Esta organización, que tenía varios eslabones que repartían además de droga sus funciones, quedó en la mira de los investigadores a partir de la violencia que empezaron a irradiar en enero y febrero de este año, cuando se produjeron siete homicidios en Villa Gobernador Gálvez, una ciudad vecina a Rosario, donde desde hace años la violencia extrema es la marca de los grupos que se dedican al narcomenudeo, que, en la mayoría de los casos, están vinculados a bandas de Rosario.
Esa seguidilla de crímenes, que alteró las estadísticas de homicidios en enero y febrero en el departamento Rosario, luego de un año con una baja del 65%, provocó preocupación en el gobierno de Maximiliano Pullaro ante la posibilidad de que se tratara de un recrudecimiento de la violencia narco.
Allanamientos masivos y detenciones
En el Ministerio Público de la Acusación crearon una unidad especial, integrada por varios fiscales, para enfocarse en investigar qué ocurría en esa zona del sur del departamento Rosario. La pesquisa llevó a los investigadores a detectar a varias bandas que se dedicaban al microtráfico de drogas, ligadas, en su mayoría a dos barras bravas locales, como Newell’s y Coronel Aguirre, este último, un club que está ubicado en el corazón de Villa Gobernador Gálvez.
A raíz de estas investigaciones las fuerzas federales y la Policía de Investigaciones de Santa Fe realizaron a fines de septiembre 110 allanamientos en Rosario, Villa Gobernador Gálvez y varias cárceles, entre ellas la de Piñero, que se encuentra a 30 kilómetros de Rosario, y las penitenciarias federales, como Ezeiza y Marcos Paz, donde están detenidos en sectores de alto perfil, bajo aislamiento, integrantes de la banda de Los Monos.
presos alto perfil carcel de piñero 1.jpg
A fines de septiembre hubo 110 allanamientos en Rosario, Villa Gobernador Gálvez y varias cárceles, entre ellas la de Piñero. (Imagen de archivo)
Según información difundida por el Ministerio de Seguridad Nacional, este operativo dejó un saldo de 33 detenidos (varios en calidad de demorados), entre ellos, Alejandro “Zapa” Vallejos, jefe de la barra de Newell’s con vínculos con la banda de Los Monos, y José “Yiyo” Medrano, líder de la barra del Club Coronel Aguirre y empleado de la Municipalidad de Villa Gobernador Gálvez.
De acuerdo al documento difundido de manera oficial, hay 20 personas que se mantienen prófugos. En el despliegue de las fuerzas de seguridad se produjo “el secuestro de armas -dos escopetas, una pistola tumbera, dos revólveres calibre 22 y un revólver calibre 32.-, drogas y millones en efectivo, y puso bajo la lupa a empleados municipales y a una agente policial por presunta complicidad”.
De una tribuna a la otra
En la imputación que hicieron los fiscales Pablo Socca y Brenda Debiasi, Vallejos y Medrano son engranajes centrales de las redes narco-criminales que operan en el sur de Rosario y que continuaban articulándose con líderes presos que pertenecen al entramado de Los Monos, como Cristian “Pupito” Avalle, Carlos Damián “Toro” Escobar y Jonatan “Jano” Fernández.
Según la información difundida, “la investigación confirmó que las organizaciones criminales estaban lideradas desde prisión por Avalle, Escobar y Fernández, responsables de gerenciar el narcomenudeo y las extorsiones en la región. La mayoría de los domicilios allanados pertenecían a familiares o parejas de los cabecillas, que actuaban como operadores de la red en territorio”. “Los procedimientos fueron ejecutados por la División Antidrogas de la Policía Federal Argentina, la Policía de Investigaciones de Santa Fe, la División Judiciales de la Unidad Regional II, grupos tácticos de la Agrupación Cuerpos y la Gendarmería Nacional”, agregaron las fuentes.
Uno de los detenidos más relevantes por su historial criminal es Alejandro Daniel Vallejos, alias Zapa, quien es considerado por los investigadores como uno de los referentes de la barra brava de Newell's. Ese lugar en la tribuna lo copó como delegado de la banda de Los Monos.
LEER MÁS ► Dos teléfonos pueden ayudar a profundizar una causa de corrupción en la Justicia federal
En las últimas semanas fue mencionado como parte de los miembros de la hinchada que permitieron la presencia en el paravalanchas de personas que anteriormente formaban parte de la barra de Rosario Central.
Entre ellos el recientemente asesinado Juan Domingo "Cascarita" Ramírez, y Juan José "Juancito" Gómez, detenido por su presunta participación en un ataque a balazos. A la par de la violencia, la organización necesita dólares para operar, más específicamente para la adquisición de la droga. Y en ese circuito en el que se requerían divisas, eran claves Stéfano López y Antoine Arabian, quienes vendían dólares a precio blue a la organización.
Una red narco con homenaking y billeteras virtuales
De acuerdo a la investigación, la banda recibía grandes cantidades de cocaína que la distribuían entre los distintos miembros para su venta. El dinero recaudado luego era rendido vía transferencia –bancaria o a través de billeteras virtuales– a Rubén Rodríguez. Lo llamativo era que esta organización, dividida en redes, exponía que cada vendedor de estupefacientes podía, a su vez, tener una pequeña subestructura organizada a su cargo.
Fernández era quien supervisaba el funcionamiento de esta red desde el pabellón 5 de la cárcel Pîñero, con el respaldo de otros reclusos de peso en la geografía narco –detenidos en penales federales-, como Leandro “Pollo” Vinardi, Carlos Damián “Toro” Escobar y Cristian “Pupito” Avalle.
Hinchadas Newells Rosario Central
Las bandas narco coparon los núcleos duros de las hinchadas Newell’s y de Rosario Central por una estrategia y necesidad propia del negocio narco.
Escobar y Vinardi, junto con Ariel Guille Cantero, líder de Los Monos, fueron quienes desplegaron una bandera el 24 de junio de 2023, durante el partido de despedida de Maximiliano Rodríguez en la cancha de Newell’s. El trapo gigante tenía tres caricaturas. Un “pollo”, que hacía alusión a Leandro Vinardi, un “mono” con lentes, por Guille Cantero, y un Toro por Carlos Escobar. Esa exhibición demostró el poder de la banda narco dentro de la barra, luego de los problemas internos que provocaron varios muertos.
El vínculo de Los Monos con las hinchadas
Los últimos capítulos en torno a Los Monos demuestran que siguen con el control del brazo violento de la hinchada. Este viernes la Policía de Investigaciones (PDI) detuvo en la casa de la esposa de Vinardi al actual jefe de la barra leprosa Luciano Gallardo, alias Lucho, que está acusado de balear la semana pasada la casa de una integrante de la comisión directiva del club.
Las bandas narco coparon los núcleos duros de las hinchadas Newell’s y de Rosario Central por una estrategia y necesidad propia del negocio narco, que tiene varias raíces. Una es incrementar la fidelización a partir del “amor” a la camiseta con el grupo criminal, como ocurrió en el club del Parque de la Independencia con la banda de Los Monos. Otra es controlar los negocios paralelos en torno al club, como, por ejemplo, el alquiler para espectáculos del estadio cubierto, como así también el merchandising no oficial, los trapitos, la venta ambulante y hasta los pases de algunos jugadores. A esto se suma, el dominio territorial que tiene la hinchada en determinados barrios, que significa el control de determinadas zonas. Muy pocos se animan a desafiar ese entretejido mafioso.
LEER MÁS ► Las TOE buscan cerca de Victoria a un narco involucrado en el crimen de Pillín Bracamonte
Esta mafia enquistada en esta institución llegó a cometer crímenes terribles y amenazas de extrema gravedad, como la que sufrió el jugador Ángel Di María. En marzo del año pasado, a su hermana le dejaron en la puerta de su inmobiliaria una caja con la cabeza de un chancho con un disparo en la cabeza. Y el country donde vive la familia del jugador fue tiroteado. Estas intimidaciones buscaban que el futbolista no volviera a Rosario Central, algo que se concretó recién en julio pasado. Quienes llevaron adelante estas acciones eran barras de Newell’s que pertenecen a la banda Los Monos, encabezados por Alejandro Ficcandenti.
En Rosario Central, los crímenes de Andrés Bracamonte, alias Pillín, y Ricardo Attardo, jefes de la barra, el 9 de noviembre pasado, expusieron que el crimen organizado pretendía quedarse con el control de esa barra, que tenía también una fuerte influencia desde hace tiempo del clan Cantero. Tras la muerte de Bracamonte, que lideró la hinchada durante más de dos décadas, asumió la jefatura de la barra un miembro de un grupo criminal que se denomina Los Menores, que está sospechado de pergeñar el asesinato de Pillín.
Ley antimafia en Rosario
El 16 de julio pasado, el Ministerio de Seguridad Nacional solicitó ante los fiscales y jueces federales de Rosario que se ponga en práctica, por primera vez en el país, la ley antimafia en Rosario. Con la aplicación de esta normativa buscarán desarticular, con herramientas de investigación distintas de las convencionales, una nueva generación de narcos que surgieron en esta nueva etapa, luego de que fueran encarcelados y se los mantuviera aislados a los principales líderes de los grupos criminales, como Los Monos, Esteban Alvarado, Los Funes y Caminos. La particularidad es que esta nueva generación de narcos está vinculada de manera más cercana a las hinchadas de fútbol de Rosario.
Uno de los objetivos de la ley antimafia es atrapar a Matías Gazzani, el narco cuya recompensa por datos que favorezcan su detención el Ministerio de Seguridad Nacional fijó en 10 millones de pesos. Luego se sumó la provincia de Santa Fe con una paga de 60 millones de pesos. Es quien ordena a la banda de Los Menores actuar con extrema violencia.
LEER MÁS ► El sicario que controló por videollamada desde la cárcel el asesinato de un "sapo" narco
La interpretación que hacen en el Ministerio de Seguridad Nacional es que Gazzani es el referente de una especie de cooperativa narco, que está en plena expansión en Rosario y la región, luego de que los líderes de los principales grupos criminales fueran encarcelados y se encuentren bajo un régimen de aislamiento en las cárceles federales. Lo que buscan evitar es que este narcotraficante, que tiene pedido de captura de PROCUNAR y de la justicia provincial, siga en un proceso de expansión, con nuevos negocios vinculados a la droga, y el problema de la violencia en Rosario vuelva a generar problemas serios, después de la caída de los homicidios que comenzó el año pasado, cuando los asesinatos bajaron un 65 por ciento con respecto a 2023.
El temor latente es que el escenario criminal de Rosario, que comenzó a cambiar a partir de la baja de los homicidios, vuelva a reproducir un escenario de violencia donde los sonidos de los disparos enciendan el pánico y se conviertan en un ritual natural. No hay un crecimiento desmesurado de crímenes, pero el negocio del tráfico de drogas creció bajo otra modalidad. En el primer semestre de 2025, el departamento Rosario registró 68 homicidios, 10 más que en el mismo período de 2024, cuando hubo una baja pronunciada del 65 por ciento con respecto a 2023. Lo que se ve, según apuntan fiscales que investigan los asesinatos, son “crímenes selectivos”, como, por ejemplo, contra Los Monos.