado por ser cometido por ascendiente -dos hechos en concurso real -, en concurso ideal con promoción a la corrupción de menores agravada por la edad de las victimas, por ser cometido por ascendiente y por mediar violencias -dos hechos en concurso real-.
Ese mismo día, el 14 de diciembre de 2022, la mamá de las ahora jóvenes, radicó una nueva denuncia contra el hombre que expuso los reiterados incumplimientos a las medidas de distancia: días atrás había sido el cumpleaños de la hija mayor, y la hija del medio recibió un mensaje de un número que no tenía agendado, pero por el apodo que utilizaba para saludarla se dio cuenta que se trataba de su padre. Inmediatamente bloqueó el número y se radicó la denuncia.
La causa quedó a cargo de la fiscal Del Río Ayala y el 10 de enero de 2023 se imputaron los varios incumplimientos denunciados, como delito de incumplimiento a mandato judicial, y que fueron detallados en la acusación. Víctor D. quedó entonces en prisión preventiva por decisión del juez Jorge Patrizi, quien consideró acreditadas las imputaciones realizadas por la Fiscalía, y la calificación legal de los hechos, así como los riesgos procesales, en especial de entorpecimiento probatorio.
En ese acto, se presentaron las dos hijas del imputado ante el juez y leyeron sendas cartas en las que manifestaban su sentir: " Hace 17 años que vivo con miedo", precisó una de ellas.
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