La causa que investiga el robo y copamiento de la Subcomisaría de Arroyo Leyes, ocurrido el pasado 17 de noviembre, tuvo un giro de 180 grados en las últimas horas tras la detención de dos agentes policiales que estarían implicados en la trama delictiva. Uno de ellos es un jefe policial, mientras que la otra es nada más ni nada menos que la suboficial que se encontraba de guardia el día del asalto.
Se trata de Gabriela M., la cual fue detenida el martes luego de 14 allanamientos ejecutados por investigadores de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y Organismo de Investigaciones (OI) y los cuales fueron solicitados por la fiscal Laura Urquiza y autorizados por el juez penal en feria, Octavio Silva. En la detención, los investigadores le secuestraron a la policía una pistola 9 milímetros, cinco cartuchos del mismo calibre y tres celulares que fueron remitidos a pericia, según indicaron fuentes policiales a AIRE.
Con la suboficial detenida, la Fiscalía refuerza así la hipótesis de que en la trama delictiva participaron miembros de las fuerzas de seguridad, situación que supo ser advertida en el comienzo de la investigación cuando estuvo a cargo la fiscal del área de flagrancia, Rosana Peresín, que intervino por haber estado de turno.
De hecho, los testimonios recopilados en la pesquisa revelaron en su momento que los delincuentes que hicieron el copamiento realizaron manifestaciones sobre la vida personal de los guardias de la dependencia policial ubicada en el kilómetro 14. Como, por ejemplo, dónde vivían los uniformados y el jefe de la repartición, que es oriundo de la ciudad de Coronda.
Inclusive, al momento de ingresar a la celda en donde había dos presos, los delincuentes le dijeron a uno que sabían que estaba imputado por un delito sexual. “Vos estás acá por pito duro”, dijeron y evidenciando así que tenían información sobre quién era y por qué causa había quedado detenido.
El otro dato que potencia la posible complicidad policial en el robo es la detención de Sebastián P., quien se desempeñó en distintas comisarías de la Unidad Regional I, entre ellas la Subcomisaría 14 de Colastiné Norte y la novena de Santa Fe capital. En la actualidad oficiaba como jefe de la sala de monitoreo de la Municipalidad.
Ambos policías serán llevados a una audiencia de imputación que tendrá lugar en tribunales y cuya fecha aún no fue definida ya que la Fiscalía pedirá la duplicidad de los plazos de detención por lo que los cargos serían atribuidos al final de la semana.
Junto a los agentes de la Policía de Santa Fe también fueron detenidos otros tres civiles también implicados en la causa que investiga lo ocurrido en la Subcomisaría y que hasta entonces tenía como únicos implicados a dos hombres oriundos del barrio Villa Hipódromo identificados como Luis Alberto Leguizamón (44) y su sobrino Matías Leguizamón (23) e imputados por robo calificado por el uso de arma y por haber sido cometido en poblado y en banda y privación ilegítima de la libertad agravada por haber sido cometida con violencia.
En tanto, fue detenido el hijo de Leguizamón (Luis) pero como es menor de edad su situación procesal fue abordada en el Juzgado de Menores de Santa Fe en donde fue indagado y luego liberado por falta de pruebas ya que ninguno de los testigos lo reconoció como uno de los asaltantes, situación distinta a lo que ocurrió con sus familiares en la Justicia de mayores.
El suceso que investiga la Justicia, ocurrió entre las 00:30 y la 1:10 de la madrugada del 17 de noviembre de 2022 cuando un grupo comando entró a la Subcomisaría 20 y al grito de "vamos a achacar" redujo a los dos suboficiales que prestaban servicio y se encontraban de guardia. Luego ingresaron a la celda y golpearon a dos presos imputados en delitos que se tramitan en la Justicia provincial.
Tras el copamiento, una parte de la banda fue hasta una vivienda contigua, tipo grupo comando, y asaltó a una pareja que dormía y a la cual también golpearon y agredieron física y verbalmente. Allí se alzaron de varios electrodomésticos y los colocaron en un Peugeot 207 que era propiedad de la pareja y huyeron a toda velocidad.
Mientras que en paralelo, la otra parte de la banda que quedó en la Subcomisaría subió a un móvil policial (una Volkswagen Amarok) y huyó hacia al sur junto con los otros delincuentes. Al llegar a Colastiné Sur se tirotearon con la policía, pero ninguno pudo ser detenido por los agentes del Comando Radioeléctrico de la Costa que iniciaron la persecución.
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