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Rosario: preocupa la aparición de fusiles y armas cada vez más sofisticadas en manos de soldaditos narcos

En una vivienda del clan Romero, en Rosario, se secuestraron armas AR-15 de origen norteamericano.

Un operativo de la Policía Federal Argentina que desmanteló una red dedicada a incorporar armas al mercado ilegal en Santa Fe volvió a poner sobre la mesa una de las problemáticas más complejas del crimen organizado: el flujo permanente de armamento hacia estructuras narcocriminales que opera bajo métodos cada vez más sofisticados, principalmente en Rosario.

La investigación, que derivó en 17 allanamientos simultáneos en la capital santafesina y localidades vecinas, permitió desarticular un mecanismo que ejemplifica con claridad cómo la legalidad puede ser instrumentalizada para nutrir economías ilegales.

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El mecanismo de compra de armas para el uso de los narcos

Los investigadores del Equipo de Abordaje Estratégico de Armas de Fuego del Ministerio Público de la Acusación detectaron un patrón sospechoso: ciudadanos sin antecedentes penales, pero con perfiles socioeconómicos incompatibles con compradores típicos de armamento adquirían de manera legal pistolas, revólveres y escopetas de grueso calibre.

La profundización de estas anomalías reveló que al menos dos individuos vinculados al comercio de estupefacientes, residentes en barrios precarios de Santa Fe, habían registrado más de veinte armas en los últimos dos años. En la Fiscalía de Rosario investigó un caso similar, que tenía el mismo patrón, hace dos años. En una armería de la zona sur de Rosario se adquirían armas nuevas con documentación en manos de testaferros, que figuraban como titulares de las pistolas.

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Parte del armamento que se secuestró en Santa Fe, Esperanza y Recreo, que provenía del circuito legal y pasaba a la clandestinidad.

Parte del armamento que se secuestró en Santa Fe, Esperanza y Recreo, que provenía del circuito legal y pasaba a la clandestinidad.

El procedimiento en la capital santafesina permitió el secuestro de dos escopetas calibre 12, una carabina, cuatro revólveres, diez pistolas de distintos calibres, además de cocaína, marihuana, dinero en efectivo y documentación clave como tarjetas y cédulas de tenencia de armas. Los doce detenidos —nueve hombres y tres mujeres— representan apenas un segmento de una cadena que conecta el mercado legal de armas con la violencia narcocriminal en la región.

Armamento legal que llega a las bandas narcocriminales

Esta asociación entre armamento y estupefacientes no es casual. Las estructuras narcocriminales requieren capacidad de fuego para garantizar el control territorial de puntos de venta, proteger cargamentos en tránsito, ejecutar cobros por deudas y dirimir disputas con organizaciones rivales.

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El arma de fuego se convierte así en herramienta esencial para sostener economías ilegales que movilizan millones de dólares anuales. Este esquema provocó que durante la última década y media la violencia se viralizara en Santa Fe, sobre todo en Rosario, donde en los últimos dos años las cifras de homicidios se desplomaron. Los crímenes bajaron más de un 65 por ciento en 2024 y la tendencia es que en este año también se produzca un descenso.

Armamento de guerra en Rosario

Más que la cantidad de armas secuestradas lo que importa es el tipo de armas que aparecen en el mundo criminal. Por ejemplo, lo que ocurrió el mes pasado con el llamado clan Romero, que opera en la zona noroeste de Rosario. En un operativo que se originó por la toma de un terreno la policía terminó secuestrando un arsenal, que incluía armas sofisticadas, como fusiles AR15 de origen norteamericano.

Fueron detenidas seis personas que fueron imputadas en noviembre pasado, entre los que figuraban dos soldaditos del clan Romero, banda de un historial en las crónicas policiales y con varios integrantes condenados.

Fusil AR-15
El fusil AR-15 de origen norteamericano que tenía como arsenal los secuaces del clan Romero.

El fusil AR-15 de origen norteamericano que tenía como arsenal los secuaces del clan Romero.

El 17 de noviembre, a instancias del fiscal Ignacio Hueso, personal de la Policía de Investigaciones realizó un operativo en Nuevo Alberdi, a raíz de una denuncia por la supuesta toma de un terreno. En esa zona los vecinos denunciaron que a un mes atrás irrumpieron dos soldaditos de Los Romero, Uriel Mansilla, de 18 años, y Braian Kaliroff, de 34, quienes según la fiscalía actuaron a pedido de Maximiliano Romero, uno de los referentes de la banda. Luego, la policía allanó una vivienda en Grandoli y pasaje Ortiz y se encontraron con un arsenal, entre los que figuraba un fusil AR-15 con 30 municiones calibre .223, que apareció entre una decena de pistolas, escopetas y revólveres.

La presencia de esta arma en manos de soldaditos no común, pero en los últimos meses algunos procedimientos encendieron alarmas. Según reseñó Rosario3, entre ellos, los tres M4 que secuestró la Policía de Seguridad Aeroportuaria en un departamento céntrico de Rodríguez al 1034, alquilado por el prófugo Andrés “Plin” Acosta, sindicado hombre del narco detenido Francisco Riquelme. O el par de armas automáticas Colt calibre 7,62 x 51 mm, con cargadores, incautadas junto a 464 kilos de cocaína en San Justo, Santa Fe, a integrantes de la banda del narco mayorista de Ibarlucea Fabián Calavera Pelozo, en julio de 2024.

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La búsqueda del “Melli” Maximiliano Romero

En los allanamientos los policías buscaron sin éxito a Maximiliano Romero, integrante del clan del mismo apellido, que cobró notoriedad por un despliegue de violencia en Nuevo Alberdi, con rubros que incluyen acopio de armas, narcomenudeo, delitos contra la propiedad y usurpaciones.

El referente de la banda es su hermano Hernán “Lichi” Romero, detenido y condenado a 29 años de prisión por asociación ilícita y un secuestro narco. Maximiliano, alias Melli, estuvo tras las rejas por el homicidio en ocasión de robo del almacenero Edgardo Picatti, que recibió un balazo en su local de Beppo Levi 3130 en mayo de 2017. La Tropa de Operaciones Especiales lo detuvo en un motel sobre la ruta 34 en marzo de 2018. Hoy parece haber vuelto a las andanzas y ya tiene pedido de captura por haber mandado a usurpar un terreno.

El comercio de armas provenientes de las Fuerzas Armadas

A este fenómeno creciente de la aparición de armas en manos de bandas narco se suma otro tema vinculado al supuesto comercio de armas provenientes de las Fuerzas Armadas, como la historia de la sustracción de fusiles FAL del Batallón 603, de Fray Luis Beltrán, ubicado a 20 kilómetros de Rosario.

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Hace dos semanas la Sala B de la Cámara Federal de Rosario confirmó el rechazo el planteo de prescripción de esta causa que se originó en 2011, y confirmó el procesamiento de siete militares que se desempeñaban en el Batallón de Arsenales N°603 por la sustracción de 43 fusiles FAL completos y 2.500 partes de estos fusiles calibre 7,62 mm. La defensa de los imputados había argumentado que los hechos, ocurridos en 2011, estaban prescriptos, pero el tribunal federal determinó que la causa sigue vigente.

La investigación se inició en febrero de 2011, cuando el coronel Enrique Antonio Battezzatti, jefe del batallón, denunció la faltante del fusil FAL N°15214. El mismo día que se detectó la desaparición, el sargento Hernán Diego Solís, jefe de la sección Armamento, se suicidó con un disparo en la cabeza en la provincia de Buenos Aires. Los militares implicados cargaron toda la responsabilidad sobre Solís, quien no pudo defenderse.

El caso salió a la luz por un hallazgo externo: el 11 de febrero de 2011, la Policía Federal de Brasil secuestró en Aracatuba, San Pablo, un fusil FAL con numeraciones diferentes en distintas piezas, pero con el grabado del escudo argentino y la inscripción "Ejército Argentino". A partir de ese momento, Interpol alertó a la justicia argentina y comenzaron a aparecer más fusiles FAL del ejército argentino en manos de organizaciones criminales brasileñas como el Primer Comando Capital (PCC) y en Paraguay.

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El expediente permaneció paralizado durante años en el juzgado federal del juez Bailaque, quien fue investigado por el Consejo de la Magistratura por favorecer al narco Esteban Alvarado y fue imputado con prisión preventiva en otros tres casos. Esta parálisis alimentó los argumentos de la defensa sobre la prescripción.

Recién en 2025, tras la renuncia de Bailaque el 1° de julio de ese año, el fiscal federal Javier Arzubi Calvo encontró la causa "encerrada en cajones que nadie abría" y la reactivó.

La investigación reveló un patrón sistemático de robos que se remonta a décadas. Hace treinta años, la policía de Río de Janeiro secuestró el primer fusil FAL con escudo del Ejército Argentino en una favela. Fue el primero de más de 300 fusiles y subametralladoras de Fabricaciones Militares incautados en operativos contra el crimen organizado entre 1993 y 2001.